Euskal Barrokensemble
Euskal Barrokensemble
“Euskel Antiqva”. Alia Vox, 2015
Nos referimos hoy a la primera entrega de una nueva colección (Diversa) dentro del sello Alia Vox cuyo objetivo es el de potenciar las carreras paralelas de algunos de los músicos que han colaborado regularmente con Jordi Savall. En este caso, el conjunto Euskal Barrokensemble dirigido por Enrike Solinís cuenta con la intervención de miembros integrantes de Hespèrion XXI y Le Concert des Nations, formaciones ambas lideradas por el maestro Savall. Rami Alqhai (viola de gamba), Daniele Carnovich (bajo), David Sagastume (contratenor), entre otros, revisan junto al mencionado ensemble el legado renacentista y tradicional de la música vasca centrándose en una época (el amplio margen del siglo XVI) rica en contrastes culturales.
La franja norte de la península fue prolija, sobre todo, por el revulsivo musical que supuso el descubrimiento y la apropiación de numerosos elementos estéticos y formales provenientes de los países cristianos que llegaban hasta las tierras vascas en peregrinación por el Camino de Santiago. A dicha herencia cabe añadir el poso ancestral de las comunidades celtas asentadas en la zona, así como otras reminiscencias del cancionero judío-musulmán que aún perdura en el folklore musical vasco. Ejemplo de ello son las melodías mozárabes adaptadas para el canto litúrgico cristiano (O Gloriosa Domine), una traducción vasca del Canto de la Sibila y una canción de pescadores de aires nórdicos, como prueba la complejidad estructural de la Danza de Terranova. Pero la rareza que se lleva el gato al agua es sin duda el Acuerdo de Judimendi, un recuerdo al primer Día de Pascua celebrado en la sinagoga de Bayona en la que se acogió a los numerosos judíos expulsados de Vitoria por orden de los Reyes Católicos.
Euskel Antiqva también se plantea como corolario de danzas antiguas, incluyendo un contrapás de 1545, un villancico castellano a ritmo de zortziko (Con amores, la mi madre) y un fandango que, a diferencia del andaluz, se apoya en instrumentos autóctonos como el txistu y el pandero (Urruska Fandangoa). Otros géneros destacados son la danza de espadas que, como la que ofrece el ensemble (Koumis), engarza sonoridades persas con formas de jácaras y canarios renacentistas –y que, por cierto, fue recogida por Alfonso X el Sabio entre sus muchas cantigas–, así como los jauziak (Bralea), primos lejanos del saltarello que se solían bailar en las fiestas de carnaval en las regiones de Lapurdi y Navarra. Las canciones de trabajo –como la de los marineros vascos que refleja Janzu Janto– y las romanescas como las Vacas reunidas en el Manuscrito de Lazarraga son otra muestra del bertsolarismo o estilo improvisador en verso libre cuyo origen se pierde en el albor de los tiempos.
El sentimiento religioso también tiene un importante protagonismo en el repertorio escogido, ya sea honrando a la Virgen (Salve Regina, Ave Sanctissima Maria) y los 10 Mandamientos (Hamar Manamenduiak) o recreando paródicamente la declaración de herejía contra Mariana de Tornariarena, acusada de bruja por la Santísima Inquisición (Aragueako Petrika). El paganismo se retoma también en el simbolismo lunar que es faro de todo amor fatuo como el que relata Argizagi ederra, que cierra el disco.
Grabado el año pasado entre Tolosa y Donostia, este disco-libro de casi 200 páginas intercala textos en siete idiomas y adereza su lujosa edición con una colorista portada de Iñaki Epelde Mundiñano. Su excepcionalidad, dentro de un catálogo especializado en música barroca, será su principal atractivo, pero la profunda expresividad de la voz solista de Mixel Etxekopar, el notable trabajo percusivo, el virtuosismo del citado Solinís en el rasgueo de los instrumentos de cuerda (vihuela, laúd, tiorba, guitarra) y el recurso de encadenar los temas con varios textos recitados, confiriéndole una emocionante pátina épica al conjunto, dotan a Euskel Antiqva de un encanto insusual. Ya estamos esperando ansiosamente otra entrega más de esta nueva línea editorial en el sello Alia Vox. +info | Relacionados | Iván Sánchez-Moreno