Capella de Ministrers | El Cicle de la Vida

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Capella de Ministrers

“El cicle de la vida”, Licanus -Diverdi, 2012

 

Tras 25 años de trayectoria y más de una treintena de discos, la Capella de Ministrers celebra sus bodas de plata con este recopilatorio que incluye, además, el catálogo de la exposición colectiva del mismo nombre. Partiendo del eje conceptual del ciclo de la vida, las 15 piezas aquí reunidas se distribuyen en las cuatro fases clásicas de la Génesis, la Metamorfosis, la Concupiscencia y, cómo no, el Apocalipsis (que está tan de moda últimamente: ¡qué ganas de acabar con el mundo!).

Esta estructura se basa en la idea antigua de que todo en la vida está armonizado de manera intrínseca con las fuerzas del universo, una conexión cósmica entre todos los planos y las cosas de la realidad. Idea, por cierto, que podemos rastrear en Plotino, Boecio, Santo Tomás y toda la tradición judeo-cristiana que heredó el pensamiento platónico. Al respecto, no hay más que acudir a la típica ecuación del alpha-omega que sintetiza el origen y final de todo.

Lo idiosincrásico del proyecto en cuestión es el carácter re-creador del repertorio escogido. Si bien la música antigua tiene siempre un inevitable trasfondo folklorista, es gracias a la evidencia de que buena parte de ese cancionero se ha convertido por derecho propio y con el paso del tiempo en música tradicional o popular. Pero, por otra parte, su recuperación siempre implica un cierto riesgo a la hora de reconstruir dichas músicas sin más apoyo en la actualidad que sistemas rotacionales imprecisos, instrumentos de difícil afinación, y acústicas muy diferentes. El resultado nunca será por tanto del todo fiel, y estará condicionado por los intereses y las posibilidades del presente. Por eso, cada formación de música antigua puede sonar tan distinta entre sí, cuando se trata de interpretar una misma obra. La Capella de Ministrers, dirigida desde su fundación por Carles Magraner, ha buscado en todo momento un modelo de sonido original respetando la situación contextual, la calidad técnica, las características sonoras de cada instrumento, etc., pero también ha procurado dar una cohesión argumentada a sus álbumes y programas de concierto, como es el caso de El cicle de la vida.

Ilustrado con fotografías de varias artistas –Flor Garduño, Carmen Calvo, Isabel Muñoz y Eva Lootz, cada una dedicada a un ciclo distinto de la vida–, este precioso disco-libro recoge diversas muestras del legado del grupo, más una pieza inédita (el Epitafi de Seikilos) y una regrabación del Plany de Maria extraído del Misterio de Elche. El primer texto se abre con unos versos de La vida es sueño de Calderón, resumiendo significativamente el contenido temático del disco. Las posteriores referencias van a barajar a pintores, poetas, antropólogos, musicólogos, críticos y teóricos del arte sonoro como Alessandro Baricco, Francisco Bruces, Josep Martí, Alan Merriam o Lévi-Strauss, entre otros muchos. Huelga decir entonces que El cicle de la vida va a entusiasmar a los y las amantes de la erudición musical, así que ya tienen una elegante propuesta de regalo de Navidad.

El bloque centrado en la Génesis junta a Tomás Luis de Victoria, Alfonso X el Sabio y El LLibre Vermell de Montserrat en apenas un cuarto de hora, englobando así casi tres siglos de nuestra historia medieval. El hilo conductor de este tramo es, claro, el nacimiento –que ilustra un magnífico poema de Fernando Delgado y los “paradisíacos” retratos de Evas y naturalezas muertas de Flor Garduño–. Le sigue la etapa de la Metamorfosis con varios fragmentos del Misterio de Elche y los juegos de texturas que propone Carmen Calvo. Cabe entender aquí la Metamorfosis más allá del prejuicio bíblico (como en la transubstanciación mariana), esto es, como rito de iniciación en el que se convierten los cuerpos en seres humanos (de carne y espíritu), un proceso en el que generalmente se arriesga la vida con el fin de mudarla simbólicamente, de traspasar a otra etapa del ciclo vital.

La Concupiscencia se resume en un viejo tema andalusí (Carmesina) y diversas muestras líricas del amor cortés. No en vano tiene la Capella a Ausiàs March y Berenguer de Palou como dos de sus principales referentes. Pero aunque las excitantes imágenes de Isabel Muñoz que acompañan estas músicas puedan llevar a pensarlo, la Concupiscencia a la que se refieren no es tan sólo la del cuerpo y el sexo, sino al deseo de los bienes terrenales; para entendernos, al apetito de los placeres poco católicos de la vida, lo que incluye (también) el amor carnal. Por descontado, no va a ser menos atractivo el bloque del Apocalipsis. Destacando en éste un casi íntegro Cant de la Sibil·la, además del citado Epitafi de Seikilos, esta larga (y tremendísima) coda del disco nos sitúa en las mismísimas puertas de la muerte, como nos sugiere la siniestra instalación de Eva Lootz. Por si quedaba alguna duda, lean el espeluznante artículo de Kevin Power que enmarca este ciclo, donde el autor nos habla de los exterminios bélicos –sobre todo el de los campos de concentración nazis– para luego pasar a analizar el absurdo de la existencia en la obra de Samuel Beckett.

Con estas dos odas a la parca y al trágico final del tiempo se cierra uno de los trabajos más redondos de la Capella de Ministrers, resaltando su agilidad y su frescura en las piezas más animadas de la música medieval (póngase como ejemplo la Foia y Cuncti simus concanentes), y su camaleónica capacidad para conferir otros aires más adustos y tétricos (como en el Cant de la Sibil·la y ese epílogo del siglo I cantado/recitado en griego antiguo). A ello contribuyen en buena medida las eclécticas aportaciones de numerosos colaboradores que integran o acompañan la formación, entre los que podemos nombrar a Efrén López (L’Ham de Foc), Aziz Samsaoui (Basido), Abderrahim Abdelmoumen, Beatrice Delpierre (Hespèrion XX), Lambert Climent (Hespèrion XX) y el Cor de la Generalitat Valenciana, entre otros. Sin duda, una joya para coleccionistas y un tesoro para melómanos. +info | Relacionados | Iván Sánchez-Moreno