Richard Bona y Marcus Miller

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Richard Bona y Marcus MillerRichard Bona y Marcus Miller
Voll-damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona.
Barcelona, L’Auditori.
8 de noviembre de 2007

La materia física de Jaco Pastorius abandonó a la humanidad hace 20 años, pero el pasado 8 de noviembre, su alma siguió impregnando la sala grande del Auditori de Barcelona, tanto entre los músicos que actuaban, como entre buena parte de los asistentes y amantes del jazz.
En el marco del 39 Festival de Jazz y con la excelente excusa de “Jaco Pastorius, in memoriam”, la noche sirvió para unir dos interesantes concepciones de entender el papel del bajo eléctrico en el mundo del jazz, para homenajear a la figura del legendario bajista que, con anterioridad a sus discípulos, había revolucionado el papel del instrumento en esta música. En un auditorio prácticamente lleno, con ausencia de decorado, Richard Bona fue el encargado de iniciar el paseo musical. El camerunés hizo gala de conocer al público que tenía frente a si y de mostrar sus habilidades sociales ante un respetable ansioso de disfrutar de su sonido. Bona convenció de principio a fin. Su propuesta musical siempre sorprende y en esta cita reincidió. Junto a músicos de excepción, el bajista, además de mostrar sus habilidades manuales con el instrumento supo captar la atención con sus registros y melodías. Sin duda, su voz goza de una suavidad y una ternura prácticamente únicas entre los vocalistas masculinos. Asimismo, su forma de tocar, fundiendo su concepción africana de la música con las estructuras jazz, y de cualquier tipo, hacen que el número de seguidores vaya en aumento sin perder un ápice de calidad. El concierto avanzó por un interesante discurrir, previamente dibujado. Si comenzó desgranando canciones de su todavía corta pero intensa discografía, hizo un alto en el camino para hacer gala de sus dotes vocales. A capela, solo y autograbándose, compuso un tema en directo. Voz sobre voz fue dando vida a un tema que seguro todavía resuena en la mente de muchos asistentes. Pero habría otros. A esa experiencia siguió el verdadero homenaje a Jaco Pastorius, y de rebote al recientemente desaparecido Joe Zawinol, componente y alma del conocido grupo de etno jazz rock Weather Report. Con las versiones del grupo, los de Bona funcionaron como una auténtica formación de jazz instrumental y el bajista incluso parecía tocar acercándose al estilo del siguiente invitado en la noche. Sin bises, y tras una larga espera de más de media hora, Marcus Miller redondeó la faena. Su enérgica forma de tocar el bajo podría parecer hasta violenta para algunos, pero lo cierto es que el sonido que obtiene con su percutivo estilo lo elevan al firmamento jazzero. El incendiario bajista que igual versiona a Stevie Wonder que a los Beatles deconstruyendo las composiciones para darle una dimensión totalmente diferente, se acerca a las concepciones filosóficas del hip hop. Quizás podría ser el bajista que hace falta a este estilo para ampliar sus horizontes. O simplemente traslada el rap a su forma de tocar. Tras colaborar con Miles Davis cuando aún era un jovenzuelo de 21 años, su devenir ha servido para depurar un estilo propio haciendo del bajo eléctrico un instrumento solista de plena verosimilitud, siguiendo los pasos del gran maestro. Acompañado de unos estupendos músicos, sacados de la América más hiphopera, y alejados de modernidades y sofisticaciones estéticas propias del jazz, la formación bordó sus largas composiciones. Destacable fueron la interpretación de Jean Pierre, recordando a Davis; las interpretaciones del trompeta y del responsable de la harmónica, haciendo como si siempre hubiese sido un instrumento de jazz. Otro puntazo se lo marcó el encargado de los teclados haciendo rasgueos increíbles en guitarras virtuales e invisibles. Con poderío y haciendo gala de su sencillez personal, Miller brilló haciendo que su actuación se esfumase con el tiempo. Poco más de hora y media después del inicio de su actuación los asistentes al doble concierto abandonaron el recinto quizás cansados por su duración pero satisfechos del disfrute visual y auditivo al que fueron sometidos // Antonio Álvarez