Yasmine Hamdan
Yasmine Hamdan
“Ya Nass”,Crammed Discs, 2013
Yasmine Hamdan es una artista de origen libanés, de nacionalidad americana y residente en París, que ha vivido en Líbano, Kuwait, Abu Dabi, Grecia, Francia, entre otros lugares, en parte huyendo con su familia de la situación política de su país, en parte por sus propias inquietudes. Una trayectoria vital, relacionada con las influencias musicales que ha ido recibiendo durante su vida, que se refleja en muchos aspectos de su obra. Durante los diez años que vivió en los países del Golfo solo escuchaba música local: atonal y polirítmica. Vuelve al Líbano y es el pop libanés el que escucha, un pop inocente que coincide con la guerra y la posguerra del país. Luego pop egipcio. En Grecia se engancha a la MTV: The Cure, Prince, Sade… Vuelve al Líbano y es el hard rock el estilo que le gusta. Luego se pasa a la música anglosajona: desde Chet Baker a Radio Heat… Finalmente, una noche en una discoteca a punto de cerrar el disc-jockey puso una canción de una cantante clásica árabe, la libanesa Asmahan, y a partir de aquí comienza su verdadera trayectoria musical, porque toda su carrera, desde los orígenes, estará centrada en ese tipo de música tradicional.
Dentro del mundo árabe, Yasmine Hamdan, está considerada una musa de la música underground, especialmente por el recuerdo que tienen de ella y de su banda Soapkills, que fundó junto a Zeid Hamdan. Fue uno de los primeros grupos de electro-pop independiente, un intento de esos dos artistas, ambos nacidos el 1976, de explorar y combinar la canción árabe clásica con la música electrónica. El nombre del grupo proviene de una canción de Zeid Hamdan y se refiere a la reconstrucción de Beirut después de la guerra civil libanesa. Un compromiso que también se reflejaba en alguna de las letras e incluso en la actitud de ellos dos. (De hecho Zeid Hamdan fue detenido a finales de julio del 2011 por el contenido satírico de un tema suyo que aludía a un alto militar y al presidente del país). En 2005, Soapkills grabó su último álbum y, posteriormente, Yasmine Hamdan se trasladó a París.
Durante una fiesta de Madonna en la capital francesa, se encontró con Mirwais y juntos formaron el dúo Yas, que lanzó su álbum Arabology en 2009. Nuevamente letras y aires árabes envueltos en ritmos electrónicos. Fue el último trabajo antes de empezar su proyecto personal, Ya Nass.
Ya Nass, es en realidad una reedición del anterior disco de Yasmine Hamdan que se editó en Francia y Líbano en el 2012, con el nombre homónimo de la artista. Es una reedición especial porque se han añadido cinco nuevos temas, y así se ha publicado en 2013 a nivel internacional. Un primer proyecto absolutamente propio, “c’est mon bebe”, dice la cantante, donde buscaba sonoridades más acústicas, partiendo de una base más folk, de voz y guitarra, a los que se fueron añadiendo elementos diversos, primero electrónicos, pero suaves, y más adelante detalles étnicos, indios, del norte de África, pero sin intención de fusión, simplemente buscando esa sonoridad diferente que consigue. En ambos trabajos Yasmine Hamdan contó con la colaboración de Marc Collin, fundador del grupo Nouvelle Vague, pieza fundamental en el resultado, porque fue el encargado de darle la confianza suficiente para plasmar las iniciativas de ella en el resultado final. Un disco que en algunos momentos nos recuerda a cantantes procedentes de países árabes afincadas en Francia como, Souad Massi o Hindi Zahara, aunque en otros momentos está más cerca de sus anteriores experiencias musicales.
