Dinatatak

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Dinatatak

Nombres Propios. Temps Record. 2016

Ya tenemos en las manos el nuevo disco de Dinatatak. Un disco, Nombres Propios, que no engaña, pues son diez los temas que tienen como título nombres, bien de personas, de personajes o, incluso, de cosas. Tampoco despista a los seguidores del grupo, pues éste se mantiene en su esencia, como lo demostraron también en el directo de presentación del trabajo, el pasado 9 de noviembre en el Centro Cultural Albareda, en Barcelona, en una sala llena y con alguna que otra sorpresa, como la vuelta puntual de Erkki Nylund con el cuatro; la violoncelista Bjort Runars;  Anneke Ilise a la trompeta y Malena Cousinet al saxo. El resto del grupo con Vanessa Bissiri a la voz, Caterinangela Fadda a la guitarra, Ernesto Vargas al bajo, Sergio Veliz al berimbao, Corentin Sauvetre a la percusión, e Ivan Bouchain con sus intervenciones como bailarín de claqué.

Una de las características de Dinatatak es la riqueza de las letras de sus canciones, escritas en su mayoría por la propia Vanessa Bissiri,  y musicalizadas por el grupo. Unas letras llenas de contenido e intencionalidad a las que ellos han añadidos estilos y ritmos muy diversos. Unas  canciones que les permiten cantar en castellanos, italiano, francés o catalán, incluso a veces mezclando los idiomas dentro de un mismo tema.

Algunos de los temas ya los conocíamos de anteriores actuaciones del grupo, pero la otra noche presentaban exclusivamente su nuevo disco. Un trabajo que ha tardado un cierto tiempo en ver la luz, de cocción lenta y magnífico resultado; desde la preciosa presentación, con el cuidado diseño de Maya Fernández, hasta la colaboración de una serie de músicos, que iremos citando en cada uno de los temas.

Miranda es el primer corte, un nombre que dan a un sueño, un sueño que es un recuerdo, en realidad. Con un ritmo sincopado que, por momentos, nos recuerdan a los procedentes del otro lado del Atlántico, y que acentúa Erkki Nylund con su intervención al cuatro y la jarana, así como el violoncelo de Mireia Planas Vallcorba, también como invitada.

Francesca nos habla de una mujer que habita las esquinas de la noche, con sus labios rojos: «Igual esperando o igual trabajando, con una forma atrevida de ver la vida y de querer amar, aquella de exponerse cada día…», explicaba Vanessa Vissiri al presentar el tema en el directo, pidiéndonos atención. «Attenti é una historia vera», escuchamos. Aquí es Josep Blanes con el trombón quien les acompaña.yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Dinatatak

Constanza es un tango. «Su forma de interpretar un tango», dicen. Un texto que remite a la soledad y la falta de libertad que a veces encuentra el ser humano, pero también es algo que brota en ese espacio yermo. Aquí es Francesca Fadda y su violín la que contrapuntea la voz de la cantante, con la base melódica del violoncelo, nuevamente, de Mireia Planas. Un tango que, adaptándose al texto, nos trae sugerencias musicales de sutiles influencias de chacarera.

Amapola, esa bella flor que es, a la vez que efímera, llamativa, es la elegida para recordar a una persona que estuvo con ellos desde el principio. Vuelve el trombón de Josep Blanes, y como en otros de sus temas, hay un cambio melódico e incluso idiomático en el transcurso de la canción, hasta llegar al recitado rapeado de la cantante y de Corentin Sauvetre, éste en su idioma natal.

Julieta está dedicado a un elemento material no humano como es una furgoneta. Hace tiempo se querían comprar una para sus giras y este es un homenaje al vehículo que no tuvieron. Con un inicio rítmico de bossa nova y posterior protagonismo del claqué, van describiendo la furgoneta como si de una persona se tratara. «Julieta, coqueta, las ruedas aprietas mientras haces piruetas», se despide la canción.

Paula es una balada, dentro de la tradición de la canzone italiana, con una importante intervención de los coros, muy al estilo del grupo, con fragmentos muy pegadizos. Explicaba Vanessa Bissiri que era este era el nombre de una niña, su primera amiga de la escuela, a quien dedica la canción, porque los nombres nos recuerdan a las personas que hemos conocido y de esa forma recordaba esos momentos de la infancia. Aquí vuelve Erkki Nylund con el cuatro.

Lucien es un tema, cuya letra ha escrito Corentin Sauvetre, que nos habla de un ángel. Está en la tradición de la música manuoche, aunque, eso sí, al estilo Dinatatak. Una de las canciones más pegadizas del disco, que tanto el propio autor, como Vanessa Bissiri interpretan de una forma especialmente brillante, acompañados del claqué de Ivan Bouchain, especialmente en el directo.

Ludovico es un breve tema que está centrado en las percusiones con una voz, casi en off, que da paso a una de las canciones más divertidas del disco, Vladimiro.

Vladimiro es un vampiro especialmente particular: «Vampiro depresivo/ que no cree en su poder […] que le gusta besar/vivir en la luz/comer chocolate/hacer el loco de remate». Para acompañar esta historia el grupo traslada su música al centro de Europa, con, nuevamente, el protagonismo del claqué, que es mucho más evidente en directo, donde el bailarín disfrazado, se mezcla con el público para, de forma divertida, intentar morderlos.

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - DinatatakMariana es el tema que cierra el disco. Escrita en catalán, esta bonita balada la dedican a Barcelona, su lugar de encuentro, porque nadie del grupo es de esta ciudad. Dos sardas, dos mexicanos, un chileno y un francés que se encontraron en esta capital y que formaron este grupo de fácil, pero a la vez difícil, definición, porque si bien es una cantante acompañada de una guitarra, un bajo y tres elementos de percusión, su música tiene una personalidad tan propia y especial que cuesta de alguna forma clasificar. Se ha hablado de si es un grupo de fusión, como todos aquellos que han nacido de la mano de los artistas llegados de allende a la Ciudad Condal, pero para nosotros están lejos de esa rumba, ese ska, ese reagy que muchos de aquellos practican. Son Dinatatak. Y Mariana es un ejemplo de ello, con una preciosa letra llena de sugerencias y añoranzas.

Uno puede pensar que Dinatatak es un grupo para oír en directo, y hay una parte de razón en ello, porque en el disco de alguna manera se pierde el baile de Ivan Bouchain, no el sonido del claqué, pero sí las coreografías; porque oímos el berimbau, pero no vemos a Sergio Veliz en su apogeo, potenciando con sus gestos su interpretación; a una Caterinangela Fadda siempre sorprendiendo por su facilidad en conseguir que lo que hace con la guitarra parezca tan sencillo; con Ernesto Vargas y su bajo, base imprescindible, siempre sonriendo y dispuesto a apuntarse a lo que sea; y con Corentin Sauvetre, detrás de su batería, pero dispuesto a salir de detrás de ella en cuanto tiene una oportunidad y también sorprendernos como vocalista. Un directo que siempre acaba con el público bailando con el grupo. Un directo absolutamente recomendable, que si bien el disco no puede recoger en alguno de sus matices, también es ineludible escuchar pausadamente, atentamente, y oír esos otros matices puramente musicales que, a veces, en un escenario no podemos disfrutar. Una espera que se nos antoja demasiado larga la necesaria para poder disfrutar de ese segundo trabajo de Dinatatak y que, estamos seguros, no va a suceder en la llegada de un tercer trabajo, que ya estamos esperando. +Info | RelacionadosTexto y fotos:  Federico Francesch | DESAFINADO RADIO

 

 

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