Silvana Kane

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Silvana Kane
«La Jardinera», Six Degrees Records | Karonte, 2012

La peruana Silvana Kane, residente en Vancouver, ha abandonado, no sabemos si temporalmente, el grupo Pacifika, para presentar su primer trabajo en solitario, La Jardinera, un ejercicio de prospección minimalista donde, con su suave e inspirada voz, nos conduce por los caminos de la música sudamericana, tanto clásica como actual, de la más famosa a la que no lo es tanto, desde una perspectiva absolutamente personal.

Está ayudada por Adam Popowitz, con la guitarra, el banjo y los arreglos, que firma conjuntamente con la cantante; Toby Peter, al bajo, ambos compañeros de Pacifika; y Malcolm Aiken con la trompeta; mientras ella, además de su voz, incorpora toda una serie de sonidos a la grabación. Una formación nada convencional, que consigue un ambiente especial que potencia las cualidades vocales de Silvana Kane, unas cualidades lejanas a las que estamos acostumbrados, muchas veces, en las interpretaciones de la música folclórica sudamericana, con voces potentes e incluso desgarradas. Porque su característica principal, como interprete, es esa forma que tiene, casi susurrante, de expresarse.

Abre el compacto con el tema Cardo o Ceniza, de Chabuca Granda, uno de sus referentes confesos, una canción que aquélla compuso sobre dos amantes, inspirada en un amorío del que le habló un día Violeta Parra. Ya desde el principio, Silvana Kane nos muestra la línea que seguirá por todo el disco. A continuación una canción de Maria Elena Walsh, Como la Cigarra. Después de este paseo entre Perú a la Argentina, siguiendo la huella de estas dos añoradas compositoras, llega Cruces, un tema compuesta por ella misma y por Adam Popowitz. Y con él un leve cambio estilístico, debido más a la composición que a la interpretación. La conjunción de trompeta y banjo nos retrotrae a las músicas que el gran Ennio Morricone ideó para aquellas películas del oeste que se conocieron como spaghetti western.

Volvemos a Argentina con el gran Atahualpa Yupanqui y su Duerme Negrito, el tema que el gran cantante recogió de la zona fronteriza entre Colombia y Venezuela y que, normalmente, se atribuye a su autoría, cuando él lo que hizo fue popularizarla. Silvana Kane, casi exclusivamente con la guitarra de fondo y leves toques del bajo, nos canta esta nana con una sencillez que consigue que un tema tan versionado como éste tome un nuevo rumbo en su voz.

Y llega La Jardinera de Violeta Parra, canción que da título al disco. Para olvidarme de ti,/voy a cultivar la tierra./En ella espero encontrar/remedio para mi pena; nos dice el texto que la artista chilena compuso, explicando cómo olvidar un amor cuidando su jardín. Y me gustaría hacer un paralelismo no en cuanto a los amores perdidos, ni a los jardines, pero si al amor y la esperanza que se destila en este disco. Un amor por el trabajo, por las canciones, por las interpretaciones que lo convierte en una pequeña joya. Dije una vez, hablando de Lula Pena, que aquélla había hecho un disco para oír en su salón mientras ella lo interpretaba, y esa misma sensación es la que me provoca el trabajo de Silvana Kane. Y por si la sensación aún no fuera lo suficientemente intensa, con la canción del folclore tradicional, Yo vendo unos ojos negros, su voz sobre una guitarra arpegiada y una trompeta a lo lejos, la acaba de potenciar.

Con Soy pan soy paz soy más, volvemos a las grandes intérpretes y compositoras. En este caso a la argentina Mercedes Sosa, primero como cantante que interpretaba ese tema de italo-argentino Piero De Benedictis; luego como compositora de Todo Cambia, un tema que trata de la necesidad, que a veces nos lleva en la vida a tener que hacer cambios, voluntarios u obligados, y que Silvana Kane trata con esa delicadeza que está presente a lo largo de todo el disco.

Llegamos a los últimos dos temas: Yo vengo a ofrecer mi corazón, de Fito Páez y Vida Llena, nuevamente compuesta por ella misma en este caso junto a Chin Injeti. Es un homenaje a su abuela, esa abuela que pensaba que seguir los ritmos del merengue eran el mejor ejercicio que se podía hacer, en una casa donde se oían todo tipo de músicas, en una familia que había salido de Perú para instalarse en Canadá, donde llegó Silvana Kane con 7 años y a donde ha vuelto después de múltiples viajes por América y por Europa. Y así, con un gran amor a la música desde siempre, con la referencia de Chabuca Granda omnipresente, aunque no única, después de viajar por Europa, de formar parte del grupo Pacifika, Silvana Kane ha llegado hasta La Jardinera, un enfoque diferente, personal y absolutamente recomendable del folclore sudamericano y sus influencias. + Info | Escucha el programa | Federico Francesch | DESAFINADO RADIO

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