Juan Pablo Balcazar

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Juan Pablo Balcazar

Chiva’ Quartet, UnderPool 2018

Aunque el disco se grabó en el 2016 en el estudio de Sergi Felipe (si eres asiduo de Robadors 23, ya lo habrás escuchado en directo) ahora después de pasar por la producción de Hartosopash, sale definitivamente a la venta. Juan Pablo Balcazar además de ser un contrabajista imprescindible en la escena jazzística del momento, siempre ha estado reivindicando su folklore colombiano. Ha reunido Balcazar un cuarteto de lujo, con el venezolano Juan R. Berbín que al igual que Balcazar combina majestuosamente la pasión por el folklore de su país con otras músicas totalmente diferentes (Seward), en el piano Marco Mezquida (otro grande sin fronteras estilísticas)  fiel compañero de Balcazar en la dinamización del jazz en esta ciudad. Y a la flauta el malagueño Fernando Brox. Me parece muy acertada la elección de Brox, posiblemente cualquier de los vientos que acompañan a Balcazar en su Piragua MTM, 2014 hubiesen sonado bien en el proyecto pero la flauta creo que sin pretensiones de destacar (quizás a los saxos les resulte más difícil) aporta al trio una calidez especial. Balcazar me explicaba que ha querido recoger músicas diferentes de su país, mientras los Bambucos y los Pasillos pertenecen al folklore de la cordillera de Los Andes, las Cumbias y los Porros son ritmos de la costa colombiana caribeña. Respecto a las composiciones, Balcazar ha alternado temas suyos con clásicos o con composiciones de autores contemporáneos suyos. Empieza el disco con Gloria Beatriz un bambuco de León Cardona García uno de los clásicos del folklore colombiano, Mezquida recoge esa melodía preciosa que hace al bambuco atemporal y Berbín lanza el compás a lo más alto, creando imágenes de bailes que uno imagina lleno de coloridos y sonrisas picaronas. Cuándo entra la flauta de Brox, se cuela sin pretensiones, pero jugando perfectamente al lado de Mezquida a reforzar la melodía. Camino de Pozo Azul (José A. Morales) ahora es el contrabajo de Balcazar el que a dúo con Brox presenta el tema. Un pasillo de alegre discurrir, con cambios de ritmo que vuelve a proponer Berbín y que pronto permitirá a Mezquida jugar a meter notas rápidas, pronto Berbín secunda el juego del pianista. Lucía (original de Balcazar) este hombre es increíble. Es un porro lento que durante más de siete minutos te lleva de viaje a descubrir como el folklore de cualquier país cuándo lo interpretan músicos como estos, sin perder un gramo de ternura puede dejar pequeños espacios para que el músico improvise y hable de sus sentimientos sin perder el compás. Al Chichimocha, un pasillo que parece muy clásico pero me confesaba Balcazar que lo compuso el joven Juan Andrés Ospina que vivió por Barcelona hace unos años y ahora según Balcazar “está petándolo en Nueva York” de nuevo, hay momentos en que la libertad permite a Mezquida irse por las ramas (unas ramas altas pero seguras) y a Berbín corretear a su lado sin red de seguridad. A mitad del tema entra Brox dándole al tema un giro muy interesante, Berbín saca sonidos inquietos por atrás y Balcazar manteniendo el pulso a la tradición cierra el círculo perfecto. Vuela más que el viento, vuelve el aire romántico del bambuco, la flauta se hace todavía más dulce, Berbín retoma los tambores del baile de plaza (en el fondo un viento y un tambor siempre han sido lo básico para cualquier celebración de fiesta mayor) y las faldas de las mujeres vuelven a reflejar los colores de los cielos andinos. Maestro Nicanor arranca un solo de Balcazar, potente desfigurando un pasillo  que nace libre ya desde el principio. Brox apuesta por insinuar la melodía, pero Balcazar ha dado permiso al trio y Berbín juega a mezclar y combinar. Mezquida compagina la tradición con la libertad. Si preguntásemos a cualquiera sobre músicas folclóricas de Colombia creo que una mayoría citaríamos la Cumbia, Balcazar ha escogido Navidad Negra del maestro José Barros, Brox se luce con un sonido limpio que te lleva directamente a las montañas más mágicas, mientras que el trio le ofrece un colchón rítmicamente seguro dónde poder descansar. Para cerrar Sa Mesquida (claro homenaje al pianista de Menorca) me comentaba Balcazar que es un pasillo pero él lo define como pasillo mediterráneo, Berbín coge las escobillas, Brox sopla más dulce que nunca, si estas atento descubrirás que hay otro viento, se trata del saxo tenor de Pintxo Villar, Mezquida se desliza arriba y abajo por un piano de almíbar y Juan Pablo Balcazar vuelve a firmar una composición atemporal de las que merecen estar incluidas en cualquier Real Book contemporáneo. Un disco precioso que no debería encasillarse ni como folclore colombiano ni como jazz, sólo como música grande, de la que es obligatorio consumir al menos una vez al día. + info  | relacionados 

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