Susana Baca

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Susana Baca

Éste es mi homenaje a la diáspora africana

Si alguien representa la voz de África en América Latina, esa es Susana Baca. Su compromiso con la herencia negra la ha llevado desde Perú hasta las inmensas raíces africanas de todo su continente. De ahí nace Afrodiaspora, su nuevo trabajo, un sublime viaje a través de la riqueza musical negra de América.

Afrodiaspora hace un recorrido por la tradición negra que vive en América. ¿Qué crees que habría pasado con la música de tu continente sin la influencia africana?
Siento que la presencia africana en el continente le ha dado un trazo especial a la cultura en general de esta parte del planeta. Soñando que la migración no fue forzada, nos hubiera encantado este encuentro cultural, pero como existió realmente la esclavitud, esto daña el encuentro, pero no deja de ser un encuentro en el que los africanos han dejado huellas maravillosas, sobre todo en la música.

Con este disco nos haces viajar por espectaculares escenarios: Perú, Puerto Rico, Nueva Orleáns, Brasil… ¿Es éste tu disco más universal?
Yo creo que sí. Están no todos pero varios de los ritmos que son lo cotidiano en los países que comparten africanidad y tiene que ver con yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Susana Bacaesos encuentros para vernos y reconocernos. Desde hace un tiempo los integrantes de la diáspora nos venimos reuniendo y discutiendo nuestros problemas. He estado en congresos en el Ecuador, Brasil, Nueva Orleáns, etc. He compartido con afrodescendientes de todas partes y por supuesto he ido a lo que me gusta: la Música, y tengo en casa la posibilidad de viajar musicalmente por casi todos los países de la diáspora africana. De ahí este disco que celebra nuestra africanidad, éste es mi homenaje.

En Afrodiaspora suena forró, cumbia, bomba, funk… ¿Cómo te has aproximado a estos ritmos?
Asistir a festivales sobre las raíces donde he encontrado no sólo artistas africanos sino artistas de Latinoamérica, exponiendo sus culturas, ha sido la fuente principal para hacer un disco como Afrodiaspora. Sobre la cultura afroamericana, he estado involucrada hace muchísimos años, cuando era una estudiante universitaria y seguía de cerca la vida de Angela Davis. Llegué a Nueva Orleáns con la pasión de encontrar los orígenes del jazz y me encontré con una fuerza musical arrasadora, por eso mi homenaje con ese funky/ festejo, que es un ritmo afroperuano, en Hey Pocky Way, de los legendarios Meters.

 ¿Los temas de Afrodiaspora son tradicionales de cada país o los has compuesto tú en su totalidad, exceptuando los temas de otros músicos?
Algunos los he tomado y transformado y otros los he traído del recuerdo de las fiestas de mi madre con mis tías. Otros se han compuesto especialmente como Bendíceme. Claro que yo he escogido el material, he propuesto las uniones como el tema Coco y Forro o como Baho quende y Palo mayimbe, o también Bomba y Plena.

Una de las canciones que mejor resume el espíritu mestizo del disco es Yana Runa, que habla de la unión entre negros y andinos del Perú. Tú que has investigado mucho sobre este tema, ¿podrías decirnos cómo se gestó esta unión musical?
Esta unión musical es preciosa. Los andinos, la gente de la sierra, han sufrido hasta el día de hoy mucha marginación. Ellos, por los años 40, para no morir de hambre, bajaban a la costa a trabajar en las cosechas de caña de azúcar y algodón. Formaban grupos de familias en el campo, al borde de los caminos, esperando ser contratados, viajaban por toda la costa del Perú, como no tenían tierra, los llamaban ‘golondrinos’. Los negros, también marginados, mal pagados y pobres, eran los trabajadores del campo de la costa y en ese campo se encontraban que tenían que compartir sus magras raciones de comida, la música, los cantos de trabajo. Eran reuniones donde la vida se lamentaba, pero también se celebraba. 

Aparece en el disco el tema Reina de África de Javier Ruibal, y también hay composiciones de Iván Benavides o Javier Lazo. ¿Qué ha aportado cada uno de ellos a Afrodiaspora?
Yo me encontré con la obra musical de Javier Ruibal cuando fui a Zaragoza a cantar. En Barcelona fui a un concierto donde participaban varios artistas españoles y entre ellos cantaba Javier y me impresionó mucho su manera de estar conectado con el público en una mezcla de sensibilidad y calidad interpretativa. Pertenece a esos artistas que te hablan desde el alma. Fui a saludarlo, me regaló sus discos y me los escuché todos, disfruté de muchas de sus canciones pero la que se me quedó en el alma fue Reina de África, ese homenaje a la belleza de la mujer africana. Sobre Javier Lazo, es un compositor peruano que me entrega canciones que son justamente lo que quiero cantar, colabora mucho conmigo y tiene talento. A Iván Benavides lo conozco poco, pero siento que tiene la sensibilidad para hacer canciones de este tiempo pero muy enraizadas, me gusta.

