Razia
Cuatro convulsos e hiperactivos años ha tardado la malgache Razia Said en presentarnos su segundo álbum: Akory, un trabajo lleno de alegres canciones y melodías vibrantes, que explora los desafíos políticos y ambientales que enfrenta su país natal.
Akory, que significa en lengua malgache «¿Y ahora qué?» ha sido gestado y producido en cuatro continentes. Si en su álbum de debut: Zebu Nation (Cumbancha 2010), Razia ya se sumergía con orgullo y rigor en las raíces musicales de Madagascar, en este nuevo trabajo aún bucea a mayor profundidad. Para ello ha contado con parte de la plana mayor de músicos de su país: los virtuosos guitarristas D’Gary y Teta, el legendario acordeonista Regis Gizavo o el maestro de la valiha Rajery. En sus 10 temas nos presenta ritmos de todos los rincones del país y, para que el sonido fuera lo más auténtico posible y recordara a la música y las melodías que empaparon su niñez, la artista malgache ha introducido instrumentos tradicionales de Madagscar como el marovany (una cítara con caja de madera), la valiha (una cítara hecha con bambú) o el lukanga (un violín de tres cuerdas).
En mayo de 2011 Razia aterriza en Antananarivo desde Nueva York con doce nuevas canciones en la maleta. Decide entonces encerrarse en el reconocido estudio Marte junto al productor Bivy y a Rajery para adaptar las nuevas composiciones a las formas, ritmos y compases musicales malgaches. A medida que las canciones cobraban forma, se fueron incluyendo el resto de músicos e instrumentos. Con los temas ya compuestos y con la base hecha, Razia decide mandar las pistas a París para que el acordeonista Regis Gizavo y el violinista François Michaud añadieran nuevas capas y las composiciones fueran creciendo. Tras París le tocó el turno a Nueva York donde esperaban el ingeniero de sonido Nir Graff, el productor Jamie Ambler y el bajista y cantante malgache David Rajaonary para supervisar e incluir 4 nuevas pistas con el baterista Harvey Wirht, el bajista Michael Olatuja y el percusionista Samuel Torres. Finalmente el disco se mezcló en Brooklyn y el fue masterizado por el famoso Leon Zervos en los estudios 301 de Australia.
Todo para ofrecernos un disco lleno de alma, de energía y de esa alegría africana de la que tanto deberíamos aprender en esta, cada vez más triste, gris, apagada y resignada Europa. Info | Relacionados | Bruno Freire León