Chicuelo- Marco Mezquida
“No hay dos sin tres” auto editado 2019
Después del éxito de Conexión, 2017 y de recorrer medio mundo con la criatura, llega este segundo trabajo con un título que según los autores tiene doble lectura. Por una parte reconocer la importancia del tercer hombre, el percusionista Paco de Mode, imprescindible para que el trio suene perfectamente engrasado. La segunda lectura del título, más previsible, es que será fácil que haya un tercer disco dado la buena sintonía entre los compositores. Chicuelo, a la guitarra está en un momento en que la composición e incluso el riesgo de los directos como instrumentista le atraen más que la labor de escudero de cantaores. Por su parte Mezquida en el piano, parece encontrarse bien en cualquier desafió que se le proponga, y como compositor el embrujo flamenco le permite plasmar en canciones esa sensibilidad que le caracteriza. Empiezan con Romesco un tanguillo que van dibujando sin prisa, Chicuelo va recogiendo los aires moros, Mezquida insinúa otros paisajes y la percusión de Paco de Mode acerca los dos mundos hasta conseguir que como la imagen de la copa de vino de dos pies que se transforma en tres (precioso símil gráfico del libreto) el trio suene perfectamente conjuntado. Mezquida caracolea y las percusiones se inspiran más todavía, Chicuelo suelta un “ey” emotivo y el corcel corretea flamenco. Menorca, Mezquida homenajea a su tierra, sin prisa, admirándola despacio, invitando a Chicuelo a que se una a esa música sin etiquetas que nace del corazón y usa para expresarse melodías aprendidas sin filtros. La guitarra encuentra su espacio y también quiere hacer suya la tierra mediterránea, sea de uno u otro lado. Hay mucho espacio de búsqueda, mucho escucharse uno a otro para ir conociéndose y cómo no, encontrarse cada vez más cómodos. Caminos, usan un zapateado (6×8) y según los créditos, quieren dedicársela a Pablo Berger y a su Blancanieves. Y después de algunas escuchas uno llega a la conclusión que este tema también sugiere el blanco y negro más que el color, Chicuelo indaga en aquella España de caminos polvorientos, Mezquida pone la mirada en noches estrelladas y frías y De Mode lo adorna con los cascabeles para las mulas. Sin Espinas, aquí hay un trabajo de composición de gran calado, partiendo de La Santa espina (sardana catalana) se van adaptando a la armonía flamenca y convirtiéndola en una Buleria. Recuerda amigo lector lo que hicieron Haden, Motian, Bley, Cherry en 1983 llevando este tema al jazz de vanguardia y comprenderás las posibilidades del tema. También este trio vuela feliz y libre en esta composición, Chicuelo vuelve a emitir esos gritos placenteros (casi de gaucho argentino) y los tres se lanzan o se recogen según va marcando la composición. La reina del tambor, dedicada a Verónica Borges (percusionista brasileña) es una samba dónde las percusiones de De Mode, en esta ocasión ayudado por Aleix Tobias y Antonio Sánchez (con sus percusiones brasileñas) mantienen una línea perfecta en la que apoyarse Chicuelo y Mezquida, para poder ir y volver del tema cuándo les apetece y tener el regreso a puerto seguro. Reloj de arena, dedicada al contrabajista Miguel Serna (fallecido el año pasado) es un tema de los de mirar hacia dentro, con la trompeta de Raynald Colom acompañando esa tristeza tan azul. Gloria bendita, empieza emocionalmente como había acabado la anterior, en esos mismo azules, y aun que tenga el ritmo de Buleria, si hubiese que cantarla las letras tendrían que ser de soleá. Para cerrar el álbum, Canción de Tina, una balada para celebrar un nacimiento (Tina Rico Alías) con un silbido que resalta todavía más ese sabor a romanticismo que desprende todo el disco. Los tendras en directo el sábado 13 de abril en el auditori+ info | relacionados