Los Aurora
L’ Auditori, 5 de febrero de 2021
Llenar la sala 2 de L’Auditori en los tiempos que corren es buena señal y más para un grupo que acaba de presentar su segundo trabajo ¿Quién son estos Los Aurora? Se trata de un joven quinteto de músicos que después de sacar su primer trabajo como Aurora (Taller de Músics, 2017) se han tirado tres años girando por unos cuantos países no sólo europeos, desde Canadá hasta Corea han ido puliendo aquel espectáculo y añadiendo estos nuevos temas que forman su segundo trabajo. Una formación que en un principio se definía muy acertadamente como jazz flamenco, ya que tiene un trio de jazz con Max Villavecchia (piano) Javi Garraguella (bajo) y Joan Carles Marí (batería) y como flamenco, tiene un cantaor Pere Martínez y un bailaor José Manuel Álvarez. Hasta aquí todo facilito, la cosa se complica cuándo algunos medios empezaron a alertar antes del concierto con el anuncio de que el grupo parece que se abría a un sonido más ecléctico y agresivo, (más cercano al rock), si además uno se encuentra al entrar en la sala con la batería y el piano semi encerrados en sendas cajas de cristal, la verdad es que no sabes muy bien a qué atenerte. Vamos con la crónica de lo que pasó. Empieza la noche con un dúo de percusiones la batería y el zapateado de José Manuel Álvarez (saben que el baile es una parte importante de su atractivo) hay un público joven que quizás no asista nunca a un concierto de flamenco pero les chifla el baile de Álvarez ¡mucho han aprendido en esta gira! Villavecchia se une al grupo y, todavía en penumbra, va surgiendo la voz de Pere Martínez (con un sombrero y una capa de lo más vistoso) el de San Cugat tiene una voz que pasa con facilidad el susurro al grito. Un tema complejo que advierte de que no tienen miedo al riesgo. Se adivina la poesía de Lorca aunque todavía no consigo escuchar con claridad las letras, la columna sonora es más potente que el texto (de momento) Villavecchia juega a acercarse a los preflamencos y Álvarez y Marí, más el grito terrible de Martínez, cierran conforme habían empezado. Sin dejar mucho tiempo para aplausos sigue la descarga, Álvarez se ha pasado a las palmas para abordar La constelación de la Saeta, también resultado de esa gira exitosa es la calidad del sonido y del juego de luces. No es fácil tener una propuesta original y tener giras importantes, sin duda la puesta en escena ayuda mucho y Los Aurora estaban dejando claro que eran muy conscientes. Un espectáculo cuidado, con unas luces que refuerzan lo que el público está recibiendo y nunca en perjuicio de lo que los músicos ofrecen. El bajo eléctrico creando esa línea necesaria para que todos estén cómodos. Pere Martínez aprovecha para saludar y presentar a los músicos y a los técnicos de sonido y luces y el nuevo repertorio. En este nuevo tema la primera impresión sí que es cercana al rock, es más, el fantasma de aquel Jesucristo Superstar (en la voz de Camilo Sexto) se me apareció por un momento. Villavecchia con una mano en el piano y la otra en los teclados nos lleva a tiempos de sonidos negros muy interesantes. Vuelve la contundencia de las percusiones (batería y zapateado) pero ahora la letra nos lleva a la poesía de José Martí (Yo soy un hombre sincero) musicalmente recuperan aquel Fuego fatuo del primer trabajo y que tan bien define al grupo. Tormenta sonora que sirve para enlazar el siguiente tema, ahora tenemos un trio de jazz creando un ambiente cercano al Romance del maestro Rodrigo y a José Manuel Álvarez que se desliza por el tablao / lienzo dibujando lo que el piano le susurra, momento bello que cualquier público del mundo puede entender, de ahí la universalidad del proyecto. Entra la voz de Martínez, sin herir ni la música ni el baile, solo acoplándose. Nos explica Pere Martínez que han querido acercarse a Federico García Lorca, y en este tema anterior habían querido recoger uno de sus poemas menos conocido y para el que tanto Lorca como Pere Martínez han hecho el esfuerzo de hacerlo en gallego, todo un detalle. Y siguieron con Lorca y su Aire nocturno. Piano y voz como en las viejas y hermosas baladas de antaño. Y con entrada flamenca del quinteto llega el Lorca más famoso, Anda jaleo, Martínez la reinventa y sabe cómo hacer que el público vibre con estas famosas letrillas. Javi Garraguella aprovecha para marcarse con su bajo un solo genial. Se queda el trio de jazz y aprovechan para mostrar ese sonido que a veces pueden “tapar” el cantaor y el bailador pero está ahí dando cuerpo a lo que el quinteto pretende mostrar. Vuelven los solistas para anunciar que seguirán con un poema que Garraguella había cogido prestado de un poeta cubano, La noche africana, buena introducción del bajo que dibujo sus propias “falsetas” para dar entrada al cantaor. Mientras Martínez pasa a recitar el trio va creando un ambiente oscuro / religioso muy original, la batería se va a África y Villavecchia a investigar las tripas de su piano. Para cerrar vuelven a Federico, La noche no quiere venir, el quinteto a todo gas, cada uno mostrando sus mejores armas, el baile delante como señuelo pero la voz segura recordando al poeta y el trio dando seguridad. Todavía una pequeña fiesta para celebrar el cumpleaños de Villavecchia. + info | relacionados | Fotos: Joan Cortès