Josep Borrás & Oriol Castellví
Josep Borràs & Oriol Castellví
La Passió a toc de jazz
Barona Produccions, 2006
Muchas veces, más importante que la composición original es el arreglo del orquestador. Tras el proceso de postproducción se obran verdaderos milagros, convirtiendo la mediocridad en auténticas joyitas. Lo que demuestra que un artista no sería en ocasiones ni la mitad de bueno de no ser por el paladín que a la sombra la unge con los óleos del éxito. Y aunque no es el caso de Josep Borràs –pues bastante notable es la partitura de su autoría–, la transformación a la que Oriol Castellví somete La Passió resulta estupenda.
A muy buen ritmo de swing y con un evidente peso del violín, Castellví dota a las nueve versiones en clave de jazz de una autonomía que las revaloriza aún más. Si hace unas semanas se hablaba aquí de la primera grabación en cd de la banda sonora que acompaña esta tradicional liturgia popular, conviene también reivindicar este simpático experimento que fraguó Castellví con varios músicos destacados del panorama jazzístico catalán: Oscar Domènech, Xavi Jorba, Jordi Matas y Marc Cuevas (integrante del Gonzalo del Val Project), más la voz invitada de Mariona Pallach cantando en scat uno de los cortes.
Sin caer nunca en la frivolidad, las revisiones que hace Castellví de la música de Borràs traslada la imaginación del oyente a otro tiempo y lugar, independientemente de la historia bíblica en la que se basa. Entre aires de son, bossa, blues, ragtime y lounge parecen colarse imágenes cotidianas en un viejo saloon del Far-West (Eucaristia), cuadros costumbristas protagonizados por trileros y rufianes en un iluminado callejón del So-Ho (Guariment d´un lleprós) o piezas para escenas de alguna película donde los personajes se dan el último beso bajo la lluvia antes de que uno de ambos suba a ese tren para no volver nunca más (Comiat). Castellví ofrece atmósferas renovadas para reintepretar a un Jesús algodonero (L´Hort de Getsemaní), conjuntar samba y klezmer (Preludi de la samaritana) y homenajear a Django Reinhardt con aires de gypsy manouche (Pans i peixos). En definitiva, un producto muy agradable que contribuye a acercar a un amplio público una obra que, sin su apoyo escenográfico, difícilmente hubieran conocido. // Iván Sánchez Moreno