Brooklyn Funk Essentials

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Brooklyn Funk EssentialsCoherencia y honestidad Algunas pocas bandas son exactamente lo que dicen que son. Y ésta una de ellas. Para celebrar sus quince años de vida, y tras ocho de paréntesis discográfico, el combo regresa con un trabajo que coloca de nuevo a Brooklyn Funk Essentials en el primer plano de la escena del funk. Sin duda, el lugar que merece.

Próximos conciertos: 3 de abril, L’Hospitalet de Llobregat, Salamandra; 4 de abril, Mataró, Clap; 5 de abril, Salt, La Mirona.

La banda que sacudió la escena del funk neoyorquino a principios de los años noventa, con aquel Cool and Steady and Easy (Rca, 1995) que plastificaba el trabajo realizado por un colectivo de músicos, dj’s, poetas, raperos y cantantes durante una larga serie de jam sessions, se ha tomado su tiempo para lanzar un nuevo disco. Y es que prácticamente una década separa a Watcha playin’ (Black Plastic Magick) de su predecesor (Make Them Like It, Shanachie, 2000). Por el camino han quedado proyectos (celebrados o inconclusos) y compañeros que decidieron abandonar el barco cuando éste reprendió la marcha hace un par de temporadas. ¿Es entonces Watcha playin’ el reflejo de esta nueva etapa? Lati K, bajista y componente original del grupo, responde. “Hemos estado trabajando en la composición y en la grabación de este disco durante los dos últimos años, aunque también hemos recuperado algunas ideas que llevaban tiempo guardadas en el cajón. Pero fue cuando decidimos regresar a la carretera que empezamos de nuevo a componer y a grabar con la perspectiva de hacer un disco”. 

Es fácil pensar que el sonido de Brooklyn Funk Essentials ha debido evolucionar tras todos estos años. Aunque más de uno y más de dos de sus seguidores probablemente prefieran que no haya cambiado demasiado. Porque el paso del tiempo puede acercarte más a tus convicciones, pero también puede distanciarte de tus inicios musicales. “La mayoría de la gente nos suele decir que nuestros discos son muy diferentes entre sí. De alguna forma, yo creo que este nuevo disco es una evolución que toma como punto de partida nuestros tres trabajos anteriores. Hay elementos que quienes han seguido nuestra carrera podrán reconocer, pero también hemos añadido nuevas formas, nuevas expresiones, nuevos sonidos”. Así se descubre en el aroma gitano de Dibby Dibby Sound, en la cadencia jazzística de S-Curved, en la bombástica My Jamaican Girl o en el largo recitado inicial de Need, protagonizado por la voz de Everton Sylvester. “Como hemos estado ofreciendo conciertos durante todo este tiempo, algunas de las canciones las hemos ido desarrollando sobre el escenario. Esto nos ha servido para ser más directos durante las sesiones en el estudio y para llenar de energía la grabación, incluso en un tema tan extenso y atmosférico como Need”. 

El escenario es el medio natural de Brooklyn Funk Essentials. De hecho, debería serlo de cualquier propuesta musical. Pero todos sabemos que algunas bandas (y no miro a nadie) son incapaces de defender frente al público la fotografía que supone un disco. No se trata de calcar ni de reproducir al milímetro el trabajo realizado en el estudio. “Se trata de disfrutar tú y hacer que disfrute el público. Es la primera idea con la que subimos al escenario. Si no lo haces así, no consigues nada. Da igual si tocamos para gente que nos conoce desde hace años o que nos escucha por primera vez”. De uno de esos conciertos surgió, precisamente, una sorprendente conexión con músicos turcos. “Tocamos en el festival Fuji World Music de Estambul en el año 1996 y añadimos a nuestro repertorio una versión de una popular canción tradicional turca. Al público le gustó mucho y un tiempo después fuimos invitados a volver a la ciudad y grabar ese y otros temas con el grupo local Laço Tayfa, del que formaba parte el genial clarinetista Hüsnü Senlendirici. Esas sesiones se convirtieron en el disco In The BuzzBag (Shanachie, 1998)”. Precisamente Hüsnü Senlendirici encabeza una lista de “honorables invitados”, como dice la gente de Brooklyn Funk Essentials, que demuestra que ahora y antes, en Turquía o en Nueva York, la música posee una fuerza espontánea imparable si se vive cada día como una experiencia única. Myspace // Jordi Urpi