Microguagua
Microguagua
«Actitud Street Power Reggae»
Si cruzas por la transitada calle Portal de l’Àngel de Barcelona y oyes de fondo un buen reggae lleno de energía, no lo dudes y corre hacia el origen de ese sonido. Al acercarte encontrarás a Microguagua, un grupo que atrapa con su visión más callejera del reggae —que ellos denominan Street power reggae—y que seguramente querrás seguir escuchando de ahora en adelante. Acaban de publicar su tercer disco, Al borde de la ruta y entre otras muchas cosas, hablamos de ello con Francesco, cantante de la banda.
Habéis crecido en la calle como banda. ¿Qué os ha aportado el aprendizaje de la calle?
La banda nació a finales del 2006, los primeros conciertos son del 2007. Enseguida empezamos a tocar en la calle, que en poco tiempo se volvió nuestro trabajo, lo que nos ha dado y sigue dando la posibilidad de vivir de nuestra música. A parte de poder vivir de esto, la calle nos enseña una manera de estar con el público. No hay escenario y la gente no te viene a ver como en un concierto, simplemente se para a escucharte si hay una energía que los captura. Entonces esto es, comunicar con el público y crear buena energía.
Tocar en la calle ha influido en el sonido de Microguagua, creando lo que habéis bautizado como street power reggae. ¿Qué elementos destacáis de este sonido?
Diría que más que un sonido es una actitud y quizá una manera de arreglar los temas. Un concierto de reggae suele ser bastante tranquilo, comparado con un concierto de rock, por ejemplo. En nuestro caso, el público se encuentra una banda que en el escenario baila, salta, guitarras arriba, vientos que van de un lado a otro del escenario… Esto es street power reggae.
Al borde de la ruta, vuestro tercer disco, ya está en movimiento. ¿Qué le pasa a una banda cuando está continuamente al borde de la ruta?
Puede observar. Lo que quisimos destacar en este álbum es el concepto de observación. Al borde de la ruta como lugar donde poder mirar lo que pasa. Lo que le pasa a la gente, a la sociedad, sus historias, las situaciones que se crean… y tratar de entender. Y eso es en concreto un poco lo que pasa cuando estás todos los días tocando en la calle, ya que justamente cuando tocamos solemos ponernos en un costado de una calle o de una plaza y no en el centro.
En Al borde de la ruta encontramos diez temas, acompañados por dos remezclas dub y versiones power street de tres temas del disco, que por cierto son una delicia. Estos nuevos temas, ¿qué nos transmiten?
Bueno, eso tendrías que contestarlo vos. Al borde de la ruta es el primer disco de Microguagua donde todos los componentes han participado activamente en la fase de creación de los temas. Antes se trabajaba sobre las maquetas del cantante, modificando arreglos que ya estaban grabados. Esta vez, a partir de una letra, una melodía y unos acordes de guitarra, cada integrante ha aportado sus propios arreglos y ha opinado sobre los arreglos de los demás para sacar una idea común. Hemos tratado que sea un disco escuchable, que transmita una sensación de paz y tranquilidad, para transformarlo en fiesta en el momento de tocarlo en directo.
En cuanto a las versiones que habéis realizado en este disco, ¿se independizan de su tema madre o viven siempre ligadas a ellas? ¡Tienen un carácter muy marcado!
Las dub versions son a cargo de Roberto Sánchez, que hizo sus remezclas con total libertad. Las que son street power, siguen exactamente el proceso de todas nuestras canciones cuando la llevamos a la calle. Se vuelven más rumbita, más rápidas. Solemos mantener letra y melodía, el resto cambia, hasta la armonía si hace falta, de manera que a una primera escucha se reconozca claramente la canción original, pero que suene totalmente diferente.
Las letras de vuestros temas no ocultan las miserias de la sociedad, pero no dejáis de lado el mensaje positivo de la vida. ¿Necesita la gente más música como la vuestra, justamente en esta época?
Nuestras canciones hablan de lo que vamos viendo y vivimos todos los días, desde una visión global hasta las historias de barrio. A veces sí hablan de las miserias (que buena palabra) de la sociedad, pero siempre desde un punto de vista positivo, no negativo y de condena. Eso es lo que pensamos que la gente necesita, positivismo.
En el tema Profeta del barrio contáis con la colaboración de Green Valley, y ya en Barrio Santo, vuestro anterior trabajo, contasteis con Leo de Che Sudaka y con Cico de Congo. ¿Qué os aportan como banda estos intercambios?
