Malva de Runa

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Malva de Runa
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Cor i Destral», Picap, 2014

Hay grupos musicales que han creado escuela. L’Ham de Foc es, sin duda, uno de ellos. Sin querer citar aquí todos los proyectos que tienen una influencia, más o menos potente, de aquel mítico conjunto, señalemos que Malva de Runa está entre éstos; aunque tiene elementos diferenciados del referente, lo que les otorga una personalidad propia.

El más importante es respecto a los temas, todos ellos compuestos por el grupo, basados, eso sí, en formas i contenidos musicales y líricos cercanos a la tradición. Porque, como ellos explican, su intención es la de: “recuperar la tradición y fusionarla con los diferentes estilos modernos, para dotar a esa tradición de un sonido más fresco y adaptado, sin adulterar las esencias.

El alma del grupo la forman el multinstrumentista Edu Giró y Clàudia Colom, que pone la voz y compone las letras de las canciones. Y justamente es ella y su voz uno de los elementos que caracteriza el grupo de forma más importante. Pensando en otros grupo que han seguido la vía de la tradición como referencia creativa, como comentábamos al principio, no recordamos en ninguno de ellos una voz como la de Clàudia Colom, con una fuerte personalidad, de marcado carácter lírico y con multitud de matices. Una voz, por otro lado, que gusta o no gusta, porque al alejarse de los parámetros comunes supone una novedad que puede, en algún caso, descolocar al oyente. Una voz y una forma de cantar que a lo mejor puede precisar de varias escuchas hasta encontrar todo el potencial que lleva dentro.

En cuanto al resto de músicos, y ciñéndonos a los que intervienen en el trabajo que comentamos, destaca el citado Edu Giró, el otro artífice en la composición de los temas, que toca una serie de instrumentos que ha ido incorporando, con el tiempo, a la sonoridad del grupo. Fue él, junto a Clàudia Colom, los que fundaron Malva de Runa en 2010 y a él se han añadido Irene Figueras al arpa; Clàudia Murall a la dulzaina; y Jaume Pallardó a las percusiones. Para el disco, de forma puntual, han sido muchos los que han colaborado, muy presentes Marc Vicente al acordeón cromático y Marc Cirera al contrabajo, siendo otro de ellos Efrén López, cofundador de L’Ham de Foc, y uno de los productores el trabajo, con lo que se cierra un poco el circulo que abríamos al principio.

Once son los temas que nos presentan, siendo dos de ellos instrumentales, Boira (niebla) y una introducción al que da nombre al disco, Cor i destral (corazón y hacha). Empieza el cedé con L’infidel (el infiel), que con un ritmo muy marcado, lleno de sincopas, nos introduce en unas imágenes llenas de sensualidad, como lo ratifica el dibujo que acompaña al texto en el libreto. Le siguen L’aucell (el pájaro) y La mala dona (la mala mujer) ambas con textos llenos de imágenes oníricas y sugerentes, también con un evocador dibujo, con predominancia de la voz en la primera y de los instrumentos en la segunda.

Cor i destral (corazón y hacha) es la canción que da título al trabajo, donde nos hablan de los extremos del amor y de la muerte, enmarcados en una melodía de fuertes acentos otomanos. En Avall (abajo) nos dicen: “Pare, se m’en va l’amor avall” (padre, se me va el amor abajo) en un grito de abandono amoroso.

Àngel de cabdill (angel de caudillo) está dedicado “a l’home per qui poncella el meu cor” ( al hombre por el que florece mi corazón). Tiene unos acompañamientos con predominancia de la cuerda, con la intervención del propio Efrén López, como ya lo hiciera en La mala dona.

Oli de trementina (aceite de trementina), un homenaje a Sofia d`Ossera, “l’última trementinaire” (la última trementinera), con una alegre melodía; da paso a Terra mare (tierra madre) que dedica a la comarca de l’Alt Urgell de la que es originaria Clàudia Colom, con un texto más directo que los anteriores que transmite los recuerdos y las sensaciones que su tierra la provocan. Tras el instrumental Boira, el álbum acaba con Cançó d’Alba (canción de alba), un texto de amor y desengaño.

Cor i destral, de Malva de Runa, es, sin duda, uno de los trabajos más cuidados de los que hemos visto últimamente. Cuidado en las formas, con una presentación de atractivas ilustraciones, en el libreto, de Jaume Montserrat; con todos los textos, no solo en catalán, sino traducidos al inglés y al castellano; así como los nombres de los músicos que intervienen en cada una de las canciones. Capítulo aparte merecen las melodías y acompañamientos que han creado, además de las instrumentaciones y las ejecuciones de los mismos. Un altísimo nivel interpretativo el que ofrecen estos catorce músicos, entre los del propio grupo y los invitados, logrando, como es su intención, una atmósfera entre lo tradicional y lo moderno, llena de respeto. De las interpretaciones de Clàudia Colom ya hemos hablado, pero nos queda destacar las preciosas letras que ella ha compuesto: “recuperando leyendas, mitos, historias populares, símbolos y paisajes catalanes”, como dice, pero que cada vez se acercan más a un tono personal e íntimo, configurando unos textos llenos de lirismo y de imágenes poéticas que podréis disfrutar a lo largo de todo el disco.

Una buena noticia la llegada de Malva de Runa, con un nombre significativo en sí mismo, tomado de la flor que nace espontáneamente en medio de los escombros, como un renacer en la actualidad desde las antiguas ruinas de la tradición. Después de años de trabajo, cuando empezaron por innovar harmonías y ritmos, sobre bases tradicionales, hasta llegar a añadir influencias mediterráneas orientales y de la música medieval occidental, incorporando de forma paulatina nuevos instrumentos y aumentando los miembros del grupo; con su primer disco, Cor i destral, han tomado un camino, con un estilo en constante evolución que, sin duda, les ha de llevar muy lejos. + Info | Escucha el programa | Federico Francesch | DESAFINADO RADIO