Bassekou Kouyate & Ngoni Ba

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Blues & Ritmes

Teatre Principal, Badalona. 5 de abril de 2014

Era un anhelo del Blues & Ritmes traer a Bassekou Kouyaté y su grupo Ngoni Ba a su histórico festival. Felicitaciones a ellos por conseguirlo y gracias de nuestra parte por facilitarnos el poder disfrutar de nuevo de ese maestro y virtuoso del ngoni. El ngoni es un pequeño instrumento de la familia de las guitarras pero de solo cuatro cuerdas, y del cual se dice que es el antecesor del banjo. “El banjo africano” lo llama a veces Bassekou, que ha sido un precursor en su electrificación y en la creación de los diferentes modelos tonales.
Su anterior visita fue en octubre del 2009 dentro del Festival de Músiques del Mon de Barcelona y recién había editado su segundo disco I Speak Fula. Ahora está inmerso en la gira de presentación de Jama Ko, (su tercer trabajo), que empezó a principios de marzo en el Reino Unido y que acabará a mediados de este mes de abril en Italia. Entremedio habrá pasado por media Europa y a razón de casi a día por concierto. Y esto es así por voluntad propia.
Desde que editó su disco de debut, Segu Blue en 2007, Bassekou se ha convertido en uno de los artistas más populares de Malí, tanto por sus discos como por sus directos. Si bien empezó a ser conocido por colaborar en Savane, el último disco de Ali Farka Touré, y por acompañarle en sus directos, otros músicos más mediáticos con los que también ha tocado como Carlos Santana, U2, Paul McCartney o Damon Albarn (Blur), han reconocido su virtuosismo e importancia. Y no está de más recordar que su nombre lo podemos encontrar en los créditos del Songhai 2 de Ketama.
Hecha está introducción vayamos a lo que fue su arrollador y fascinante concierto.
En está gira la banda es completamente familiar, Sus hijos Mamadou y Moustafa se encargan de los dos ngonis bajos y su hermano Abou Sissoko del ngoni mediano. Junto a ellos, Amy Sacko, su esposa, a la sugerente voz. Detrás de ellos Moctar Kouyate (su primo) con la media calabaza y algunos platillos y Mahamadou Tounkara (su sobrino) con el yabara (shekere) y el pequeño tama o talking drum.
Cuando entramos al Teatre Principal vimos que la sala estaba ocupada por sillas en sus tres cuartas partes, dejando un espacio atrás para los que llegaron tarde, o para los que querían bailar. Apareció primero la banda con sus trajes africanos, todos de verde brillante y empezaron a tocar Moustapha, pero intercalaron largas improvisaciones que hicieron que esa introducción de calentamiento, durara casi diez minutos. Salió entonces Bassekou y comenzaron a repasar su último disco. Justo lo hicieron por el tema que le da título, el precioso Jama Ko, donde Bassekou ya empezó a divertirse y maravillarnos con su pedal wah wah y siguieron con una envolvente y alargada Sinaly. Y es que en directo estiran o aceleran los temas de manera que les permite darle más énfasis a los puntos álgidos o mantienen los momentos calmos, si así lo sienten. De ese mismo modo también sonó la delicada Madou, hasta que viajaron a Cuba para repescar Karamo, canción del disco Afrocubism, que hizo junto a Eliades Ochoa y Toumani Diabaté. Un buen momento para demostrar que la música cubana tiene una clara raíz africana, y que cuesta quedarse en la silla sin poder bailar. Hay que explicar que antes de cada tema, Bassekou le pidió a cada uno de los diferentes ngonis una introducción o solo. Así llegamos al vertiginoso Saro, un tema de su primer disco que fue un autentico torbellino. Y después de la tempestad, la calma. Se fue la banda y se quedó en formato trío para hacer el delicioso blues de Poye. Antes explicó que ese tema lo grabó con Taj Mahal e iba a intentar cantarlo como él, pero que lo iba a hacer mal. La verdad es que estuvo esplendido y asombra como con solo cuatro cuerdas es capaz de expresar tanto sentimiento. Vuelta de la banda para combinar el también intenso Mali Koori empalmado con el dinámico Jonkoloni. Momento que aprovecharon para que el público cantara con ellos y se demostrara una gran complicidad. Y es que contagian su alegría encima del escenario, no paran de bailar, hacen pequeñas coreografías y siempre con una amplia sonrisa hacia el público. Y recta final con Ngoni Fola, que expuso que viene a significar “tocar bien el ngoni” y ¡vaya si lo tocan bien!, porque acabó con un duelo de ngonis espectacular. Bis con la delicada Wagadou, de aires flamencos, donde Amy mostró todo su poderío vocal. Estremecedor. Aún hicieron el amago de tocar otro tema más, que fue la versión africana del Guantanamera, pero que utilizaron para ir desapareciendo de escena.
Al final fue más de hora y media de puro placer. ¿Es pop? ¿es rock? ¿blues del desierto? es la auténtica África, el lugar donde nació la música.
+Info | Relacionados | Miguel Amorós.