Perico Sambeat
“Ofrenda” Nuba Records, 2019
Cualquier aficionado al jazz sabe que el saxofonista valenciano Perico Sambeat está entre los músicos actuales españoles más famosos en el panorama internacional. Con casi una trentena de discos a su nombre y un centenar de discos dónde ha colaborado. En 30 años por los escenarios de todo el mundo se ha hecho un nombre esencial en el jazz actual. Lo que quizás no sepas es que además de esto, cuando su nombre sale en alguna conversación entre músicos siempre es elogiado como un excelente compositor y una gran persona. Llevo siguiendo sus pasos desde un concierto en los Quatre gats en que el joven y desconocido Sambeat salió a tocar la flauta travesera dejándonos a todos sorprendidos, supongo que sería con A FREE KA i debería ser mediados de los 80. Con el tiempo ha ido consolidando algunos proyectos que he ido siguiendo (encontrareis referencias en esta vuestra web) como el trio con Javier Colina y Marc Miralta, sus Big Bands con acercamientos muy interesantes al flamenco. Y para no extenderme su particular revisión de la obra de Zappa (que fue mi último artículo sobre Sambeat) pero curiosamente al escuchar estos días este nuevo trabajo, Ofrenda, Nuba Records 2019, enseguida he buscado en mi colección aquel disco suyo (el primero que escuché) Punto de partida, EGT 1992, con Tete Montoliu y Albert Bover compartiendo piano, Colina al contrabajo, Guillermo McGuill a la batería y Wallace Roney a la trompeta. ¿Por qué he recordado este trabajo y no otros? Pues porque este Ofrenda vuelve a recoger el jazz clásico, el jazz que han hecho todos los grandes, esa música que se instala en tu mente y sin darte cuenta llevas todo el día escuchando el mismo disco que suena perfecto, atemporal, precioso. ¿La diferencia entre estos dos discos? Casi vente años, los músicos igual de interesantes, las composiciones igual de redondas, pero el sonido no puede compararse, han pasado casi vente años y se nota, y por supuesto la manera de tocar de Sambeat, era muy bueno en el 92, pero ahora estamos escuchando a uno de los mejores saxofonistas actuales de cualquier parte del planeta, impresionante. Para la ocasión se ha rodeado de un trio de lo más solicitado en el panorama jazzístico internacional, en el piano Danny Grissett, en el contrabajo Ugonna Okegwo y en la batería E.J. Strickland, empiezan con Ofrenda y el sonido latino te envuelve enseguida, Sambeat ha escogido el saxo alto, el trio suena perfecto en el puente cogen su espacio y el piano ya empieza a dejar claro su dominio del tempo, espacio para un solo discreto de Okegwo y entrada de nuevo de Sambeat para cerrar una presentación magnífica. Dwarf Steps, podemos buscar referencias de Coltrane, podemos recordar al escuchar a Stricland como sonaban las formaciones de Art Blakey o podemos simplemente dejarnos llevar por este tempo tan genial que cómo dicen los músicos “anda solo” . Majoun es una balada preciosa y el sonido del saxo (ahora con el soprano) es sencillamente perfecto. El trio básico encaja como esos guantes que usaba Rita Hayworth. En Palmyra, Strickland marca desde el principio el tempo (con detalles que enriquecen pero no despistan) Sambeat ha vuelto al alto y sigue maravillándonos el toque certero continuo pero sin espacio para respirar (ahora recuerdo como en sus tiempos mozos le gustaba jugar a soplar tan hondo que no saliese sonido, como ha cambiado, cuánto ha trabajado este hombre para conseguir esa perfección) Nigromante es el tema más largo empieza el trio y enseguida Sambeat marca una melodía a la que previsiblemente volverá a lo largo del tema, el trio mantiene una línea dónde apoyarse y Sambeat juega con libertad absoluta. Composición cargada de notas pero no espesa, en el puente vuelve a estar solo el trio y Grissett asume el liderazgo conduciendo de nuevo hacia aromas cercanos a Lecuona (enorme el piano, te atrapa totalmente) y como si fuese premeditado el siguiente tema es Implorar (lo hizo famoso Antonio Machín) entrada preciosa de Grissett ahora más cerca de Bola de Nieve pero ese sonido de seda que sale del saxo de Sambeat te engancha de tal modo que cuesta escuchar al resto del cuarteto. Salto vertiginoso a Impasse, el vértigo se ha desatado, el hard bop de Blakey ataca de nuevo, trasladado al tempo de Strickland, que manda sin compasión granizadas ardientes. Gateway, otro tema que anda muy bien, ahora el sonido de Sambeat curiosamente me recuerda a Freddie Hubbard (por esa contención tan perfecta que tenía el trompetista de Indianapolis) atento al contrabajo de Okegwo. Siguen con Magic y sigue la magia. En esta composición se alterna el jazz con detalles más contemporáneos, el piano de Grissett desde atrás va proponiendo efectos. Ruthy S Delight frescura, un swing que te hace sonreír, ese sonido de New York que cautivo al mismo D’Ribera. Y para terminar una Elegía, una preciosa oración de 2 minutos que enlaza perfectamente con la Ofrenda que inició el disco ¡que mejor invitación a escucharlo de nuevo este fabuloso disco! + info | relacionados