Zaz

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26º Guitar BCN
Poble Espanyol, Barcelona. 25 de julio de 2015

Después de un paso por Barcelona el verano pasado, fugaz y casi clandestino, Isabelle Geffroy, Zaz, llegaba a la Ciudad Condal para clausurar el Guitar BCN en medio de una gran expectativa, como lo corroboraron los aproximadamente dos mil espectadores que llenaron la Plaça Major del recinto del Poble Espanyol de Barcelona. Venía esta vez con una banda de seis músicos: Guillaume Juhel (guitarra), Edouard Algayon (guitarra, voz), Yoann Schmidt (batería), Thierry Faure (piano, acordeón, dirección musical), Ilan Abou (contrabajo, dirección musical) y Claude Egea (trompeta). Una banda reducida respecto a su actuación en Berlín, Stuttgart o San Sebastián, entre otras ciudades, unos días antes, con siete músicos más, un aspecto éste que se dejó notar en su concierto.

Zaz que es toda vitalidad, junto a su forma fantástica de cantar, conformó a un público que, de pie, y durante más de dos horas, siguió las evoluciones de la artista en un escenario que no paraba de recorrer, bromeando constantemente con sus músicos, creando un ambiente festivo que, puede que en algunos momentos para nosotros fuera algo excesivo, añorando algunos momentos más íntimos que su música aconseja, pero el lugar y el público, en este caso, no los permitía.

Presentaba su último trabajo, dedicado a Paris, (su ciudad de acogida, ya que ella nació en Tours en 2006), que así se llama el disco, donde podemos oír temas que, algunos desde hace mucho tiempo, otros más nuevos, evocan la Ciudad de la Luz, con intervenciones tan notables como la de Quincy Jones y Charles Aznavour. Canciones que iba mezclando con otras de su repertorio e incluso, como en el caso de Les prénoms de Paris, el tema de Jacques Brel, inéditas aquí en su discografía. Y así pudimos ir escuchando, Les passants, uno de sus temas más famosos, y de los primeros que grabó, con el que acostumbra a abrir sus recitales; Comme ci, comme ça, una reivindicación de su derecho a ser como ella quiera ser; Paris sera toujours Paris, que cantaba Maurice Chevalier; el famosísimo Sous le ciel de Paris, que encumbró Edith Piaf, y que dedicó a Pablo [Alborán], junto a quien ha grabado una versión; el citado tema de Brel, donde Edouard Algayon, con su trompeta a lo Dizzy Gillespie, hizo uno de sus mejores solos de la noche; así hasta llegar a La légende des Colibris.yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Zaz

Una de las facetas de Zaz es su compromiso inequívoco con las causas sociales. Así la hemos podido ver en la Plaza de Mayo con los indigentes de Buenos Aires, cantando junto a ellos y repartiéndoles comida, o colaborando con diferentes asociaciones. En el caso de su estancia en Barcelona, con Ecologistes en acció; destinando, además el beneficio del merchandising de la cantante, fabricado según los principios  de comercio justo y ecológico, a causas sociales a través, principalmente de la asociación Colibri. Y fue en ese momento del recital, antes de interpretar el tema, cuando explico un leyenda americana sobre un colibrí que ante un incendio en vez de huir, coge diminutas gotas de agua con su pico para intentar apagarlo, y ante la burla de los otros animales que consideran que su acción será irrelevante, él les dice que lo que hace es cumplir con su obligación. Una explicación que, como todas las que ofreció a lo largo del recital, en el que iba alternando el francés y un leído catalán, y que fueron numerosas, era acogida de forma entusiasta por el público.

