Lionel Loueke. The music of Herbie Hancock
Woll Damm Barcelona Jazz Festival. 16 del 3 del 2021
Un Conservatorio del Liceu bastante lleno esperaba a este guitarrista nacido en la República de Benin que visitaba de nuevo Barcelona. Muchos guitarristas jóvenes con su instrumento al hombro y algún inquieto profesor (Dani Pérez, Albert Bover) buena señal. Loueke ya había participado en otras ediciones del festival de jazz de nuestra ciudad, en solitario en el 2007 y como guitarrista de Herbie Hancock, el año pasado. Pero ahora curiosamente presentaba en primicia su nuevo disco H H dedicado a su maestro Herbie Hancock. Mientras esperaba a que empezase la actuación y viendo la sencillez del escenario con solo una silla y un micro, recordaba como en la escena de los ochenta había dos músicos Stanley Jordan (guitarra) y Bobby McFerrin (voz) a los que había visto también en escenarios “desnudos”, quizás Loueke (al que no había escuchado nunca en solitario) fuese como una suma de ambos. Salió el guitarrista con una guitarra sin caja (solo el armazón) y con el clavijero transformado en unos botones en la parte baja del mástil y empezó con Driftin, (Takin’ off 1962 un álbum emblemático) la voz (los susurros y “jadeos”) muy africanos se compaginaban perfectamente con una especie de blues primitivo. Si no lo viese seguro que pensaba que había más de un músico en escena, pero su propuesta no juega con hacer magia, él hace su música y cada uno que saque sus conclusiones. Siguió con Tell me a bedtime story, (Fat Albert Rotunda 1969) más pop que la anterior, buscando una melodía y ahora la voz sí que tiene un carácter más lírico. Volvió al blues eléctrico e irreverente en Hank up your hank ups, una de las particularidades de este músico es como fusiona la tradición africana de guitarras bluseras con la guitarra de jazz más cercana a clásicos como Jim Hall, vuelve a poyarse en sus jadeos y también en percusiones en su guitarra. Y llegó Homage to H H , y aquí hay que detenerse a pensar un momento en la importancia de Herbie Hancock en la música actual, el de Chicago a sus ochenta años y en plena forma ha estado en muchas de las formaciones más importantes del jazz de todos los tiempos, pero lo mejor es que todavía sigue siendo un músico en activo y que sabe rodearse de gente como Loueke, porque su música sigue siendo inquieta e inquietante. Por eso este Loueke que al igual que su maestro no duda tampoco en estar con gente tan vanguardista como Robert Glasper o Ambrose Akinmusire puede homenajear a Hancock o tocar con él ¡qué más da! Con Homage to H H, el continente africano y el americano (del norte y del sur) se daban la mano en perfecta comunión y el público del Conservatori se quedaba extasiado ante un tema tan frágil y elegante. Siguió Rockit (Future Shock, 1983) aquí el malabarismo cogió fuerza, los juegos efectistas deslumbraban a más de uno, Rock and roll atemporal. Giro radical, Speak like a child, Speak like a child, 1968. Loueke ha sabido destilar la esencia pura de la música atemporal de Hancock. Para terminar la noche Cantaloupe Island, Empyrean Isles 1964. Y vuelve el juego de una guitarra que parecen dos, vuelve la magia de reproducir esa fusión que ya entonces definía a Hancock como el pianista de jazz más cercano a una electrónica todavía en pañales, ya sabes cómo su manera de componer influyó en muchos de los cambios que aparecían en el quinteto de Miles Davis. Después de más de una hora en que Loueke estuvo homenajeando a Hancock llegué a la conclusión que Loueke no es la suma de McFerrin y Jordan, nada que ver, Loueke es un músico que ha entendido la grandeza del maestro Herbie Hancock y con sus armas (guitarra, voz y composición) ha querido hacerle un sincero homenaje. Felicidades por el trabajo. + info | relacionados