Ali Khattab
Ali Khattab
«Sin país», Nesma Music, 2014
El flamenco siempre ha sido un lenguaje musical que ha atraído a una gran cantidad de músicos que, por su origen, han llegado a él de forma más o menos tardía. Y la guitarra es uno de los elementos que más atracción han ejercido desde siempre, incluso más que el baile y mucho más que el cante, posiblemente porque el instrumento es común, si bien con diversas variaciones, en muchos tipos de música, aunque a lo mejor podríamos decir lo mismo del cuerpo y la voz. Muchos han sido, y continúan siendo, los artistas que han llegado a interpretar con sus instrumentos esta música de raíz de forma más o menos ortodoxa; desde los que intentan, y consiguen muchas veces, interpretar los palos tal como, dicen los puristas, se ha de hacer; hasta los que se inspiran en esta música para fusionarla (que palabra tan gastada) con otros estilos. Pero siempre es el flamenco el que los atrae. Aunque el caso de Ali Khattab, que en sus orígenes podría ser uno más de los que he citado, tiene un desarrollo y un final diferente al de otros muchos.
Ali Khattab nació en El Cairo en el 1977. A 11 años empezó a tocar la guitarra, hasta que un tiempo después se topó de forma casual, a través de una casete, con el flamenco, una música que le atrajo desde un primer momento. Siguiendo ese impulso, un tiempo después viajó a Jerez de la Frontera, donde estuvo un par de años, y allí nació ese amor, esa veneración por el flamenco que él interpreta como un reencuentro con sus antepasados orientales. Con ese espíritu grabó, en 2010, su primer trabajo discográfico, Al Zarga, Mujer morena de ojos azules, podría ser el significado, un nombre que evoca esa idea de unión de las dos realidades árabe y flamenca. Un primer trabajo de gran impacto, producido por el mismo, y que tiene el honor, triste honor, de ser el último proyecto que llevó a buen término el desafortunadamente desaparecido Mario Pacheco, desde Nuevos Medios. Grabado en Egipto, contó con una nómina de quince músicos, además de él mismo, que consiguieron crear un sonido absolutamente personal, donde el flamenco de su guitarra y la música árabe de sus acompañantes se unían de forma indisoluble, como algo natural que no extrañaba al oyente, confirmando esa idea del artista de reencuentro con su ancestral pasado.
Ahora, cuatro años más tarde, nos llega el segundo trabajo de Ali Khattab, con un título significativo, Sin país, en el que vuelve a rodearse de músicos árabes, con la excepción de Josemi Garzón, en el bajo; y entre los que destaca el exquisito violinista Abdou Dagher , en la el tema Maestro; y Wael el Fashny, que le acompaña con su voz en la canción que da título al disco y también en El secreto.
Ocho son las canciones que lo forman, con títulos como Derviche, Alejandra, Al Osba, Layla, Mawlana, y los ya citados, El secreto, Maestro, y El país, donde, precisamente, escuchamos un precioso poema de Ahmed Abul Hassa que dice así: “Viviré mi verdadera imagen/Un grano de polvo/En los parpados de la vida/Arrastrado por el viento sin país/Desde la cima de la montaña/Hasta acompañar a la raíz(…)”. Ocho temas que nos sumergen en ese mundo que Ali Khattab ha creado, amalgama de sonidos, que nos transportan de una punta a otra del Mediterráneo; que evocan mundos lejanos en el tiempo y en la geografía, pero cercanos en su espíritu; que nos hacen olvidar esa mezcla de culturas, conformando un estilo absolutamente personal donde se encuentran, como dice él mismo: “La cultura flamenca, la música árabe, la música del pueblo egipcio, la música africana de mi raíz, el baile religioso y la música tribal en general”. Una declaración de principios que se refleja de forma precisa en Sin país, donde Ali Khattab nos ha dejado una parte de su alma, de su corazón, a través de todas las influencias que ha recibido a lo largo de su vida musical, para que lo podamos disfrutar sin apriorismos, dejándonos llevar por la música, esa música que traspasa fronteras y que él, con su precioso y preciso trabajo nos ha regalado. + Info | Federico Francesch | DESAFINADO RADIO