Javier Colis
Javier Colis
Nadie en el espejo, Luscínia discos, 2016
Mucho tiempo sin escuchar nada de este guitarrista que tanto me impresionaba en los 90, Javie Colis nos presenta 12 temas compuestos por el mismo y alguno con colaboraciones de los músicos que le acompañan. Javier Diez Ena al bajo y Adrian Ceballos a la batería (en tres temas entra el violín de Alba Morín) Si en los 90 conociste Vamos a Morir, Demonios tus ojos o Mil Dolores Pequeños, formaciones que capitaneaba Colis o sus colaboraciones en los proyectos de Javier Corcobado ya sabes de que va su música, si te perdiste esta época va a ser difícil etiquetar a este hombre, así que intentaré hablar de su último disco, y saltarme la definición del artista en sí. Espiral, distorsión de guitarra, sección rítmica taladradora y una voz que en espiral te irá penetrando para clavarte en dónde estés sentado, sin posibilidad de escapar. Compruebo que la forma de componer no ha variado mucho, la hipnosis y el minimalismo siguen dominando las frases. Ha venido tu boca, sorpresa, la batería de Ceballos está marcándome un ritmo de baile, pretenden liarme, pero sé que no hay nadie en el espejo, porque son fantasmas. Y no está bien, ha echado mano de la letra de Ahí viene esa mujer, pero la música a mí me traslada a Vamos a morir Por caridad producciones, 1992 y más exactamente a Yecto (una de las canciones que más veces habré escuchado en mi vida) Mono no aware, aunque Colis dice que es más artista que guitarrista aquí demuestra que ese estilo propio de meter pocas notas pero clavarlas en el tempo y en la médula sigue definiéndolo. El violín de Alba Morín engrandece el ambiente y el bajo de Diez Ena permite el equilibrio. En deconstrucción ♯ 2, pues eso una sección rítmica construyendo y una o dos guitarras (vaya usted a saber) deconstruyendo, entendiendo el concepto tal como Jaques Derridá lo planteó, ajeno totalmente a la destrucción. Je vous salue, Marie ante una reivindicación al rezo del Ave Maria o un recuerdo a la película de Godard me inclino a pensar que Colis ha tomado la segunda opción, pero bueno vayamos con el tema. De nuevo la sección rítmica vuelve a potenciar la hipnosis y es esos dos minutos y medio la guitarra de Colis vuelve a la bipolaridad para intentar engañar a nuestros sentidos haciéndonos escuchar lo que no existe, un tema envolvente y maravilloso. Drácula enamorado, y tan enamorado que balada más dulce hasta el bajo de Diez Ena parece usar un eco dulzón que te hace sonreír. Que poco dura el amor, Plan B, vuelve el rojo infierno, en este caso disfrazado de Tom Waits, nunca hubiese imaginado encontrarme al de California instalado en el cuerpo del riojano. Debe ser por el vino. Bueno fuera bromas, me parece una maravilla de tema, y creo que ese juego de desaparecer y volver a resurgir, en los directos puede dar un juego tremendo (hasta Tuxedommon podrían alucinar) En Decostrucción ♯ 1, otro pequeño guiño a la idea de Derridá, o un detallito de cómo manejar los instrumentos de forma que construyan realidades paralelas. Gran Via 62 Blues, cuándo en los 90 escuchaba a Colis con su hermano Nacho o con las formaciones de Corcobado muchas veces pensaba que más que r& Roll hacían blues, pero no el blues que conocíamos sino un doloroso blues que sólo ellos sabían crear. Con este tema ocurre lo mismo, podemos llamarlo blues ya que mantiene esa rueda típica, podemos llamarle blues porque nos trae tristeza. Influx ground control, también podríamos llamarle blues, pero vamos a catalogarlo de experimental, con una introducción de solo de batería más cercano al jazz, empieza Ceballos a direccionar el tema, se suman Colis y Diez Ena y lo hacen también como lo harían músicos de jazz, incluso cuándo la guitarra se vuelve más salvaje seguimos estando cercanos al jazz, siempre que entendamos que la Knnitting Factory fue una de las mejores factorías de jazz. Después de toda una proposición de baile, vuelve la calma, vuelve la tristeza. Una sombra, ahora la voz hermanada con los otros tres instrumentos vuelven a apostar por la melancolía y algún pedal extraño distorsiona la guitarra para llevarnos de viaje al otro lado del espejo, dónde seguro que hay alguien. + info | Candido Querol