Fundaste el Instituto Negro del Perú para investigar la raíz negra de tu país. ¿Cómo sigue esta tarea?
Esa tarea aún perdura. Ahora estamos al borde de inaugurar un complejo cultural que se llama Centro Cultural de la Memoria que tiene una biblioteca, un Museo de la Identidad, aulas de estudio, etc. Está ubicado a 150 kilómetros de Lima en la costa sur, en la provincia de Cañete, en una antigua hacienda que se llama Santa Bárbara, en un pueblo de campesinos. Ahí realizamos talleres para niños. A través de la música les damos la posibilidad de expresarse y reconocer su cultura para que así salgan de la marginalidad. Eso es lo que pretendemos, no sé si lo lograremos, pero creemos que es necesario contribuir al reconocimiento del aporte cultural de nuestro pueblo a las nuevas generaciones.

En tus años de investigación sobre la música afro en Latinoamérica, ¿qué conexiones musicales te ha sorprendido hallar?Por ejemplo, me ha sorprendido descubrir que la contradanza es un ritmo que llega a las Américas con los españoles y los músicos negros, como bailes de la época, y florece en América, es como la madre de varios ritmos de aquí. La contradanza tiene su origen en la Country Dance inglesa, que invade Europa en el siglo XVII, y es traída también por los franceses a las Antillas. En el Perú la escuchas como Panalivio.

Eras maestra, pero la música te alejó de la escuela. Empezaste musicalizando poemas, y al principio te costó llegar al gran público. ¿Cómo explicas que hoy en día eres la voz más grande del Perú, y una de las más importantes de América Latina y del mundo?
Gracias por tus palabras. Me costó mucho, es cierto. Yo crecí musicalmente entre dos generaciones: los que tocaban rock y los tradicionalistas. Busqué en la poesía el lenguaje qué quería decir, me aproveché de las palabras de los poetas. Mientras que en un vals criollo peruano hablaban muy mal de la mujer, la poesía del poeta vanguardista Carlos Oquendo de Amat decía: ‘Mujer mapa de música, claro de río, fiesta de fruta’, cómo no iba a cantar estas palabras, si las mujeres que tenía a mi alrededor eran maravillosas. Si hubiera cantado valses criollos hubiera sido muy popular, pero como me dediqué a cantar poesía, me estigmatizaron: cantante de protesta, comunista porque canté a César Vallejo… Los medios masivos de comunicación me cerraron las puertas, yo me fui por los barrios a veces cantando a capella, y así me fueron conociendo. Un día tuve que dejar la escuela, pues el canto se apoderó de mí.

David Byrne se quedó prendado de tu música en el año 95 y desde entonces formas parte de su sello Luaka Bop. ¿Qué supuso ese descubrimiento para tu carrera?
Fue importantísimo para que me reconozcan en mi país y en el mundo. Yo había empezado a hacer conciertos en Europa, sobre todo en Alemania y en la Radio Multikulti de Berlín se escuchaba mi voz de vez en cuando, pero cuando David Byrne me conoce, él dice: ‘Escuchen a esta mujer’ y se lo dice a mis compatriotas también. Entonces se me abrieron muchas puertas.

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Susana BacaMás de doce discos a tus espaldas, premios importantísimos y una labor musical que te honra en todos los sentidos. Además dicen de ti que eres una diva. ¿Qué significa para ti ser una diva?
Me encanta que me digan la Diva du Perou Noire, como me llaman en Francia. Pero el comentario a veces es también despectivo… ‘Es muy diva…’ se dice de una cantante llena de caprichos. Pero cuando buscas en el diccionario, diva viene de divina, eso sí me gustaría llegar a ser.

El folclore latinoamericano es inagotable y rico como pocos. Pero si hay algo que lo enriquece es su compromiso social con el pueblo. ¿Por qué crees que esto es así?
Porque la música en Latinoamérica está ligada a la vida cotidiana de la gente y la gente tiene sus problemas, sus amores y desamores, problemas políticos, de convivencia etc. Y la música canta a todo esto. Yo recuerdo la procesión del Señor de los Milagros en Lima, la gente rezándole y pidiéndole milagros y en medio de eso, los trabajadores de un sindicato pidiéndole por sus reivindicaciones, eso es Latinoamérica, con su música y la vida.

 Volviendo a África, ¿cómo te recibe allí el público?
He estado en África varias veces y he disfrutado del encuentro. En el Congo me pidieron disculpas públicas porque ellos reconocían que en el pasado habían vendido a sus hermanos, que fuimos nosotros, los que vivimos en América. En el Congo también encontré una especie de abuelo del cajón, era una caja con madera y piel, se sentaban encima y sonaba maravilloso. En Sudáfrica vi cómo los niños de una escuela de música a la que fuimos a hacer un taller, se apoderaron de los instrumentos afroperuanos y tocaron su música. En el concierto de Sudáfrica las señoras africanas venían hasta adelante y quebraban la cintura igual que las señoras de Chincha, de Cañete, del Perú. En Marruecos es hermoso oír que acompañan con las palmas perfectamente al compás. En todos esos lugares sienten que mi música les pertenece. www.susanabaca.com | Relacionados | Texto: Silvia Rodríguez (Revista Ritmos del Mundo)

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