Joe Bataan & Los Fulanos Sala Apolo, Barcelona 15 de febrero de 2008
Un cañonazo. Así fue el concierto que nos regaló Mister Bataan o Mister New York, como se prefiera llamar a este bravo afroamericano-filipino que vivió y sufrió la “caldera del diablo” cuando el East Harlem neoyorquino vivía sus temperaturas más altas. Resultaba curioso charlar con jóvenes de “veitipocos” que creían que lo que sonaba esa noche en la Sala Apolo era algo nuevo.¡Un repertorio enterito de la década de 60, sonaba a nuevo! Increíble, pero cierto. Y es que lo que allí se escuchó era de una modernidad aplastante, precisamente porque era genuino y auténtico y, como tal, atemporal y eterno. Sin experimentos raros ni fusiones estrambóticas. Algo a lo que estamos poco acostumbrados y, por tanto, suena a inédito. Pero lo que posiblemente también desconocían los sectores más jóvenes y no salseros, es que este hombre fue el líder de una temida banda de delincuentes de la época, al tiempo que daba sus potentes conciertos donde la salsa, el soul, el funk y el R&B se unían con la “guapería” propia de alguien que tuvo que sobrevivir al límite y en constante estado de urgencia. Mientras otros grandes nombres del momento como Ray Barretto, Larry Harlow, Bobby Valentín o Héctor Rivera, se instalaron finalmente en los sonidos salseros y el latin-jazz, Bataan se mantuvo fiel al boogaloo y se convirtió en el indiscutible rey del latin soul, con una docena de discos en su haber y un estilo único que ha llevado por medio mundo. Sin ensayos, solo con un directo –el de su actuación el día anterior en la Sala Sol de Madrid –, pero con el ingrediente básico para conseguir este sonido: la rabia. Así fue como Los Fulanos se dejaron dirigir por uno de sus mitos y sonaron de muerte. No podía haber más química entre ambas partes: Bataan tenía frescura, sangre joven e ímpetu; mientras que la mejor banda de boogaloo y latin soul que tenemos en el país, recibía las tremendas lecciones de buen sonido y mala vida de este implacable neoyorquino. Con 66 años y un denso pasado lleno peligrosidad y alevosía, Joe Bataan estuvo más en forma que muchos de nosotros. Así que no queda otra: empezar a pensar mal de esos médicos que recomiendan abandonar los vicios y las malas costumbres. En su lugar, mucho mejor recetar un concierto de Bataan&Los Fulanos. Os aseguro, que a mi me lo curó todo. // MariaJo López Vilalta –La Morocha–