Manel Camp quartet.
Manel Camp quartet.
“Tangram” Vesc, 2010
Siete piezas tiene el tangram, siete letras y cada una es el único referente para nombrar las siete composiciones del pianista de Manresa. El lenguaje usado, podemos clasificarlo de jazz, o también podemos clasificarlo de evolución personal de un músico que expresa sus sentimientos a través de unas armonizaciones que podemos reconocer como jazz. Después de acompañar en los 70 y los 80 a los más prestigiosos músicos de la Nova Cançó, Llach, Raimon, María del Mar Bonet, Joan Isaac, después de poner bandas sonoras a las películas de Francesc Bellmunt o Vicente Aranda. El jazz, ya sea versionando a Gershwin o a Kurt Weill, o bien descubriendo nuevos caminos con sus antiguos camaradas, Kitflus o Santi Arisa siempre se encuentra cercano a este compositor incansable. Todavía debe girar por esos teatros con el proyecto compartido con Miquel Gil y David Pastor sobre las versiones que hicieron en catalán de canciones de Leonard Cohen, Paolo Conte, Sting o Cole Porter, Joan Baptista Humet, (mi preferida aquel Otoño en Navarres que sigo escuchando como si fuese la primera vez) y ya está nuestro hombre en un nuevo proyecto, ha escogido a tres músicos que conoce bien, a tres músicos de una generación que cuando tocan no pueden evitar aportar todo un arco iris de colores que no solo provienen del jazz, Matthew Simon con la trompeta y el flugelhorn realiza uno de los mejores trabajos que le recuerdo, mucho es el espacio que le concede Camp en sus composiciones y mucha es la calidad de un sonido que sabe elevarse por encima pero sin querer demostrar nada que le impida escuchar al resto. Horacio Fumero al contrabajo parece pensar en cada pieza del tangram como si fuese la clave, que garantía tocar con Fumero, cuanta delicadeza la de este hombre, como refuerza, como invita, como subraya. Lluis Ribalta desde la batería marcando unos compases que parecen siempre el mismo pero que nos dejan soñar o nos obligan a prestar más atención según sus pulsaciones. Introduciendo, delimitando, abriendo nuevos caminos o reforzando los detalles. Y el maestro, un pianista que sabe que puede acompañar o dirigir sin dejar de ser él mismo, un pianista que tiene su propio sonido, el del músico que conoce muchas músicas y busca la suya en compañía de otros para reforzarla. Un disco de escuchas variadas, de fondo un clima excelente para una tarde de otoño, en primer plano unos colores de primavera que te alegran el día, siempre cuatro músicos hablando un lenguaje común, el de la hermosura. www.manlecamp.cat | relacionados | Candido Querol