Juan Antonio Moya sextet

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Emergents Barcelona Music Festival. Auditori 9 de abril de 2018

Juan Antoni Moya es un joven guitarrista, que según me contaba un amigo, después de conseguir las mejores notas en el ESMUC ha decidido dar un gran paso y publicar su primer trabajo, Bordón Negro. Mucho público para un lunes, y un público fiel, buena señal. Empezó él sólo con unas granainas, Cala Romana, que dejaron claro que conoce bien lo que se lleva entre manos, un tema que demostró que lo suyo son horas de dedicación y buen gusto. Se incorpora Pablo Gómez  Molina  a la batería y dos palmeros, reconozco a mi admirado Salao y a Ángel Márquez (a Márquez no lo conocía, pero bailo tres minutos que me dejaron tocao) pero eso sería después, tiempo al tiempo. Hicieron una solea titulada Perdí mi centro y Salao en cuanto tuvo ocasión metió sus quejios (me comentaba Marc López, segundo guitarra, que lo de Salao siempre es una aventura y no se puede prever) Sale Ismael Alcina al bajo y Marc López a la guitarra y tocan unos tangos, a Marc ya lo había escuchado en el proyecto de Entre orillas, es un joven guitarrista que toca seguro y sabe acoplarse al sexteto con el compromiso del papel que ocupa, no siempre es fácil ser segundo guitarra. Al bajista no lo conocía y me gustó mucho. Creo que el sonido del bajo hace muy diferente este proyecto de lo que sería un cuadro más puramente flamenco, el bajo lo acerca a otras músicas y engrandece el proyecto, sin quitar mérito al resto del grupo, por supuesto. Siguen con unos tanguillos, y después con una sevillana, para sorpresa mía (no es de los palos que se suelen escuchar en este tipo de conciertos) se la dedicó a sus abuelos Francisco y Carmen y volvió a demostrar que no hay  palos de segunda si se hacen con todo el corazón, creo que es la sevillana más bonita que he escuchado nunca. Marc López se fue con los palmeros, Moya arrancó por bulerías, la batería de Gómez Molina, los tres palmeros y un bajo que conoce otras músicas conseguían un momento único. Me quedé mirando la manos y los pies de Márquez y era fácil adivinar que algo iba a suceder, y así fue, salió delante y se marcó un baile de los que sólo ocurren cuándo el que baila lo necesita. Volvió López a su guitarra y cerraron la noche con una rumba buena. Un público feliz que correspondió con mucha gente comprando el disco a la salida, lo mejor para demostrar la calidad de un proyecto, echo con ganas y conocimiento de causa. + info | relacionados

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