Vitor Ramil / BarnaSants
Vitor Ramil Festival BarnaSants.
Auditorio Barradas (Hospitalet de Llobregat) , 31 de marzo de 2011.
Un escenario desnudo, una silla un atril y una guitarra es todo lo que necesitó Vitor Ramil para envolvernos en su sonido, en su música, en su poesía. Y es que muchas veces se agradece el poder acceder a la esencia de las cosas sin aditamentos, añadidos que pueden, aparentemente, enriquecer el resultado de un concierto pero que a veces, y sin esa intención, pueden desviarnos de lo esencial. Vitor invirtió más de dos horas en las pruebas de sonido, y no por la incompetencia de los técnicos, sino por su casi obsesiva perfección. Esa misma perfección que se traduce en toda su obra, tanto musical como literaria. Luego, como dijo, ofreció un recital de milongas y canciones. Milongas que se cantan en el sur de Brasil y el norte de Argentina y Uruguay algunas de las cuales ha incluido en su excelente último trabajo, Délibáb, sobre poemas de Jorge Luis Borges y del poeta autodidacta brasileño Joao da Cunha Vargas. Mezcló las milongas con algunos de los temas más conocidos de su repertorio, como Nao é Ceu, A zero por hora, Estrela, Estrela… Todo ello adobado por intervenciones en las que explicaba la génesis de los temas, su relación con las canciones, anécdotas, especialmente una dedicada a Jorge Drexler, su “aparcero” y amigo, con quien iba a actuar el día siguiente en Madrid, y comentarios que acercaban al cantante cada vez más al público en un dialogo que empezaba diciendo a éste si quería alguna cosa en concreto, si tenía “alguna exigencia” y que continuaba con su música, con la forma de interpretar sus canciones. Vitor Ramil ama su música, ama lo que hace, lo cuida, se exige esa perfección de la que hablábamos, y ese amor, esa exigencia la sabe transmitir en todo momento, lo que provoca en el espectador una sensación de placidez que le permite disfrutar plenamente del artista.
Vitor Ramil no deja nada a la improvisación. No ha grabado nunca un disco en vivo, porque cree que en un directo no podría controlarlo todo. No deja de investigar en la música, porque su inquietud es congénita, como lo demuestran los discos tan diversos que ha publicado. Su implicación con la literatura crece continuamente. En el concierto que ofreció dentro de la programación del festival BarnaSants demostró todo esto, control, inquietud, implicación…Pero también se nos mostró cercano, excelente cantante, acompañándose a la guitarra ajustándola para potenciar la interpretación. Tener a Vitor Ramil así, cercano, sin aditivos, es algo que los que tuvimos la suerte de estar allí no creo que podamos olvidar nunca. | www.barnasants.com | Federico Francesh (Revista Ritmos del Mundo)