Jabier Muguruza
BarnaSants
Auditori Barradas, L’Hospitalet. 20 de marzo de 2015
Nueva invitación del Festival BarnaSants al cantautor vasco Jabier Muguruza y otra vez para un espectáculo especial. Y no se trataba de la presentación de ningún disco nuevo, sino “todo lo contrario”. En está ocasión se anunciaba “un recorrido por su repertorio”, pero con la finalidad de grabar ¡un disco en directo!. ¡Una excelente idea!.
Aunque no será el primero en vivo que tenga en su carrera, porque ya lo hizo en el disco Liverpool-Gernika en 2004 y rodeado de los músicos del LIPA (Liverpool Institute for Performings Arts), la escuela de música que creó Paul McCartney. Aunque si me permiten el comentario, aquel fue un muy buen disco, con unos buenos músicos y con unos buenos arreglos musicales, pero echamos en falta esas enriquecedoras explicaciones que Jabier da normalmente antes de cantar cada una de sus canciones y que muestran sus dotes innatas de comunicador de emociones. El caso es que lo he visto actuar numerosas veces, pero siempre ha sido en Cataluña. Así que no sé si lo que hace aquí, también lo hace en el País Vasco. Quizás allí, como se entiende el euskera, no hace falta que explique de que van sus composiciones, pero diría que esos pequeños “monólogos” forman parte imprescindible de sus show y son todo un lujo escucharlos.
Pero vayamos por el concierto. BarnaSants anunció también que el irunés iba a estar acompañado al piano del siempre fiel y exquisito Mikel Azpiroz, y que iba a contar con las colaboraciones especiales de Mariona Castillo (que justamente conoció en la gira que hizo con los alumnos del LIPA), el cantautor valenciano Feliu Ventura y la también cantautora “lleidatana” Meritxell Gené.
Así que salieron juntos, Mikel y Jabier y este último, con ese tono entre tierno y ligeramente irónico, nos contó una esplendida historia sobre su “país petit” y sobre el despertar de la literatura en Euskal Herria en el siglo XX. A continuación entonó la preciosa y también cruda Yessica, de su último disco hasta la fecha, Beste Hogei. Y lo hizo de esa forma en que Jabier canta sus canciones, utilizando lo mismo la música que los silencios, de esa manera en que el tiempo parece pararse y donde no importa entender el euskera porque suena con una dulzura inusitada, con una sensibilidad a flor de piel y con el único acompañamiento de piano. Además parecía incluso más suelto que otras veces. Cantó de pie y gesticulando sin excesos pero con mucha expresividad. Por algo será que se le concedió, junto al gaditano Javier Ruibal, el premio de la crítica a la mejor actuación del pasado año. Al acabar el tema el público aplaudió y a Jabier se le ocurrió explicar a la audiencia, irónicamente, que toda la actuación iba a quedar grabada y que pedía un poco de entusiasmo para que se recogiera en el ambiente, pero la gente se excedió en efusividad y Jabier, sonriente, dijo que tampoco se pasaran que “eso no colaba”, que fueran sinceros. O sea lo mismo que es él al interpretar sus canciones.
Pero a partir de aquí no queremos descubrir todas las canciones que sonaron, porque sería estropear la sorpresa de ese nuevo cd en directo. pero sí que diremos que en el repertorio que hizo, había representación de sus veintidós años de carrera musical y de hasta siete de la docena de trabajos que tiene en su amplia obra. Que el disco más recurrido fue ese mencionado último cd. Que hubo dos delicados temas instrumentales, interpretados uno al acordeón por el propio Jabier y el otro al piano por Mikel. Que los tres invitados fueron apareciendo alternativamente en algunas de las canciones, que se intercambiaron los idiomas y que confirmaron de nuevo lo bien que le sienta el contrapunto de las voces femeninas a Javier. Eso sin menospreciar el talento, personalidad y valentía de Feliu que hasta cantó en euskera (y bien, según Jabier). Que no podían faltar temas entrañables interpretados con ternura y trascendencia como Mazisi Okeita Denbelek o la clásica Benino edo Benito. Tampoco Tan Petita (texto de Maria-Mercè Marçal) cantada en catalán, o ese íntimo canto a la amistad que es Eskaintza.
No sé lo que habrá quedado grabado de esa noche, solo esperamos que pueda recoger, aparte de la magia, esa fina ironía y también íntima rebeldía que se respira en los conciertos de Jabier Muguruza. Creo que hay que acabar con esa frase, que a veces no sienta bien, pero que es cierta, “deberían haber estado allí” . +Info | Relacionados | Miguel Amorós.