Haris Alexiou

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Haris AlexiouHaris Alexiou
"Guinda y naranja amarga"
Resistencia, 2007

Este nuevo disco de Haroula, la llamada así por ser, quizás, la favorita, la más querida de las cantantes griegas, podría constituirse en significado puro de ese concepto que la humanidad ha acordado en denominar belleza.
Desde la caja en la que se ha depositado esta joya de álbum, hasta cada una de sus catorce temas, el trabajo de Haris Alexiou es, simplemente, eso, belleza. La cantante, que a estas alturas, es capaz de cantar lo que sea, vuelve en Guinda y naranja amarga a los cantos de su hogar, a la mezcla originaria de esa tierra griega, cruce entre occidente y oriente y cuna de nuestra civilización. Los temas se desarrollan uno a uno en un continuo sobre el filo de ese delgado límite que hilvana las dos orillas culturales. El trabajo de Thodorís Papadópoulos, Smaro Papadopoulou y Makis Seviloglou con las letras es tan delicado que acaban adhiriéndose a la hechizera música compuesta por Thomás Konstandinou. Tras escuchar la Antología de la diva, su último trabajo en el mercado, válida para aprender sobre su itinerario musical, uno queda gratamente abducido con las nuevas canciones, mucho más carnal. La voz de Haris es de esas que surge de la tierra. Seguramente esto ya lo han dicho muchos pero es que no yerran en la descripción. Haris Alexiou podría ser esa gran madre de la vida musical. Su voz interpreta sin esfuerzo, ligeramente gutural, y su canto se mete en el estómago. Junto a los nuevos ritmos y melodías de instrumentos mestizos como el ud, el laúd, las darbukas árabes o las liras cretenses, el conjunto constituye la representación misma de la vida. Del racimo de perlas, varias tienen poder curativo. Los cortes sexto y séptimo deberían ser de obligada escucha para todos aquellos que tienen un día gris, una de esas “minidepres” occidentales, o para aquellos que no encuentran remedio al infortunio.  Bajo tu ventana es una breve improvisación que da paso al tema He vuelto, un diamante que se licua por las venas cuando tratamos de tararear, bailar o sentir en lo más hondo de nuestro ser. La canción proviene del norte del país. También hay otras como Las uvas en donde casi podríamos respirar el olor del mar Egeo. Si exagero, que alguien me lo haga saber; quizás he perdido la razón con las bellas y mágicas canciones de este monumento vocal, madre del Mediterráneo. // Antonio Álvarez