Agustí Fernández y Lucía Martínez

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Agustí Fernández y Lucía Martínez
Jamboree, Barcelona. 19 de noviembre de 2015

Poco público para este dúo de músicos improvisadores, quizás la oferta musical es muy rica y no hay tanto público, quizás el nombre de nuestro pianista más internacional asociado a una joven promesa del jazz europeo no dice gran cosa al aficionado, la cuestión es que una vez más uno se siente apenado de que no haya más público valorando estas propuestas. Tenía muchas ganas de escuchar en directo a Lucía Martínez, ya que considero que su De viento y de sal, Nuba records, 2014 es un disco imprescindible dentro del jazz español de la última década. Agustí es suficientemente conocido en la escena catalana, y más en un momento en que algunos jóvenes valores lo tienen como músico referente. Vienen a presentar su disco Desalambrado, 2014. Nada de lo que pueda ocurrir esta noche debería sorprendernos. Aún así ese primer tema de más de treinta minutos en que Agustí no se cansa de remover las tripas del piano, con esos tacos de madera que le sirven de «slide» y Lucía sacando de no se sabe dónde toda clase de objetos que le ayudan en ese camino a la búsqueda de estructuras sonoras para compartir, no había tiempo ni espacio para preguntarte si aquello iba a seguir así indefinidamente o había un objetivo concreto para llegar a una especie de repetición. Lo que más me sorprendió y agradó de esta primera improvisación, fue el cambio de rol para los instrumentos, el piano en todo momento demostró ser lo que es, un instrumento de cuerda, escapando de esas melodías que sabe construir al trabajar ambas manos y centrándose en el tratamiento de las cuerdas interiores. Mientras que la batería de Lucía buscaba en los vientos más diversos la complicidad de los sonidos que necesitaba para explicar todo lo que tiene que decir esta mujer. Para mí fue Lucía la que durante más tiempo tiró del carro en esta primera composición. Ya en la segunda, el piano de Agustí parece asentarse en una melodía minimalista y ahora es él mallorquín quien lidera claramente la improvisación, un detalle corto dónde jugar a escenas más transitadas. Se levantan, Agustí presenta a Lucía Martínez y se van, dudan unos momentos, y  vuelven a escena, Agustí parece que decide continuar sentado para trabajar alguna melodía, pero a los dos o tres minutos Lucía planta su pie izquierdo encima del tambor para amortiguar el sonido y con esa imagen irreverente pero contundente acaba la noche. + info | relacionaos | Candido Querol