Gio Yáñez
Gio Yáñez
«Zero point energy», FreeCode Jazz records, 2013
Este maravilloso universo jazzístico gallego que va poblando mi discoteca, se ha extendido ahora hasta El Bierzo, más concretamente hasta Ponferrada, ciudad de donde procede este nuevo guitarrista, Gio Yañez. Presentado por Marcos Pin, la calidad se le supone, vayamos paso a paso. La batería de Miguel Sampaio y el contrabajo de Filipe Louro inician el tema, Soma e sigua, y ciertamente se trata de una rueda típica de presentación, las voces de los solistas irán apareciendo ordenadamente para que te vayas haciendo idea de que va la cosa. Please don’t stop your fucking drama, unas risas de complicidad y el ritmo vertiginoso del septeto se lanzan a la aventura, curioso el dúo entre el vibráfono de Marcel Pascual y el contrabajo de Louro. La afilada guitarra de Yáñez entra desde atrás, sin pedir permiso, certera en su discurso, pero si lugar a dudas el tema todo el tiempo lo dirige la sección rítmica. Here’s the Wheel that kills the will, la voz de Clara Buser, se suma al grupo, en intervenciones puntuales, no te imagines una cantante de jazz, de momento se trata de otro instrumento con intervenciones puntuales. Ahora el protagonismo pasa a manos del saxo alto de José Soares, después la guitarra de Yáñez (doblada con unos efectos curiosos) y secundada de nuevo por una sección rítmica que me tiene atrapado desde el principio, ¡que grandes! Burial of the dead, ahora la voz de Clara Buser tiene más protagonismo, clara como su nombre, precisa en ese mundo complejo de octeto, juguetona entre los ritmos caprichosos de Louro y Sampaio, se alza victoriosa. Respuesta solista de Yáñez que vuelve a aparecer entre cortinas para imponer su toque afilado. Al final se une el saxo tenor de Luis Miguel. Y cierra merecidamente la voz de Clara Buser. The fire sermón, es el tema más corto y para mi gusto el más libre, la guitarra de Yáñez seguramente podría estar sola en este tema pero ha preferido el riesgo de comunicar sin dejar engatusarse por esa endiablada sección rítmica. Datta, dayadhvam, damyata, título enrevesado para un tema nada fácil, de nuevo música pensada para formación grande, detalles que hay que ir seleccionando, ahora sí que el piano de Wilson Correia es el dueño, y todo el grupo va a tener que aceptarlo, incluso el vibráfono. Un tema que crece a medida que avanza, una explosión de colores que demuestra la cualidad del compositor, yeaaah. Para terminar nnd, guitarra y vibráfono creando una atmósfera extraña, entre religiosa y profana, sin dueño ni vasallo, solo dos músicos ofreciendo un dúo rico en matices, colofón perfecto para un disco arriesgado y complejo que merece muchas escuchas para disfrutar de la propuesta de este joven guitarrista. Suerte en tu propuesta. + info | Candido Querol