Aterciopelados, rezos para el río

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En activo desde principios de los años noventa, la banda colombiana Aterciopelados siempre se ha distinguido por tratar temas sociales en muchas de sus canciones, ya fuera la guerra, la discriminación de la mujer o reivindicaciones populares.

Pero nunca antes sus dos cabezas creativas, Andrea Echeverri y Héctor Buitrago, habían ofrecido una cara tan explícitamente comprometida (en esta ocasión, con la cultura ambiental) como nos presentan en este Río (Nacional Records / El Volcán Música, 2009). Andrea Echeverri, su cantante y guitarrista, nos habla del sentimiento ecologista de su nuevo trabajo.

Escuchando Bandera, Agüita o Día paranormal parece claro que no debe costar mucho inspirarse viendo este mundo que vivimos.
Hay temas que desde siempre nos han importado profundamente, pero es cierto que ahora mismo está demasiado fácil encontrar asuntos urgentes, criticables, terribles… Aunque escribir canciones originales, con temáticas serias pero tratadas con humor y swing, es siempre un reto.

¿Y en qué punto de la vida de Aterciopelados llega este Río? ¿Qué representa para vosotros?
Es un momento lleno de responsabilidad y conciencia, donde el rol de músico-comunicador se ha aclarado en nuestras mentes. Río fluye con mensajes ecológicos, femeninos y anti-bélicos, y se plantea como una herramienta para el fortalecimiento de la cultura ambiental, como un compromiso con la Pachamamita.

Este salto de compromiso debe guardar fuerte relación con vuestro apoyo a favor del referendo por el agua en Colombia. ¿Seguís colaborando con acciones similares?
La idea es amarrar el curso de este disco con campañas ambientales, aunque los derechos humanos también nos persiguen. A finales del pasado año hicimos una canción con Amnistía Internacional, basada en Canción Protesta (tema de su disco anterior, Complemento, Nacional Records, 2006).

Este nuevo disco me ha dejado la sensación de ser más directo que otras grabaciones vuestras, desde una perspectiva de arreglos y de producción.
Creo que más bien es en la mezcla. En los discos anteriores trabajamos con Thom Russo, alguien más vinculado al pop. Para Río escogimos a Héctor Castillo, que tiene un espíritu mucho más rockero y no pule tanto el sonido porque le gusta más sucio.

Muchos músicos invitados, algo que me parece recordar que no ha sido muy habitual en la carrera de Aterciopelados. ¿Cómo fueron surgiendo todos esos encuentros?
Lo que no nos gusta es el comercio de famas en que muchas veces se convierten las invitaciones. Pero fueron surgiendo espontáneamente, con colegas colombianos que venían como anillo al dedo a las canciones: Goyo, del grupo de hip hop Chocquibtown, Paíto, maestro del kuisí, Kapari Walka, músicos andinos, Samuel Alfonso, un chico que hace canto bifónico…

¿Y qué te empuja a escribir, desde siempre, estas letras vinculadas a la ecología, la paz, la transformación personal?
Siento una necesidad interna, un deseo de cambiar cosas dentro de mí que generen cambios más grandes, en mi familia y en la gente que me escucha. Creo que todo influye en todos, incluso sin que seamos concientes de ello. Y también pienso que es importante que el movimiento ambiental crezca. En el reciente Foro Mundial del Agua se decidió que el agua no es un derecho…. ¿Qué irá a pasar con el aire?

¿Qué propuestas nos podéis recomendar de la nueva música colombiana? Y no vale decir Aterciopelados…
Velandia y la Tigra, Comadre Araña, Sidestepper, Pernet, Bomba Stereo, Malalma, Bloque de Búsqueda, Meridian Brothers, Curupira, La 33, La Mojarra Eléctrica, Chocquibtown…. Hay mucho movimiento… // Jordi Urpi