Lo que es indudable es la gran influencia de la música tradicional árabe en su carrera. La primera canción que cantó en árabe era de la citada Asmahan, para ella una música extremadamente moderna, con propuestas universales. A partir de ahí, Yasmine Hamdan ha conducido su trabajo partiendo de esa música como materia prima, cambiando estructuras y, especialmente, descontextualizándola totalmente, porque no quería hacer un clon, “no quiero hacer karaoke”. Después de aquella experiencia en la discoteca, se dedicó de forma compulsiva a comprar casetes de cantores clásicos árabes, desde las egipcias Om Kalthoum, Mounira El Mahdeya, Nagat El Saghira y Shadia, a la kuwaití Aisha Al-Martah, y por supuesto, entre otras más, de su compatriota Asmahan. Intérpretes de unas músicas llenas de sensualidad, con unos textos adobados de crítica social, sutil e irónica, que recuerdan la época de libertad y de emancipación que hubo entonces en el Medio Oriente. Un legado que no abandonó: “Cuando emigré a París me llevé mis cosas y tenía como unos 80 kilos de casetes… este era mi tesoro”. Una influencia que se encuentra en los textos, que ella canta en árabe moderno y a los que proporciona esa forma tradicional que llena de humor sus letras e incluso sus actuaciones. No hace mucho salió a escena en El Cairo, con un top de lentejuelas sobre sus tejanos de piel negros y su camiseta lila, sin mangas, remedando a las bailarinas de la danza del vientre y con unos adornos dorados en el pelo, que parecían salidos directamente de los bazares cairotas de Khan al-Khalili.
Si hemos hablado de sus influencias musicales y de las referentes a los textos, el tercer aspecto que caracteriza la música de Yasmine Hamdan es su voz. Cuando encontró esa nueva música que era, para ella, la clásica árabe, empezó a imitar a las cantantes en su casa, al principio sin entender lo que decían. Luego quiso estudiar en el conservatorio, pero no le gustaba y, finalmente, fue de forma autodidacta como llegó a entenderlas y hacérselas suyas, tanto que, dice, “vivían conmigo”. Y así, junto a otras voces que ella admira, como las de Janis Joplin, Nina Simone o Madonna, formó una verdadera familia musical para que le proporcionara un referente, a ella, a Yasmine Hamdan, una mujer que nunca se había sentido verdaderamente libanesa ni nada. “Soy un poco de todo”, explica. Esa mezcla ha logrado que su voz sea uno de los elementos capitales en su trabajo. Un disco con el que quería llegar al mundo árabe y a los no árabes, con una propuesta fuera de ciertos códigos, encontrando en la palabra tradición lo que tiene de vital, en contra del concepto de rigidez que, a veces, se le atribuye. Y así entiende su disco como un camino. Ya Nass está acabado en su forma actual, pero el disco, su trayectoria no es más que un presente sin pasado y sin futuro que condicionen a esta mujer inquieta, a la que podemos oír cantar en la última película de Jim Jarmusch o escuchar la música que ha compuesto especialmente para Rituel puor une métamorphose de la Comédie Française.
Dejémonos llevar por esas canciones que en algunos momentos nos acercarán a la suavidad de una música de raíces folk, como la extraordinaria Shouei compuesta por Zeid Hamdan; Bala Tantanat, que cuenta con el adorno de unas preciosas segundas voces; o Deny, de la que existe una magnifica versión acústica, diferente a la del disco, con la guitarra de Liset Alea acompañándola. También sumerjámonos en esas otras melodías procedentes del clasicismo árabe, como La Mouch, y especialmente In Kan Fouadi, homenaje a Asmahan, únicas composiciones, junto a la citada Shouei, donde no interviene la cantante, en solitario o acompañada, como autora. Circulemos, por último, entre ese otro grupo de canciones más cercanas a sonidos electrónicos, como Samar, con recuerdos orientales; la hipnótica Enta Fem, Again; la marcadamente rítmica, con toques sinfónicos Mediya; la melódica Beirut; la más cercana a la sencillez que ella buscaba; la preciosa balada Aleb, que cambia posteriormente hacia un ritmo insistente; Hal, con un final percusivo con la participación impresindible de los crótalos bereberes; y Khayyam, con protagonismo de la guitarra, a modo de preludio de Ya nass, que da título al trabajo, y que también se nos antoja como una especie de mantra de dos melodías, con que concluye el trabajo. Una aventura que Yasmine Hamdan emprende por primera vez en solitario y que augura un presente continuo, como ella dice, en el que esperamos resultados tan brillantes como éste. + Info | Escucha el programa | Federico Francesch | DESAFINADO RADIO