17 Hippies

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“El Dorado"
Hipster Records / Resistencia, 2009

Es una discusión clásica la que trata de dirimir sobre si existen músicas que sean capaces de describir cada una de las grandes urbes cosmopolitas. Y es algo que cuesta defender. Sin embargo es lógico asociar “bandas con ciudades”. Por lo menos a mi me pasa. Ojos de Brujo y Barcelona, Nueva York y Gogol Bordello y ¡como no!, Berlín y 17 Hippies. Quizá es porque he visto a esas bandas en esas respectivas ciudades o quizá simplemente porque el subconsciente se queda con esa asociación. Pues valga esta intro para explicar que 17 Hippies, formación que en realidad se compone de 13 músicos, tiene una relación con Berlín muy importante. Dicen los entendidos que esta multikulti banda captan con su música el ritmo y el sonido de su ciudad. Y debe ser así, porque si Berlín es sumamente atractiva, la música de 17 Hippies también lo es. Según su historial El Dorado significa su tercer disco en estudio pero su noveno disco editado. Y quizá sí que para definir su música, y sin que sea peyorativo, se podría utilizar esa etiqueta de “músicas del mundo”, porque lo mismo se atreven con una danza israelí que con un ritmo turco, con un vals, un zydeco o con música klezmer o balcánica. Su biografía indica que nacieron allá por el 1995 y tienen en su haber bastante más de ¡1500 conciertos!. La formación de cada uno de los músicos revela influencias desde el rock-pop, la música clásica o el jazz y se refleja en los instrumentos que tocan: acordeón, trombón, trompeta, violines, violonchelo, clarinetes, ukelele, banjo, bouzouki irlandés, guitarra, doble bajo, harmonium indio y más… y todo acústico. Sus directos son verdaderas fiestas musicales. Se lo pasan bien y saben transmitirlo. Pero volvamos a su reciente disco. El Dorado reúne doce sugerentes canciones que, como es normal en esta banda, utiliza diferentes géneros musicales, ritmos e idiomas. Lo bueno de todo es que a pesar de esa dispersión de estilos, el disco acaba sonando a ellos y eso es bien difícil. Aunque su propia definición es sencilla “Lo que hacemos es más que nada musica para bailar”, tesis demasiado simple para hacerse una idea de todo lo contenido en este brillante disco. Porque en él podemos encontrar desde dos preciosos instrumentales Arcanul, un tema tradicional moldavo al cual le imprimen una velocidad digna de la fanfarrias gitanas, o Kaukapol, tradicional rumano que seguro incendiará sus directos. Pero estos temas impulsivos contrastan con Bounding For Morning, una balada melancólica que parece extraída del mejor y precioso folk inglés o Adieu, otra balada que suena a chanson francesa pero cantada en un dulce alemán. Pero también hay mezcla de cajun con melodía turca en Uz, o mezcla de música del este con aromas de Bollywood en La Zona Drom, o colores mexicanos en una “canción nocturna al lado de un río”, Atchafalaya. Pero para mi la catedral del álbum es Welcome To My World, y aunque no me gusta utilizar comparaciones, suena como la mezcla perfecta entre Devotchka y Calexico. Es de aquellos temas en los que no te importa que la tecla repeat se estropee. Y a resaltar sus interesantes textos que, gran detalle, están traducidos al castellano  y abarcan todos los sentimientos, desde la ironía a la tristeza o la alegría. Lo dicho, capaces de conseguir de la dispersión esta unidad que es El Dorado: “lugar que atrae a todos y que promete la felicidad”. Difíciles de definir y por lo mismo ¡incomparables!. // Miguel Amorós.