Inés Galván
“Claroscuros” PSide, 2020
Inés Galván es la compositora y cantante de este curioso disco que ha grabado Sergi Felipe para esta especie de “alter ego” de UnderPool que es PSide. Los músicos que le acompañan pueden estar en diferentes escenas pero para mí catalogar de jazz este disco no me supone ninguna duda. Como hice con otras propuestas de gente como Rocío Faks, Mónica de Nut o Esther Condal, por supuesto que si alguien lo quiere colocar en el cajón del pop también está en su derecho. Lo mejor será ir escuchando las canciones y comentar lo que sugiere cada una. Invocación, empieza con redobles de tambor de Pol Ribó y unas palabras introductoras de Inés Galván que nos invita a entrar. Concepto consentido, lo primero que me viene a la cabeza es la influencia del folclore sudamericano, hay unos teclados (Pascal Morente) que se compenetran perfectamente con la voz aguda de Galván y pronto la guitarra de Aleix de Gispert se hace notar, después es el bajo de Juan Pablo Balcazar, poco a poco hemos conocido el cuarteto de músicos que le acompañan. Debajo de un árbol, para que te hagas una idea está tan cerca de Vainica Doble como de Spinetta, sí, es pop, pero la línea de bajo de Balcazar manteniendo el discurso elegante de la guitarra de Gispert, yo lo llamo jazz. A bordo de mi nave (de momento mi preferida) empieza con juegos electrónicos de extraña procedencia, la voz se convierte en un instrumento más y el swing filtrado por los teclados de Morente baten en un instante el blues de Nina Simone con la electrónica europea. Además de un precioso solo de Balcazar. Sigue con Puertas, en las primeras escuchas, cuesta encajar las palabras con la música, pero en el momento en que la voz desaparece ante ese dúo perfecto de Balcazar y De Gispert sin darte cuenta estas esperando que aparezca de nuevo, no para tratar de entender el texto ¿quién quiere entender a la primera lectura un poema? Pues eso, te acostumbras a dejar que las palabras suenen en medio de la música, y poco a poco las frases se adaptan y completan la música, formando canciones. Como pez en la tormenta, ahora el ritmo a pesar de los cambios quiere conducirnos a la suave brisa de una playa, la guitarra de Aleix De Gispert se marca uno de los mejores momentos del disco. La batería y el contrabajo se encargan de un final original que vuelve a romper cualquier concepto previsto. Es lo bueno de este disco esos continuos claroscuros. En Niñas nos vamos a una especie de nana, los rasgueos de la guitarra aportan solo tensión, sin resolver nada, Balcazar tiene un discurso paralelo lleno de ternura. Otra vez en tres minutos nos ha desplazado a diferentes emociones. Preámbulos, aunque parece que se va a imponer una melodía reconocible, sobre todo por la pulsación de la batería que quiere guiarnos, en seguida se desdibuja el camino, cambio de ritmo y la guitarra ha entrado en un fraseo complejo que te deja a la expectativa, cuándo Galván echa mano del scat ya sabes que cualquier cambio es posible. Jumping, introducción de Balcazar, se une la guitarra y ahora Galván en inglés nos traslada a la costa oeste en el momento en que el R&Blues se hermanaba sin dificultad con cualquier estilo, los músicos vuelven a estar al servicio de la voz, arropándola, mimándola, otro temazo, sube el volumen y déjate llevar. El último tema, De pena, vuelve a introducirlo con una pequeña reflexión y volviendo al scat la voz es un instrumento más tensar las emociones, otras reflexiones con el fondo de la batería y la guitarra, este tema es como el resumen de los diferentes escenarios que te has ido encontrando en el disco, de los diferentes claroscuros que definen una persona, una música o un estado anímico. Por si no te habías dado cuenta, no es un disco para reglar en Navidad. A no ser que te lo regales a ti mismo. + info | relacionados.