John Zorn – Complete Masada

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - John Zorn – Complete MasadaJohn Zorn – Complete Masada
Barcelona, L’Auditori 
27 y 28 de junio de 2007

Todo un lujo, y una temeridad, lo que nos ofrecieron los activistas musicales de Arco y Flecha, al programar durante dos días en la solemne sala grande de L’Auditori de Barcelona el espectáculo Complete Masada: nada más y nada menos que cinco de los proyectos del indescriptible John Zorn. Doce músicos, muchos de ellos lideres de sus propios proyectos, puestos al servicio de la mente y el cuerpo de este monumental saxofonista. 
Pero antes unas pequeñas notas sobre Zorn por si os es desconocido. Aunque no sobre su biografía, que sin duda podéis encontrar por el medio virtual, sino sobre sus declaraciones, ya que hace tiempo que apenas concede entrevistas y sus opiniones me parecen harto interesantes y necesarias para comprender su universo musical. 
Empieza. “El término jazz por sí mismo no significa nada para mí en cierta manera. Los músicos no piensan en términos de parcelas. Sé lo que es la música jazz. La estudié y la amo. Pero cuando me siento a crear música, se juntan muchas cosas y a veces me inclino más hacia el lado clásico, a veces más hacia el jazz o hacia el rock, a veces no me inclino hacia ningún sitio, todo flota en el limbo. Pero no importa dónde caiga, es siempre algo imprevisible, no pertenece a ninguna parte, es único y diferente. Es algo que nace de mi corazón y no conecta con esas tradiciones”. 
Continúa. “Si tengo que decir a qué tradición me siento más cercano, diría el avant-garde. Quisiera ver el avant-garde, la música experimental, aceptada como un género por y en sí mismo. Me gustaría ver secciones de música experimental en los grandes almacenes, no sólo en las tiendas que tienen compradores inteligentes, como Other Music o Amoeba en la Costa Oeste, tiendas pequeñas dirigidas por gente que cree en esa música y contrata gente que la conoce, lugares donde puedes ir  y decir ‘recomiéndame algo interesante’ y lo hacen. ¿Recuerdas eso? Eran los tiempos de las buenas tiendas de discos”. 
Y termina. “Yo hago música, y muchas veces no entiendo completamente lo que estoy haciendo. Lo entiendo diez años después. Trabajo por intuición muchas veces y muchas veces no puedo explicar exactamente lo que estoy haciendo.” 
Pues aunque él mismo no lo sepa explicar, sí que le ha puesto etiqueta a su mezcla de música clásica, punk, free jazz, hardcore, rock, metal o noise: radical jewish culture. Dicen que sus composiciones, al menos para este proyecto de Masada, tienen cadencia folclórica y remiten a la música tradicional judía, algo para mí difícil de apreciar. Pero eso es lo que pudimos escuchar en esos dos días: “la música de Masada, pero tocada de formas diferentes”. 
El jueves se inició el festival con Bar Kokhba: Marc Ribot, guitarra, Mark Feldman, violín, Erik Friedlander, violonchelo, Greg Cohen, bajo, Cyro Baptista, percusión, y Joey Baron, batería. Frente a ellos y de espaldas al público, Zorn dirigiendo la banda. Pero no como un clásico director de orquesta, para nada: a veces era el índice de su mano el que daba entradas o salidas de los músicos al ritmo; a veces, sus manos gesticulando ampliamente; a veces, su cabeza; a veces, todo su cuerpo. Un espectáculo, vaya. Este sexteto, mezcla de cuerdas y percusión, presentó el repertorio más asequible de Masada, pero no por ello fue menos intenso. El violín de Mark Feldman y la guitarra de Marc Ribot despuntaron en esas descargas musicales. 
El relevo lo tomó la formación Jamie Saft Trio: Jamie Saft, piano, Greg Cohen, bajo, y Kenny Wollesen, batería. Fue la única formación en la que no intervino Zorn. La complicidad con Saft, el componente más joven de todo el proyecto, quizá fuera la causa. Ellos presentaron unas composiciones más cercanas al jazz y al free jazz, que fueron, en general, los momentos más relajados del día, pero repletos de calidad. Este trío dio paso a otro trío, diametralmente opuesto: Marc Ribot, guitarra, Trevor Dunn, bajo, y Calvin Weston, batería, con Zorn dirigiendo y “manipulando” de nuevo a los músicos. Ellos tres mostraron una cara mucho más contundente que las anteriores propuestas: música más eléctrica, más afilada, en muchos momentos estridente, pero plena de fuerza. Así acabó el jueves. Y todo el público puesto de pie. 
El viernes se abrió con el trío de cuerdas Masada String Trio: Mark Feldman, violín, Erik Friedlander, violonchelo, y Greg Cohen, contrabajo. Se colocaron en el centro del escenario, muy juntos. Y de nuevo frente a ellos, sentado en el suelo, Zorn. La complicidad y la sincronización entre los tres fue superlativa, ya fueran piezas más líricas o más enérgicas. De nuevo genial. Ellos dieron paso al plato fuerte de todo el festival: el octeto Electric Masada. Presidido por John Zorn, saxofón, formó con Marc Ribot, guitarra, Jamie Saft, teclados, Ikue Mori, programaciones, Trevor Dunn, bajo, Cyro Baptista, percusión, y Joey Baron y Kenny Wollesen, batería. Sí, habéis leído bien, dos bateristas y un percusionista, los tres impresionantes con sus instrumentos. El repertorio hizo sobre todo referencia al doble disco At the mountains of madness(Tzadik, 2005). Pero aunque los temas fueran los mismos, con Zorn ya se sabe que siempre suenan diferentes porque la dosis de improvisación es muy alta. La música salía de la banda a borbotones y Zorn seguía con su particular dirección: con una mano tocaba el saxofón y con la otra dirigía a la banda como si de un instrumento se tratara. Pero su complicidad con los músicos es tal que parece pura telepatía.
De nuevo L’Auditori acabó de pie y rendido a su frenesí musical. No en vano, pasión, honestidad, imaginación y creatividad son los conceptos que Zorn admira en un músico y cada uno de los que participaron en esta maratón tan particular los cumplió con creces. Ahora seguro que tocará esperar varios años para volver a disfrutar de este incontinente creativo y de sus arrolladores músicos. No lo dudéis: esperaremos. // Miguel Amorós