Chucho Valdés Quintet + Bebo Valdés
Chucho Valdés Quintet + Bebo Valdés
Festival Grec
Barcelona, Teatre Grec
23 de julio de 2007
Bebo Valdés pidió disculpas al declarar que, para él, su primogénito Jesús Valdés es en la actualidad el mejor pianista del mundo. Al llegar al escenario con su peculiar figura amistosa, todo el auditorio del Teatre Grec se puso en pie mientras le ovacionaba vivamente. Luego, el plantel mínimo que acompañó a Chucho Valdés en versiones foráneas y temas propios del jazz cubano confirmó, una vez más, el envidiable nivel técnico con que cuentan los músicos de la isla. Así, el baterista, apodado 'Pez espada' por Valdés, recordaba al contendiente del protagonista de la novela El viejo y el mar de Ernest Hemingway, el percusionista evocaba a Chano Pozo y el bajista era como uno más de la saga Cachao. Todos, con nombre pero anónimos para el gran público, dieron soporte a una de las familias musicales sin la cual ya no podría escribirse la historia de la cultura cubana. Chucho Valdés, su hermana Mayra Caridad y su padre exiliado lograron aquello tan cubano que consite en convertir en sencillo a la vista algo extraordinariamente difícil. Hicieron del espectáculo una reunión familiar. Mayra Caridad se marcó, como si de una Sarah Vaughan cubana se tratara, unos boleros y unas improvisaciones propias de una de las primeras cultoras del jazz latino. Chucho, como siempre providencial, jugó como en la infancia con su padre a cuatro manos sobre el piano. Será el mejor pianista del mundo, con un lenguaje difícil de abarcar, pero su padre es quien mejor lleva en los dedos la herencia de Moisés Simons, Ernesto Lecuona, Lili Martínez y todos los demás. Entre bambalinas aguardaba el bebé de Chucho, que lo miraba todo con lente observadora y oídos bien despiertos. El hijo europeo de Bebo, también músico, se ocupaba de las labores de producción, despertando una vez más la curiosidad de su hermana, quien todavía no entiende cómo tan lejos alguien puede resultar así de cubano. Y al final todos, muy felices gracias a Fernando Trueba y su Calle 54, se despidieron haciendo palmear en clave cubana las populares Lágrimas negras de Miguel Matamoros. // Jamila Castillo