Fiesta Womad Las Palmas
Fiesta Womad Las Palmas
12 de noviembre de 2011
Parque de Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria
Cada segundo fin de semana de noviembre, cuando en la península las frías temperaturas del otoño empiezan a hacer su efecto, en las Islas Canarias se celebra el último festival al aire libre del año.
Hasta ahora esto llevaba ocurriendo hace diecisiete años, pero éste estuvo a punto de no ocurrir. El hecho ha sido que, a causa de un amplio recorte del presupuesto por parte del Ayuntamiento de la ciudad, el Festival Womad Las Palmas que se desarrollaba durante cuatro días, pasó a llamarse Fiesta Las Palmas y se celebró en un solo día. Fue el pasado sábado 12 de noviembre. Eso sí, se protegió la filosofía del festival y la cita multicultural conservó una decena de conciertos internacionales, los talleres infantiles, el mercadillo Womad y el Ciclo de Cine de Casa África.
Afrobeat, flamenco, raï, electrónica, rap, folk, pop o música balcánica sonaron de forma alternativa en los dos escenarios del Parque de Santa Catalina de Las Palmas, que acogieron las actuaciones de esos diez grupos. Allí se dieron cita artistas emergentes e interesantes a descubrir por el gran público, junto a algunos consagrados, para mantener ese espíritu de compartir culturas que siempre a destilado el festival Womad.
Los jóvenes e inquietos canarios de The Monos, fueron los encargados de abrir la fiesta encima del escenario Santa Catalina. A diferencia de otros años, ya había un numeroso público dispuesto a dejarse llevar por los ritmos funkies, de reggae y de rock (por nombrar algunos de los estilos que manejan) con la particularidad de que usan un timple canario dentro de toda su amalgama sonora.
Después el queridísimo Arístides Moreno se encargó de seguir animando la fiesta en el escenario Boulevard. Aunque en solitario, se nota que la crisis ha llegado a todos los niveles. Sin embargo él solo encima de las tablas, va sobrado. Verlo en las Islas es todo un espectáculo, las primeras filas se llenan de un público infantil y el resto comprende todas las edades, y todas las “tribus”. Sus conciertos son puros karaokes y mantiene un enlace con el público difícil de superar. Y eso mismo ocurrió ese día, una autentica celebración musical y divertida, pero no exenta de inteligente critica social. Antes de ver su actuación nos contó que está planeando venirse un tiempo a vivir a la península, a Barcelona en concreto. Estaremos atentos.La continuación la llevaron a cabo los innovadores y dinámicos alemanes de 17 Hippies. Lamentablemente fue el inicio de unos problemas de sonido que se repetirían a lo largo de la noche, aunque queremos minimizar su importancia, porque la interactividad con el público no se interrumpió en ningún momento. Los berlineses empezaron algo fríos y poco a poco fueron entonándose, pero es lo malo que tienen estos festivales, que el tiempo está acotado rígidamente y cuando mejor estaban, les llegó la hora de acabar. Una pena que no hubieran escogido mejor el repertorio. Cambio de escenario y ya nos estaban esperando Tankus the Henge, que fueron los últimos en incorporarse al cartel, ya que sustituyeron al australiano CW Stoneking que suspendió su visita por problemas de salud de su hijo. Los jóvenes londinenses tenían muchas ganas de agradar y consiguieron una buena aceptación. Su música bebe de muchas fuentes, pop, música de raíz gitana, aires de Nueva Orleáns y aromas circenses con intensas subidas y bajadas de ritmo. Esa variedad despistó algo al público, aunque tuvieron momentos álgidos, sobre todo cuando tendían hacia los ritmos balcánicos. De nuevo traslado al otro escenario para ver una de las agradables sorpresas del festival, Baloji, congolés que creció en Liege (Bélgica). Con un pasado exitoso en el hip hop y un futuro donde recupera parte de su identidad africana, esto es soul, afro funk, rumba congoleña, sin olvidar el inevitable rapeo y con un directo vistoso y dinámico. Presentaba su segundo disco en solitario Kinshasa Succursale (Crammed Discs, 2011) que recomendamos desde aquí. A pesar de que pasaba rápidamente de un estilo a otro y de que tuvo algún problema más de sonido, todos disfrutamos mucho de su actuación. Aconsejamos no perderle la pista. Pero sigamos con la secuencia, porque después de él llegó uno de los mejores conciertos de la Fiesta Womad, al menos de los más celebrados, el de los londinenses Brassroots. En escena una banda de seis vientos y un batería. Normalmente una agrupación de metales ya es de por si animosa, pero su puesta en escena fue tremenda, con un trombonista que no paraba de interactuar con el público y con un “tubero” (o sea el que tocaba la tuba), que lo mismo hacía bases o se convertía en el conductor de la melodía, IMPRESIONANTE. Sonaron versiones de Radiohead, New Order u Outkast que se mezclaban con mucha gracia y sin disminuir el groove, con temas de Kylie Minogue, Bowie o Dick Dale, todo para no parar de bailar. ¡Tremendos!.
Las Migas y su flamenco personal cogieron el relevo, pero de nuevo los problemas de sonido hicieron su aparición. A ellas les tocó la parte más grave, con acoples insoportables, pero eso les espoleó para que, en cuanto se solucionaron, lo dieran todo a un público que las animó aún más. Aunque la suya es una propuesta más apropiada para teatros o salas donde se pueda estar sentado, no se dejaron intimidar y consiguieron una buena comunicación musical con ese público canario que siempre es tan receptivo.
De nuevo emigración hacia el escenario Boulevard para ver en acción al francés Chapelier Fou. Virtuoso del violín, maneja también la guitarra, el chelo o el bouzouki y sobre todo su maquina de crear loops. Es el clásico y moderno hombre orquesta que se vale y sobra él solo para montar temas complejos “amontando” samplers de los instrumentos que va tocando. Quizá fue demasiado “suave” para la hora que era, aunque su propuesta es valiente y arriesgada.
No diré que todo el mundo aprovechó para tomarse un respiro del maratón musical, pero más de uno se escapó a cenar algo. Porque después llegaba el teórico plato fuerte del día, el argelino Khaled. El Parque de Santa Catalina estaba a reventar (20.000 personas dijeron los medios de comunicación) y entre ellos una amplia representación de países del Magreb, que esa noche estaban especialmente excitados. No tenemos constancia de que pasara nada, pero en nuestra cercanía los ánimos estaban especialmente exaltados. Es lo que tiene el rey del raï, que levanta pasiones. El suyo fue un concierto bien estructurado, correcto, quizá demasiado, y por lo tanto sin sorpresas. Hizo un repaso de su discografía y acabó con una coreada Aïcha, que todo el mundo le llevaba pidiendo desde que inició el concierto.
Ya tan solo quedaban los Alma Afrobeat Ensemble que acabaron por resarcir a los que echaron en falta los tres días restantes de Womad. Empezaron algo inciertos, pero poco a poco fueron cogiendo el ritmo y dominando la escena. Ellos tenían muchas ganas de este concierto y al final, cuando el rítmico afrobeat empezó a hacer su efecto, todos lo celebramos. En cuanto acabaron Dj Floro se puso a los mandos de los platos y aunque lo suyo fue una sesión excesivamente corta, fue excelentemente efectiva.
Ahí acabó este año está Fiesta Womad. Esperamos que esa llama que se encendió en la Islas Canarias hace ya diecisiete años, dure otros tantos más. // Relacionados / Miguel Amorós.