SABAN BAJRAMOVIC
A Šaban Bajramovic le faltó ese encuentro casual con la persona adecuada que hiciese de él una estrella mundial de la música gitana, porque Šabo lo tenía todo: un físico impactante, mezcla de Fary, Cheb Khaled y Charles Bronson, carisma a raudales, chulería, desparpajo y, sobretodo un chorro de voz inconfundible e inigualable.
Si la vida fuese justa, si él no hubiese sido tan gamberro, su talento debería haberlo llevado a la cabecera de los festivales veraniegos de los países ricos, sin embargo no acabó de cuajar.
Con 19 años Šabo entraba en la cárcel por desertar del servicio militar. Lo hizo, dicen, por amor a una mujer. Esa cárcel fue, durante cinco años y medio, su universidad, donde decía haber leído 20.000 libros, donde montó una banda de música que tocaba temas de Frank Sinatra. En los tres escuetos pero intensos párrafos que le dedica la Wikipedia en inglés se incluyen declaraciones como “quien no ha estado nunca en la cárcel, no es una persona de verdad”; también dice que con sus primeras ganancias, se compró un Mercedes y contrató a dos guardaespaldas, gestos sintomáticos del personaje descomunal que era Bajramovic. Admirado por el mariscal Tito, el padre de Yugoslavia, nombrado “Rey de la música gitana” por Indira Gandhi en su visita en la India, su rastro, fuera de los territorios de la antigua Yugoslavia, donde sus grabaciones abundan, se puede seguir en el disco Queen and Kings (Asphalt Tango / Karonte) de la Fanfare Ciocarlia, o en dos espléndidos trabajos que firmó junto con Mostar Sevdah Reunion. Precisamente Dragi Sestic, de este grupo, dijo de él: “En todos estos años, su música ha sido constantemente robada, copiada e imitada por músicos famosos y desconocidos. No valieron la pena ni promesas ni contratos. De hecho, él nunca se interesó en proteger su trabajo. En lugar de dedicarse a ganar millones, él vive como siempre ha vivido: día a día, haciendo música, yendo donde le place y sin reconocer ningún tipo de límite”.
Šaban Bajramovic se nos murió el pasado 8 de junio, en su Serbia natal, pobre, enfermo y socorrido en última instancia por el gobierno del país, que reconocía en él a una gran estrella.
Con el corazón en un puño lo escuchamos, al escribir esta nota en www.myspace.com/mostarsevdahreunion.
Le vamos a echar de menos. // Brigitte Vasallo