Explicó luego que Paris, para ella era mucho más que sus monumentos, que era una mezcla cultural y que ese Paris popular era el que interpretaba en Dans mon Paris; homenajeó a Charles Aznavour con su Oublie Loulou, con un scat fantástico de la propia Zaz; Port Coton, que habla de un mundo inhabitable; Si, donde avisa sobre la fuerza de la unidad entre las personas; La Fée, que nos explica que tiene un hada en su casa que no puede volar; On ira de Kerredine Soltani, llena de fuerza y alegría; hasta llegar a Je veux, su primer tema de éxito, toda una declaración de principios, con más de 10 millones de visitas en internet del vídeo subtitulado en castellano y que, explican, iba pasando de teléfono en teléfono el 15M. Un tema en el que dice huir del lujo y las buenas maneras, que acaba: «Vayamos juntos a descubrir nuestra libertad/ olvidaos de todos vuestro clichés/ Bienvenidos a mi realidad»; una canción que retomó, cantando junto a los asistentes. Tras ella llegó, Eblouie par la nuit, del cantante Raphaël Haroche, donde nos habla de un amor perdido al que esperará durante cien años; La complainte de la butte, una canción de amor con texto del cineasta Jean Renoir, que se oía en su película French Cancan, y también en la moderna Moulin Rouge.

En ese momento,  su grupo interpretó un tema instrumental mientras la cantante desaparecía del escenario para volver con otro vestido, pasando de uno de seda con ilustraciones de animales, a otro amarillo con añadidos de flores cosidas encima de la tela; para cantarnos un súper energético Laissez-moi, haciendo nuevamente participar activamente a los espectadores.

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - ZazLlegaba el turno del divertido tema de Marie-Paula Belle, La Parisienne, que empieza diciendo: «Cuando llegué a la capital/ quería ser una mujer fatal/ pero no bebía ni me drogaba/ ni tenía ningún complejo/ Soy demasiado normal…», pero que se acaba integrando por su obsesión por el sexo, hasta que escoge la senda del ecologismo; Il est cinq heures, Paris s’éveille, de Jacques Dutronc, momento que aprovechó para presentar a sus músicos; y una versión absolutamente jazzística de, Afternoon in Paris, de John Lewis con otro inspirado scat de la cantante. Luego, La romance de Paris, que hizo famoso Charles Trenet, con una tremenda introducción de guitarra manuoche;  y tras ella una de sus canciones estrella, Dans ma rue. Pidió a los espectadores que cerraran los ojos y permanecieran en silencio, para escuchar este tema que cantó Edith Piaf en su momento, donde se nos habla de esas mujeres que se pasean por las calles de noche y donde la protagonista encuentra al final la paz cuando unos ángeles se la llevan.

Aquí acababa oficialmente el concierto. Volvía a insistir la cantante en su postura a favor del ecologismo y, concretamente, contra el TTIP [Acuerdo Transatlántico de Libre Comercio e Inversión]; y empezaba la tanda de bises con el bolero de Carlos Eleta, Historia de un amor, que dedicó a su madre, profesora de castellano, presente en el Poble Espanyol, y donde pidió, y consiguió, que el público volviera a cantar activamente con ella. Y con La vie en rose se despedía. Una Vie en rose que duró más de diez minutos, con una doble, o triple, tal como ella le iba pidiendo, introducción a la guitarra, de Edouard Algayon. Con los aplausos del público, que no paraban, volvió a salir al escenario, pero esta vez jugando con los espectadores a gritar desde un lado y otro de la plaza y, justificando por la hora el no cantar más, a pesar de las protestas de algunos.

Una Zaz espléndida, con un dominio de la escena absoluto, con esa característica voz, entre afónica y rota, pero en su máxima plenitud, y con un público que venía a verla con entusiasmo y salió entusiasmado. Sin restarle ningún mérito, porque no es posible hacerlo, a nosotros, a lo mejor, nos hubiese gustado más verla en un local pequeño, íntimo, más cercano, para poder apreciar todos esos matices que su música esconde y que la otra noche no fue posible escuchar. +Info | Relacionados | Escucha el programaTexto y Fotos: Federico Francesch | DESAFINADO RADIO