Antonio «El Turry» (cante) José Fermín Fernández (guitarra)
Sandaru. SFB El Dorado, 31 de mayo del 2023
A pesar de tratarse de un cantaor con dos discos, no habíamos tenido ocasión de escuchar a este joven granadino en Barcelona. Venía acompañado de su paisano José Fermín Fernández a la guitarra. Un joven músico que nos asombró con su toque, tanto por lo que expresa con la guitarra, como por su saber acompañar a un cantaor que disfruta de estar por abajo. Fernández estuvo muy atento todo el concierto para evitar comerse la voz del Turry cuándo se ponía grave.
Empezaron con una vidalita, un acierto, ya que El Turry tiene una voz muy melódica y expresiva, que le iba que ni pintada a este palo.
Además de que la guitarra ya gozó de mucho espacio para explayarse y agasajarnos.
Después de unas palabras de agradecimiento y saludo llegó la soleá. Entrada de guitarra con brillo y finura ¡que bien suena esa guitarra! Con letras de la soleá apolea de Ramón El Portugués se fue metiendo El Turry en cantes profundos, y hay que reconocer que se encontraba tan a gusto como el público, la cosa prometía. Dos estilos y casi veinte minutos, sin prisas.
Y llegaron las cantiñas, eso sí, si uno es de Granada, no puede cantarlas como si fuese de Cádiz (o no debe, para ser justos) Así que disfrutamos de una manera muy bonita y diferente de acercarse a esos cantes tan gaditanos. Fernández se marcó unas falsetas que arrancaron buenos oles, de un público que tenía el corazón repartido entre los dos músicos. Explicó El Turry, que como artista, a él no le gustaba mantenerse al margen de lo que ocurre en el mundo. Y pensando en la guerra de Ucrania escribió unas letras para cantarlas por livianas y serranas. Mucho se habla de la necesidad de actualizar las letras del flamenco, totalmente de acuerdo, pero también es verdad que letras buenas no aparecen todos los días. Dejémoslo así. Emoción y fuerza no le faltó al cante. El espíritu de las serranas como las cantaba El Chocolate se podía adivinar.
Entrada de guitarra que nos eleva como quiere y unas letras que homenajean de igual modo a Lorca que a Camarón. Miradas cómplices para ajustar cejillas y entrada por granadinas, normal que los dos paisanos se acercasen con seguridad a los cantes de su tierra. El Turry sube y baja a placer y va encadenando versos que describen muy bien la tierra dónde se ha criado. Mientras que Fernández nos encandila una y otra vez en esos espacios en que se queda solo. Salto geográfico que nos lleva hasta Huelva y sus fandangos. Aun que en las letras seguimos en la Alhambra de Granada.
Otro salto, ahora hasta la farruca. Al igual que había hecho con la vidalita la acercó a sus tonos bajos, para hacernos sufrir más. Muy intenso el cante y el toque de estos maestros, que a pesar de su juventud tienen recursos para acercarse a muchos palos y salir triunfadores.
Quiso terminar por tangos de su tierra, aportando ese sabor de sus reuniones familiares, donde los tangos dan tanto juego. Con las letras de Dios te salve. La verdad es que volvieron a sonar diferentes a unos tangos de otras zonas geográficas, y ahora pienso en El Pele.
A pesar de que ya los habíamos despedido con un aplauso largo (el respetable puesto en pie) todavía quisieron ofrecernos su particular homenaje a Enrique Morente. Sabía El Turry que en esta sala, el maestro Morente siempre está presente. Y recogió su Eco de Morente, que había grabado en su primer disco, Sentir que sueño. Para cerrar una tarde/ noche de las que quedan en la memoria. + info | Fotos: Daniel Sampere