Sargent García 2011
Sargento García
Bajo el sol de Barcelona, pero mirando a Colombia
Si en la década de los 90, Bruno García, alias Sargento García, nos agitó con su explosiva salsamuffin salida de su particular coctelera llena de rock, reggae y salsa que nos la sirvió en su primer Viva el Sargento (Virgin, 1997), ahora se rinde a los interminables encantos musicales de Colombia con el nuevo trabajo discográfico Una y otra vez (Cumbancha, 2011). Le pillamos de paso por Barcelona donde ofreció dos noches consecutivas de Salsamuffin Sessions endiabladas en las que el francés desde sus platos propone un viaje contagioso desde Jamaica al Pacífico colombiano. Hablamos de música y de su reciente experiencia colombiana, pero inevitablemente, repasamos la actualidad política, social y económica, nos indignamos juntos, denunciamos, recordamos viejos tiempos y aprovechamos para hacer una buena terapia de grupo con este hombre que no sólo tiene bien amueblada su música, sino, por encima de todo, su cabeza.
Sesions de Dj, nuevo disco… ¿estás experimentando con algo más?
Bueno, ahora estoy haciendo mash up con cosas casi improbables: cumbia con Balkan Beat Box, bullerengue con reggae, o con temas de Nirvana o incluso probando ACDC con hip hop… (risas)
Todo eso con Valencia como base… Después de nacer en París y vivir en otras ciudades como Bilbao o Barcelona ¿cómo fue esa elección?
Me vine a Valencia hace cinco años porque allí viven mis hijos y ya que me paso tanto tiempo lejos de gira, prefería estar lo más cerca posible de ellos. Es una ciudad rara, para qué negarlo, muy facha… Pero yo, esté donde esté, ¡estoy en la resistencia! Se han cargado a esa ciudad y la han convertido en una cáscara vacía. Antes al menos tenía lo bueno de un “pueblo”, porque podías aparcar en cualquier sitio, ahora ni eso. Barcelona por ejemplo, también ha cambiado mucho respecto a cuando yo vivía aquí a principios de los 80, pero sigo notando esa energía de libertad que siempre ha tenido y ese empuje de una gran capital.
¿París ha quedado atrás?
No, que va, ahora justo llego de allá, pero sinceramente, siempre vuelvo con mal sabor. Se respira un ambiente de violencia y la gente anda más agobiada que nunca por la calle. ¡Todo es culpa de la política porque cada día nos sacan a relucir algo nuevo para recuperar votos de la derecha! Ya no queda casi nada de ese París de finales del milenio en el que habian grandes perspectivas multiculturales. Ahora tenemos a un experto como Sarkozy en culpar a los extranjeros de todo cuanto pasa en el país, como si llegaran en plan invasor con el cuchillo en los dientes, mientras que vienen para buscarse un posible futuro. La cuestión es encender el ambiente y levantar a unos contra otros, cuando en realidad, aquí estamos todos para lo mismo.
Háblame de tu coup de foudre con Colombia
¡Ese país es bestial! Como sabes yo soy un enamorado de Cuba desde siempre y es una fuente inagotable de música, pero si me encanta Colombia es porque tiene más apertura y todo es más fácil. Es una auténtica explosión de diversidad de ritmos: del reggae al bullerengue, de la electro-cumbia al hip hop… Y luego está lo balcánico que está pegando fuertísimo en Bogotá, donde hay dos o tres colectivos muy interesantes, algo que no es de extrañar porque los ritmos balcánicos tienen la parte gitana más internacional y en Colombia entra muy bien en ritmos como los porros por los metales, igual que en México la música de banda con redobles también tiene cadencias cercanas a la polka… Todo está conectado y Colombia es un punto de conexión increíble desde siempre. Como dicen, el acordeón llegó a Cartagena de un náufrago de un barco alemán y los indígenas lo pusieron en el lugar de sus flautas.
¿Qué ritmos colombianos te han influido más?
