Chicuelo.
Cicle de Jazz de L’Ametlla del Vallès, 16 de junio de 2023
Mientras toda Catalunya está invadida por los nórdicos, ¡toda NO! En un pueblo del Vallés Oriental, a menos de una hora de los conciertos multitudinarios de Barcelona, encontramos este precioso escenario, Can Draper. Una masía que cede su era para que unas doscientas personas (se agotaron las entradas) pudiéramos disfrutar de esta propuesta del compositor y guitarrista Juan Gómez “Chicuelo”. Una propuesta que ha viajado por todo el mundo y que no deja a nadie indiferente. ¿Flamenco? sí, pero con la libertad de unos músicos que beben de varías fuentes.
El guitarrista de Cornellá, empezó hace mucho acompañando a grandes cantaores como Miguel Poveda o Mayte Martín (por citar solo los de casa) pero a mi modo de ver hay un antes y un después en el momento en que junto a Marco Mezquida (piano) y Paco de Mode (percusiones) entra en el terreno de fusionar flamenco y jazz y el mundo se les queda pequeño. A partir de ahí aparece este Caminos que es uno de mis discos favoritos del año 2022.
Junto a Chicuelo, al chelo el maestro Martín Meléndez, (otro que también comparte otro proyecto de Mezquida) con esa sonrisa perenne que cautiva a todos los públicos y ese saber estar en el jazz, en la clásica, o en lo que le echen. Al otro lado del escenario David Gómez, con una paleta de colores mucho más rica que el simple cajón y que le da mucho juego al proyecto.
Y en medio de todo el arsenal, la Diva. Karen Lugo, una mujer que baila hasta con la mirada.
Pero poco a poco, que la tarde es muy larga.
El disco que estaban presentando es Caminos, 2022. Y como era natural empezaron por el principio. Por ese Tiempo de Tangos, Karen Lugo, saliendo de detrás de Chicuelo, provocándolo (la sensualidad del tango) y yendo poco a poco adelante para mostrarnos un baile que es flamenco pero que cuándo el chelo de Meléndez se va por derroteros, la mejicana no le tema a la libertad.
Presenta Chicuelo, el proyecto y sus compañeros.
Lugo ha desaparecido del escenario y el trío se lanza a unas alegrías, Con ton y son, afina las cuerdas Chicuelo (me da que la humedad le estaba dando trabajo con la afinación) pero no había prisa.
Las alegrías fueron buscando su sitio, nada de empezar al uso, las cuerdas, tanto del chelo como de la guitarra exploraban la belleza de la música sin etiquetas, y cuándo llegaban al “sonsonete” de la alegría, casi te habías olvidado de lo que buscabas ¡qué grandes!
Gómez con su toque era el que más aseguraba el palo.
El siguiente tema estaba dedicado al gitano belga Django Reindhart: Explicó el porqué de ese toque tan especial y se lanzó a ese gypsy que levanta a un muerto de la tumba, Meléndez y Chicuelo en dúo arrebatador y Gómez sin dejarlos que se escapen.
Se queda solo Chicuelo, aparece de nuevo Karen Lugo, ahora con un traje de cola impresionante, y arrancan los dos solos con Plaza del Pilar. Es un gozo ver como se compagina el baile silencioso (de momento) con la guitarra dicharachera. Lugo juega con esa cola (que parece flotar) con ese talle que expresa tanto y con esos gestos tan rotundos que cautivan, el silencio del público es denso. Ni los mosquitos lo entorpecen. La composición se alarga en el tiempo para dejar que todas las posibilidades de Karen se muestren sin prisas.
Siguen con dúo batería guitarra, disfrutando del compás. Ya con el trío en escena, anuncia Chicuelo el siguiente tema Calma, pero con un inicio diferente al que aparece en el disco, un preludio de Meléndez que le sienta estupendo a esta tarde de primavera ¡Qué grande es este músico! ¡Qué fácil lo hace todo! Aplausos para ese preludio y empalman con Calma, la guitarra de Chicuelo (calmada) entra en el juego que ha propuesto Meléndez, las escobillas de Gómez ayudan a relajarse todavía más. El chelo cuándo quiere se pasa a sonar como un contrabajo, en fin….
Explica Chicuelo que van a hacer una rumba en homenaje a La Calle de la Cera, con dos movimientos, un preludio más lento para homenajear a los que ya no están, a aquellos gitanos que fueron tan importantes para la rumba. Y el otro movimiento más enérgico para los actuales y futuros. Meléndez vuelve a esos sonidos “celestiales” mientras Chicuelo solo apunta, discreto, paso a paso. Sin prisas. Cuándo la rumba corre ligera uno no puede evitar recordar al maestro Paco de Lucía. Y el chelo de Meléndez me trae imágenes de las películas de Tony Gatlif.
Vuelve a aparecer Karen Lugo, ahora con un traje (como de torero) de un brillo muy especial, y quieren cerrar con un tema dedicado al barrio de La Perona. Lugo se pasea por el escenario con una gracia irresistible, se sabe la diosa en ese momento y los músicos tocan para ella. La bailaora mira al público y se siente querida. El grupo sabe detenerse para que Chicuelo aporte detalles lindos, y la belleza de las cositas buenas se expanda como un buen perfume.
Quisieron irse pero tuvieron que volver. No tardaron mucho. Y de nuevo unas bulerías, Gloria bendita. Pues eso. Gloria bendita lo que se tren entre manos esta gente. No te los pierdas en su próxima parada. + info | relacionados | Fotos : Joan Cortès