Anansy Cissé

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Anansy Cissé

«Mali Overdrive» World Music Network, 2014
Hay un proverbio africano que dice que «el perro ladra y la caravana pasa». Pero en este caso, si trocasemos el ladrido canino por el crepitar de la guitarra que se escucha en este álbum, sería tal el efecto, que haría detenerse a la caravana extasiada ante el rasgado magistral de Anansy Cissé. Toda la herencia del blues del desierto yace en las yemas y en las escalas de este bardo eléctrico procedente de Mali. Y es que Anansy recoge todas las inteligentes enseñanzas de los patriarcas de la guitarra de su país, léase Ali Farka Touré o Samba Touré, e incrementa y electrifica el cuerpo de su guitarra rindiendo un homenaje a ese pedal tan utilizado por los músicos del rock que es el Overdrive. El estilo de Cissé está en concomitancia con el de Tinariwen, Terakaft, Tamikrest, o el colectivo musical Desert Rebel. O sea hipnotizante blues rock del desierto en el que la guitarra y la plañidera y cálida voz de Anansy Cissé contrasta con instrumentos más tradicionales como el kamalengoni (laúd del Sahel africano), la calabaza o el soku (violín típico de la región mali de Wassolou). Las reverberantes capas que teje la guitarra de Anansy en Sekou Amadou, una canción de alabanza en sintonía con los cánticos con los que los griots o trovadores africanos agasajan a los nobles o gentes importantes en la historia del país, encuentra cierta dosis de experimentación con las voces pregrabadas que planean por encima de la canción. El loop repetitivo de Wamassiheme tiene sonoridades con regusto casi oriental y que casi emulan a las del erhu o violín chino de dos cuerdas. Mientras que Agobene destila un fraseado muy similar al de Wish you were here de Pink Floyd, y practicamente se mastica la arena de las dunas en su perezoso desarrollo. Al escuchar estas sedosas canciones con alma eléctrica pergeñadas junto a músicos de bastante renombre entre los que se encuentra Zoumana Tereta (habitual en grabaciones de Basseoku Kouyaté, Oumou Sangaré, Nahawa Doumbia, entre otros), quién también ejerce de productor, uno no puede más que imaginar a un roquero impenitente con un chaleco de motivos étnicos y su resplandeciente guitarra Gibson Les Paul, una imagen que haría las delicias de los mismísimos Robert Plant o Mick Jagger. Cissé sabe como rendir pleitesía a la tradición con una peculiar forma de entender la música, la de los pedales de distorsión y esas guitarras tan erizadas como el lomo de un gato cuando se siente amenazado. Música fulani y del imperio Shongai con un pie en nuestros días y con un total respeto a las fuentes. + info I Relacionados I Miguel Ángel Sánchez Gárate