Colombia es un país grande con un relieve muy variado y, como él, sus músicas son muy diversas. Desde el Caribe a Pastos, cerca de Ecuador, se encuentran sonidos de todo tipo, muy ricos y muy frescos. La ebullición es tan grande que hay mucho donde beber y disfrutar. Hay grupos como Choc Quib Town que ya han saltado al ámbito internacional, pero luego hay gente como la Mojarra Eléctrica que aportan toda esa parte afro del Pacífico y que son interesantísimos con artistazos como Jacobo Vélez que es un clarinetista excepcional y que tengo el honor de tenerlo en Una y Otra Vez… O personajes como Luca Silva, el creador del sello independiente Palenque Records que ha hecho documentales super recomendables sobre la música afro-colombiana, sobre todo uno en el que homenajea al gran percusionista Batata de San Basilio de Palenque, y además ha producido varios volúmenes sobre la Champeta Criolla que son geniales. Es un tipo muy grande que se fue a San Basilio y contó la historia de un rey africano que se escapó de Cartagena con cien esclavos y que resistió años sin que pudieran con él en San Basilio ¡fue la primera república africana de Latinoamérica! Al tener una cierta autonomía, allí se conservaron los ritmos bantúes que venían del Congo, y por eso de San Basilio salió gente como Batata, Totó la Momposina o Petrona Martínez que a mí me gusta especialmente porque es más dura, más de calle.
¿Y qué te parecen experimentos más arriesgados como los de Pernett?
Uf, ese tipo es muy inventivo ¡es un loco medio psicodélico! (risas) Pernett es un gran productor y mucho mejor músico que cantante ¡es de puta madre!
¿De dónde te viene la debilidad colombiana?
En realidad empezó hace mucho, cuando escuchaba en la radio Salsamanía cuando volvíamos de gira. Allí metían mucha cumbia y me traían de allá cassettes de Discos Fuentes, cosas geniales. De hecho, cuando empecé con ese puente de la salsa y el reggae, en realidad empecé con la cumbia, después me fui pa lo cubano. Fue antes la cumbia que la salsa pero no la conocía tan bien. Cuando inicié este disco en México, quise de alguna forma buscar esas esencias de la cumbia y, de ahí, hacia el sur. En cierta forma quise seguir la trayectoria histórica del género, en Colombia y su renacimiento en México que es donde realmente se hizo más popular en el resto del continente con gente como Chico Che, Rico Tovar… De ahí nos propusieron hacer un concierto en Bogotá y me flipó mucho, me recordó a la Barcelona de hace 15 años o el París de hace 20, esa explosión de música alternativa, eso fue hace cinco años. Estaba de gira con Máscaras.
¿Y qué dicen los colombianos de Sargent García?
En primer lugar tengo que decir que os colombianos es una gente maravillosa y no veas la acogida increíble que me han dado. Para muchos de ellos yo represento algo especial, por mis letras, la mezcla con el reggae que tanto en Colombia como en todo Latinoamérica está pegando mucho. Era curioso, porque la gente no sabía muy bien si era mexicano, cubano… pero te aseguro que nadie me hacía francés.
Y seguramente que no sólo te has limitado a Bogotá…
Bogotá ha sido como el centro de operaciones, pero claro, por ejemplo en Medellín toqué un par de veces y en una de ellas, con una banda que es increíble, La República. Diría que junto a Puerto Candelaria, La República es de lo mejor ahora en Medellín. Además que son bravos, tienen un nivel técnico excelente en la salsa. Por supuesto está La 33, que me apasiona, me gusta mucho su energía, son muy de calle, muy directos… También están en Una y Otra Vez y ahora, que celebran los 10 años y van a hacer un disco, me han invitado.
Hablando de salsa… ¿Qué papel tiene ahora en tu música?