Mezclar las cosas es siempre positivo, así que si en una canción hay participación externa, creemos que es un aporte para que la canción y el disco entero sea mejor. Además los featuring los consideramos como una forma de darle la gracias a artistas amigos que sentimos cercanos y que para nosotros son muy valientes.
Vuestros conciertos son pura energía, en la que participa todo el mundo. Esa conexión con el público no es fácil de conseguir. ¿Cuál es el misterio de ese nexo?
Como decía antes, todo esto viene de la experiencia de la calle, donde la conexión es mucho mas importante que la música misma.
Habéis rodado por bastantes países de Europa, pero algunos de vosotros venís de Suramérica. ¿Tenéis pensado girar por allí?
Estamos tratando de organizar una gira o algo parecido por Argentina y Chile. De hecho, en enero del año que viene algunos de nosotros se irán por ahí, tratando de hablar directamente con los organizadores de eventos, y para hacer un poco de promoción de la banda y del disco nuevo.
De tocar en la calle a tocar en grandes festivales, ¿el recorrido ha sido duro?
Más que nada ha sido gradual. Hemos empezado en la calle y en bares pequeños, en acústico, sin amplificación. Por ejemplo en el 2008 hemos actuado de esta forma dos veces por semana durante todo el año. Después, poco a poco, el nombre del grupo se hizo más conocido, y hemos podido acceder a salas más grandes, hasta llegar a los grandes festivales. Creo que la vez que hemos tocado ante más audiencia fue en el Rototom Sunsplash del 2010, donde habían seguramente más de 15.000 personas.
Procedéis de lugares muy diversos, culturas distintas, pero justamente hacéis de eso una riqueza. ¿Por qué la sociedad todavía no ha encontrado en la mezcla una oportunidad, y no una amenaza?
Creo que el camino hacia la multiculturalidad pacífica es bastante difícil. Nosotros lo vivimos en primera persona cada día en la banda, y se necesita una buena dosis de paciencia y voluntad firme para llegar al resultado. Creo que el racismo está presente, muy escondido en cada ser humano y lo que le falta a la sociedad es la voluntad de que hablaba antes, sin esta no se llegará a ningún lado. Microguagua cree y espera igualmente que este paso se está haciendo y que en algún momento se llegará a un buen resultado.
Microguagua se forma en el Raval de Barcelona, barrio efervescente donde han nacido muchísimas de las bandas más potentes de la ciudad. ¿Creéis que la política represiva contra la calle que se vive en Barcelona está relacionado con el hecho de que se ha ralentizado esa proyección de bandas que había en el Raval, el Gótico, etc.?
¡Absolutamente sí! La represión empezó en el 2005 con las leyes llamadas Civismo, que entre otras cosas afectaron al arte de la calle, quitándole la libertad y la parte bohemia, y también a muchos de los locales del centro a los que se le prohibió hospedar actuaciones en directo. De esta manera la cultura y todo el movimiento musical underground se estancaron, y hubieron muchos músicos, las mayoría emigrantes, que decidieron irse de la ciudad, buscando lugares mejores para poderse expresar. Muchas bandas se deshicieron, y hay casos de bandas enteras, como Mañana me Chanto, que se fueron al extranjero, Suiza, Alemania….
Cambiando de tema y para finalizar, ¿cómo veis la salud del reggae?
A nivel nacional, y también sabemos de Suramérica, el movimiento reggae está creciendo mucho. Hace unos años, por ejemplo, el reggae en Barcelona se escuchaba casi exclusivamente en fiestas de sound system, y los grupos eran muy pocos. A día de hoy, a raíz de que hay muchos jóvenes que escuchan este género musical, están naciendo muchas nuevas bandas que empiezan a hacerse conocidas en la ciudad. Paralelamente a este crecimiento, se nota también una estandarización del reggae. Lo hemos podido comprobar en varios festivales del género donde estuvimos presentes: muchos grupos tocando reggae jamaiquino de lo más puro, cantando en inglés sin añadir algo de la propia cultura, a tal punto que escuchándolos y cerrando los ojos, no podes saber de ninguna forma de que parte del mundo vienen. Esto creo que es restrictivo, y que tiene que ver más con el mercado que con el arte. Me gustaría que los promotores abrieran un poco las puertas y que dejaran participar en los festivales del género más bandas que utilizan este patrón rítmico filtrándolo con su propia cultura y tradición. + Info | Relacionados | Silvia Rodríguez