Leonard Cohen, en boca de…
V.V.A.A.
“Leonard Cohen, en boca de…” Discmedi, 2011
Desde aquel casual encuentro en el exilio griego de Leonard Cohen, el poeta Alberto Manzano le debe tanto al canadiense que la obra de éste ha acabado eclipsando la suya propia. A Manzano le debemos el máximo reconocimiento de Cohen en castellano gracias a su encomiable labor de traductor y adaptador de canciones, pero es también autor de varias de sus principales biografías y poemarios traducidos –Salmos o el Libro de la Misericordia (Espiral, 1986), Canciones y nuevos poemas, 2 vols. (Edicomunicación, 1986), Conversaciones con un superviviente (Lenoir, 2005), Palabras, poemas y recuerdos (Alfabia, 2009), Leonard Cohen en España (Quarentena, 2010), Leonard Cohen, la biografía (Cúpula, 2011), Canciones, 2 vols. (Fundamentos, 2011), más un largo etcétera–, así como responsable en la sombra de diversos discos de tributo –el legendario Omega (El Europeo, 1996), Acordes con Leonard Cohen (Discmedi, 2007) y este que nos ocupa ahora–, y seguro que hasta del reciente Premio Príncipe de Asturias que le han concedido. Leonard Cohen, en boca de… viene a unirse a la larga lista de homenajes que revisan su cancionero –I’m your fan (Atlantic, 1991), Tower of song (A&M, 1995), Disparen a Cohen (Confesiones de Margot, 2005), I’m your man (Verve, 2006)– y, como todos ellos, tiene en su mayor virtud (el eclecticismo) también su mayor defecto (la irregularidad). Exceptuando dos piezas inéditas, el disco está compuesto por préstamos de otros trabajos ajenos y pretéritos, especialmente del citado concierto en Sant Cugat con el que celebraron el 50º aniversario del debut literario de Cohen. Como siempre ocurre con los discos recopilatorios, en éste también se van a echar de menos versiones más valientes y arriesgadas que rompan un poco los tópicos. Por ejemplo, la mirada desde el flamenco (Morente –a quien dedican el álbum–, Duquende o incluso Toti Soler podrían haber sido buenas bazas) o el minimalismo –ni una mención al maravilloso Book of Longing (Orange Mountain Music, 2007) de Philip Glass–. En cambio, tenemos 16 temas de estilo americano, con aires de folk-rock, blues, jazz y country, más alguna rareza como la telúrica Avalanche que Nick Cave grabara con sus malas semillas (Bad Seeds) hace más de cinco lustros. Que todos los covers escogidos estén cantados en inglés apunta a que el producto estaba pensado para el mercado internacional. Quizá por ello la elección del elenco se resiente un poco por cierto carácter impersonal, con pocas sorpresas para los fans de Cohen y con escasos ganchos para seducir a los recién llegados a su mundo lírico-musical. Están los más allegados a Cohen (su hijo Adam, la sedosa voz de su musa Anjani Thomas, su corista Perla Batalla), y también los amigos (Jackson Brown, Javier Mas, Lewis Furey por partida doble). Están preciosas baladas como Hallelujah o Story of Isaac (en boca de, respectivamente, k. d. Lang y Suzanne Vega), está la mitad de los Sonic Youth arropando a Christina Rosenvinge y también una curiosa variación de The Partisan a cargo del grupo de John Parish, 16 Horsepower. Pero con eso no basta, falta una línea estética que una los diferentes estilos, que cierre un discurso formal, que dé al disco un significado conceptual o coral para no dejar esa incómoda sensación de descartes sin fundamento. Que de buenas intenciones ya anda el Cielo sobrado. | www.Discmedi.com | Relacionados | Iván Sánchez-Moreno