No hay tanta como en otros discos míos anteriores en los que había una salsa más ortodoxa, pero sigue siendo el hilo conductor, ahí están esos tumbaos y esas percusiones…
Toda una osadía grabar con 27 músicos…
Sí, 27 músicos, grabado en cuatro países distintos y casi dos años de trabajo. Es un proyecto loco, es cierto… ¡La verdad es que no se por qué me meto en esos líos! (risas). Y eso, en un momento en que no se venden discos… Pero soy así y me gusta hacer cosas de esa forma, experimentando, trabajando con músicos nuevos, descubriendo… Está Richard Blair y Erika Muñoz de Sidestepper, los salseros bravos de La-33 o voces como la de la cantante de Bomba Estéreo, Li Saume o Jacobo Vélez, un maestro gran clarinetista, saxofonista, líder del grupo La Mojarra Eléctrica … ¡y gran persona! Es lo que me gusta de Latinoamérica, que los grandes músicos son muy humildes, no van de estrellas.
¿Cómo planteas a nivel de grupo la gira en directo?
Tengo la banda que me acompaña desde hace mucho tiempo, el Colectivo Iye Ifé, de diez músicos que son de París pero de orígenes muy diversos. Con ellos he creado este sonido y ellos lo dominan perfectamente. Con tantos cubanos es complicado ir a los EEUU, pero tampoco puedo llegar allí y montar un concepto así con otra banda, es un trabajo de años y un músico que toca reggae igual no toca salsa o no sabe mezclar cumbia con la música cubana. Yo cuento con el trabajo de Iván mi percusionista y mi brazo derecho desde hace diez años compartiendo las producciones. Eso no es una semana de ensayo…
¿Qué conciertos tienes a la vista?
Tengo 40 bolos en Europa y lo mismo en América, de Canadá a Argentina. Igual Jacobo está en toda la gira y eso es un placer porque es fantástico percusionista, saxo y clarinete, y esa es la cosa, es interesante contar con multinstrumentistas para adaptarse.
¿Y en España, cuándo?
España… ¿Qué pasa en España? Hay un desprecio a todo lo que suene a latino, te ven como un friki. ¡Y pensar que en Barcelona era donde más tocaba! Comparándola con la Barcelona del 2000 con gente como Dusminguet o Ojos de Brujo, es raro que no se haya hecho escuela. España sigue siendo muy de rock y pop, géneros que además no son suyos. Hay un cierto complejo de inferioridad con lo anglo y superioridad con lo latino, y es una pena que España no se aproveche de eso… ¡Los latinoamericanos aman España! hay muchos artistas e intelectuales de mucho valor y podría haber más puentes que se pierden. Muchos quieren conocer este país y les niegan las visas, aunque no vengan a robar ¿te imaginas que nos hicieran a nosotros esto allí?… En realidad España es chiquito y no tiene tantos recursos, mira ahora, hay una crisis y casi se pone en el tercer mundo, todo es un espejismo… Nadie se acuerda que este país se consiguió con mano de obra y capital extranjeras.
No podían faltar temas con contenido contundente, como ese Baile del Diablo… ¿Se lo dedicas a algún mandatario en particular?
Lo dedico a todos en todos los campos, el político, económico y social… Mira en el 98 cuando Francia ganó la copa del mundo, era un país multicultural donde había integración, y después se han dado varios pasos atrás. Se avanza un poco y se retrocede mucho, porque hay miedo a lo nuevo. En mi país la gente anda agresiva, no hay futuro y entonces se encierra en sí misma. Pero además hay temas como el medio ambiente, esas nucleares como la de Japón, nos dicen que está controlado, que lo nuclear es limpio ¿y qué haces con los desperdicios?… Pues se entierran en el mar y en la tierra miles de substancias radioactivas que provocarán muchos problemas durante muchos años… ¡Ese es el baile del diablo! Inteligencia al servicio de cosas superficiales y pensando solo en media generación, y nada más. Esos son los límites de la democracia, porque si cambias cada cinco años tampoco es la solución. Todo es una gran farsa. Mira todo lo que pasa en los países del Magreb, y allá ¡el Occidente levantando la gran bandera de la democracia cuando han sido elegidos y apoyados por él! Pura política neocolonialista…
Pero Colombia tampoco es la panacea…
Colombia es un país difícil políticamente, pero a la vez hay mucho progresismo e idealismo y eso es lo que me gusta, en contra de lo que ocurre aquí donde la gente está muy desilusionada. Es curioso porque los dos países donde más he trabajado últimamente son de derechas, México y Colombia, y grandes aliados de los EEUU, pero al mismo tiempo es donde hay más resistencia y propuestas de muchos jóvenes inspirados. La juventud colombiana es muy inteligente y muy culta. Por supuesto, hay mucha pobreza, problemas de droga, sexo… pero porque es una caricatura del sistema americano. Yo tengo mucha fe en ese país.
