Guillaume Barraud Quartet

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«Arcana – The indo-jazz sessions», TUGCD / World Music Network

Bien sabido es que el jazz y la música hindú se han retroalimentado desde hace tiempo creando una curiosa aleación. Ahí están las inquietudes que hicieron presa en el saxofonista John Coltrane, en cuya última etapa más espiritual conectó con el hinduismo, profundizó en las enseñanzas del Bhagavad Gita y de maestros yoguis como Krishnamurti y Paramasanha Yogananda,. De esa guisa firmó discos de lo más etéreos, de la talla de A love supreme, Ascension o Africa to India. También se podría hablar de la fascinación del guitarrista John McLaughlin con su Mahavishnu Orchestra, de la que no andan muy alejados los presupuestos del Guillaume Barraud Quartet. Por no hablar del peso específico del compositor y violinista hindú John Mayers, un portento con formación clásica, cuya Sonata de violín llegó a ser interpretada por el gran maestro Yehudi Menuhin. Llegados a este punto habría que observar hasta que punto bascula la balanza entre el jazz y la música propiamente india para no llevarse a engaños con el disco de este flautista y compositor galo. Un músico que podría ser el equivalente a lo que Jorge Pardo pergeña dentro del flamenco jazz y que ha colaborado con TRYO, Erkan Ogür & Misirli Ahmet y otras formaciones de la world music. No esperen encontrarse aquí rastros de sitar a lo Ravi Shankar, o de percusión y tablas a lo Trilok Gurtu. Si bien es cierto que muchas melodías de flauta bansuri apuntan a las sonoridades propias de este país del occidente asiático, el entramado de fondo es más el de una orquesta de jazz eléctrico solvente y con personalidad. Pesa más el potente trabajo de acompañamiento que el protagonismo de los solos de Guillaume Barraud, que posiblemente haya delegado en el virtuosismo de sus escuderos para mostrarse sobrio, sin trampa ni cartón, y más adecuado a los cánones musicales del país indio. La vena étnica asoma con firmeza en temas como Kalavati, Hari, Mumbai on my mind y Esquisse. El groove sincopado de la batería de Xavier Rogé (que también presta servicios en el Ibrahim Maalouf Quintet) en Giant Leap, los latigazos de guitarra del magistral Tam De Villiers en Dusk, y la impecable digitación del bajo de Johann Berby, músico de Trilok Gurtu, apuntalan un disco que despide la enjundia de un plato sazonado con  picante curry. + info Relacionados I Miguel  Ángel Sánchez Gárate

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