Womad Cáceres 2015

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Womad Cáceres 2015

Cáceres, del 7 al 10 de mayo de 2015

 

Un año más el festival Womad Cáceres ha colmado con creces nuestras expectativas y nos ha dejado un extraordinario sabor de boca en forma de espectaculares conciertos, que no han hecho más que reafirmarnos en nuestra intención de volver el año que viene. Nos relamemos de gusto solo pensando en lo que nos deparará la próxima edición, puesto que Womad Cáceres cumple sus bodas de plata. 25 años. Ahí es nada.

Hablar de Womad Cáceres es hablar de eclecticismo musical. Cada año pasan por sus escenarios grandes nombres de la escena world music a nivel mundial, siendo a su vez un gran escaparate para aquellas bandas que están en el albor de sus carreras y quieran hacerse un hueco en este complicado mundo de la cultura en general y de la música en particular. Así sucede en los primeros compases de ambas jornadas, en las que abren fuego propuestas autóctonas para ir caldeando el ambiente y predisponer al personal a la fiesta. Womad es un acontecimiento ideal y un trampolín desde el que saltar al vacío. A continuación van pasando por los dos escenarios una amalgama de músicas procedentes de todos los rincones del planeta para deleite de los amantes de sonidos tan dispares, diversos y lejanos como enriquecedores de las propias experiencias de quienes las transmiten, en una simbiosis perfecta artista/público en el que este último se deja seducir, con asombrosa complicidad, en una explosión de felicidad plena. Nombres como el del argentino Dino Saluzzi, el guineano Mo Kouyate o el etíope Mahmoud Ahmed se unen con el de Los Niños de los Ojos Rojos, El Twanguero o Raúl Rodríguez, en una mezcolanza artística y musical de primerísimo orden.

La jornada inaugural, la del viernes, estuvo cargada de emoción con las propuestas de Dino Saluzzi y Mo Kouyate en la Plaza San Jorge, con la iglesia al fondo y un público entregado abarrotando las escalinatas y el pequeño espacio que queda delante del escenario, y con las músicas de Kobo Town, Raúl Rodríguez y Mahmoud Ahmed en la Plaza Mayor, en la que no cabía un womero más. Nacido en Sevilla pero de ascendencia onubense, esa Onuba descubridora, Raúl Rodríguez desgranó un disco exquisito, mezlca de flamenco y músicas mestizas, cantes de ida y vuelta, precisamente enraizadas con esas tierras hermanas del otro lado del Atlántico. No solo es un excelente músico, sino que además es una gran persona, cercana y amable, con la que estuvimos departiendo de lo distinto que es tocar en un teatro o en un gran festival como Womad. Y está en lo cierto, pues la semana anterior lo habíamos disfrutado en nuestra tierra, en Huelva, en un formato mucho más íntimo por el recinto, pero con igual resultado: espectacular. Y del flamenco al ethio-jazz del excepcional Mahmoud Ahmed, quién cerró los conciertos del viernes con un recital apoteósico. Nada más salir a escena y el público presente enloqueció. Y es que su sola presencia ya provoca un nudo en el estómago, teniendo la sensación de que vas a ser partícipe de algo extraordinario. Ataviado con el traje típico con la bandera de su país y acrecentado por la iluminación y las poses, Ahmed parecía a ratos un maestro de ceremonias aleccionando a todos sus discípulos en el noble arte de la Música, con mayúsculas. Y con una energía inusitada que conseguía transmitir a todos los presentes, el colofón a tan maravilloso espectáculo llegó con su himno, con ese Ere Mela Mela que siguió sonando en la mente de los espectadores incluso mucho tiempo después de que Mahmoud Ahmed pusiera fin a la primera de las dos noches de músicas y diversión.

Tras el cierre del escenario principal, el toque musical continuaba por las distintas plazas que hay entre ambos escenarios, en improvisados conciertos de batucadas en las que la gente se arremolina alrededor para dar rienda suelta a sus ganas de seguir bailando y disfrutando de un festival que es para vivirlo. A pesar de que antaño lo de los tambores era infinitamente más grandioso y llamativo, convirtiéndose cualquier rincón de la bella ciudad monumental de Cáceres en una improvisada Jam de batucada en la que cualquiera podía participar con su instrumento de percusión, a día de hoy esto ha quedado relegado a cuatro pequeños grupúsculos que se aferran a que esta parte del festival no se termine por perder del todo.

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Womad Cáceres 2015Y para el sábado aún quedaban muchos ritmos que disfrutar. Los Niños de los Ojos Rojos encendieron la mecha con su locura celta, mientras aún aguardaban las sensacionales voces de dos mujeres de ascendencias dispares pero unidas por el lugar de residencia. Eska y Alice Russell hicieron las delicias de los presentes tanto en el escenario de la Plaza San Jorge la primera como en el de la Plaza Mayor la segunda. Rotunda, contundente y poderosa, Eska maravilló al público con su portentosa voz, su virtuosismo vocal, sus bailes y su manera de entender la música, arropada por una excelente banda. Por su parte, Alice vino guerrera. No solo por su potente voz, sino también por los mensajes que iba lanzando sobre la actualidad política de su país. Además fue una apisonadora soul y funk que hizo enloquecer a los asistentes a su espectáculo. Sin tiempo para reponernos de tanta descarga de adrenalina musical el siguiente en aparecer fue El Twanguero en la Plaza San Jorge, para mí una de las sorpresas de esta edición de Womad Cáceres. Anodadado me quedé ante la destreza con la guitarra de este madrileño de reconocido prestigio internacional. Diego García, así se llama El Twanguero, transitó en su espectáculo entre el folk americano, el blues o incluso algún tema de claro sabor mexicano, que cautivó al público presente. Gran acierto de la organización. Y para rematar la noche cerró el escenario principal y con ello Womad Cáceres 2015 un ‘Magnífico’ músico y mejor showman, que con su particular visión de las cosas, atrapó con su balkan y gustó bastante a los miles de oyentes que se agolpaban en la Plaza con ganas de más, y más y más. El artista esloveno hizo varias alusiones de alto contenido sexual, además de hablar de la devastación de su antiguo país, Yugoslavia, y su posterior desmembramiento, a la vez que pasaba de la tristeza lógica por estos recuerdos a la alegría con su música. Y como buen músico que se precie, también tiene himno que no podía dejar de tocar. Hir aj kam hir aj go. Enloquecimos. Y por último, un bis pedido con entusiasmo por el público y concedido por la organización para dejar un espléndido recuerdo en la mente de todos los asistentes.

Ya solo quedaba el pasacalles dominical y la certeza segura de que en 2016 volveremos a vivir el Womad, a disfrutar de su ecléctica propuesta musical y a dejarnos seducir por los encantos de esta maravillosa ciudad. + Info | Relacionados | Alejandro López García