¿Cómo ves a las comunidades indígenas?
Están muy jodidos pero también hay una organización fuerte. Estuve en las comunidades de Putumayo, ¡y hay tanto que aprender! Los gobernadores son electos por un año y no puedes nunca llegar a serlo si no has trabajado desde abajo, justo al contrario de lo que pasa aquí que los políticos vienen de arriba, de las grandes cúpulas empresariales y profesionales, de los mejores colegios y las universidades más caras. Luego está la relación que tienen con los recursos naturales, algo que también debemos aprender. Piensa que nuestros abuelos se bañaban en los ríos y pronto no podremos hacerlo ni en el mar. El mundo indígena proyecta el futuro mirando el pasado. Ellos pueden sobrevivir con casi nada, están preparados, a nosotros se nos acaba el teléfono y no somos nada. En diez años, si esto sigue así, se ha jodido todo.
¿Y no has pensado trasladarte a vivir allá?
Sí, y tanto… La última razón por estar aquí son mis hijos, tengo una niña de 17 años pero aún uno de 11, es pequeño. A veces creo que aquí mi trabajo la gente no lo entiende, y eso me desilusiona y me da coraje. ¡Mucha gente va a tener que irse de Europa porque esto se va pa’l carajo! Todo son clichés, no nos damos cuenta de lo que tenemos y por qué lo tenemos. Mira España y la gran estafa del capitalismo ¡los créditos! Te lo presta un banco y tienes que darle tu vida. Hay gente que ha perdido su casa y la de los padres porque era su aval. Y encima, se convierte en el mejor momento para la gente que tiene plata porque tiene más oportunidades que nunca. Hemos de reflexionar un poco en el hecho de que en Europa todo lo que tenemos lo tenemos a costa de tener hechos mierda a los países del hemisferio sur, pero ahora nos ha salido el tiro por la culata…
¿Algún consejo ante esa “bancarrota” global?
En el Occidente sólo se han aplicado políticas globales hechas para unos intereses, no para un desarrollo global. Lo que tendremos que hacer de forma urgente es volver a lo local, sin dependencia de los transportes, con su propio huerto. Hay que aprender también de Cuba que, por supuesto tiene sus cosas malas, pero también muchas buenas. Me gustaría ver a Cuba sin embargo. Hay que pensar que en el 94 hacía cuatro días que había caído el muro de Berlín y Cuba estaba hecho una mierda porque se acabó el chollo de los rusos. Fue durísimo… Pero hace 15 años Cuba ha desarrollado una economía local, con ayuda de Venezuela, tienen sus propios jeans, sus propios zapatos… Yo creo mucho en la inteligencia cubana. Y aunque digan lo contrario, eso no es una dictadura, en Cuba mucha gente es comunista, pero claro, lo que hay que hacer es abrir el mercado a cosas, porque el comunismo también tiene sus límites y eso se ve en también en los musical con cubanos que viven en Europa y cuando ingresan en una banda piensan que es un trabajo seguro para toda la vida. La libertad tiene su precio… de eso hablo en el tema El Regreso de La Semilla Escondida. www.sergentgarcia.com | Relacionados | Texto: MariaJo López Vilalta (La Morocha) Fotos: Sergio Coral