La Shica
Tres años trabajando en el escenario sus canciones y una vida anterior dedicada al baile flamenco. Ganas de romper con la monotonía, ganas de expresarse a sí misma y de dar rienda suelta a sus diferentes personalidades. Elsa Rovayo, a partir de ahora, conocida como La Shica, aparece en el mercado discográfico para mostrar como flamenco, copla y hip hop pueden darse la mano con gracia y arte.
Si hasta ahora el hip hop tenía un público juvenil, esta mujer puede hacer que el hip hop, de sabor español cuente con un público mucho más heterogéneo. Su sencillez y empatía favorecerá que el público la quiera.
Treinta y dos años, nacida en Ceuta y hoy centrada en Madrid. Habla por los codos, le encanta. Sin darme tiempo a preguntarle empieza a hablarme con sencillez, directamente y de tu a tu. Sabe que en la conexión personal está el éxito de la comunicación, y lo sabe de forma innata. Ella misma comienza a describirse musicalmente: “una vez me preguntaron que cuáles eran mis mejores discos de rap y yo contesté que Diego Carrasco, con Inquilino del Mundo, Mi ADN Flamenco y Voz de Referencia, Que viene el toro, de Gabriela Ortega y dos canciones que no están dentro de ningún disco de hip hop, pero que para mi son dos pilares del estilo. Uno es Como me las maravillaría yo, y la otra Los tanguillos de la guapa de de Cádiz, de la gran Lola Flores. Eso para mí es hip hop.
¿Cómo ves el hip hop español?
Está Diego Carrasco, Tomasito, La mala, lo que pasa es que La Mala tiene unas influencias más americanas, otro deje. Se chanela bien el hip hop americano pero es un poco diferente. A mí La Mala me gusta muchísimo, tiene mucho puntito…
¿Y cómo te defines, o cómo defines tu música?
Una folclórica de pelo corto que hace lo que le da la gana y que piensa seguir haciendo lo que le de la gana.
¿A qué suena La Shica?
Depende del momento del disco en el que estés, porque yo quiero sonar a muchas cosas. Dentro de cada persona no hay una sola forma. Dentro de mí, hay cinco o seis mujeres y tengo que darles salida a todas. Vengo de un mundo en donde las cosas están muy claras y en donde los límites están muy marcados. Ahora no quiero límites, quiero sonar a lo que me plazca. Quiero ir mutando, quitarme pieles como las serpientes para ser yo.
Provienes del baile, pero, ¿cuál es el camino que te conduce a convertirte en La Shica?
Canto desde bien pequeñita, fregando y tendiendo, y esas cosas, lo que pasa es que me daba vergüenza. Pensaba que no tenía una voz bonita. En el último año de tablao, cuando tenía 28, sentía un revoltijo en las tripas. Me aburría como una ostra, me veía fea vestida de bailaora con las flores y todo se me hacía muy cuesta arriba. Sentía una necesidad de expresarme de otra forma. Pensé que me estaba haciendo muy mayor y que si no me espabilaba se me iba a pasar el arroz, así que me tiré en plancha, me pinté la raya, y venga… a cantar, de un día para otro.
¿Y de esa inquietud surge el disco?
Trabajito de chinos es la foto de los tres últimos años de trabajo. Surge de manera natural, y cuando logro un repertorio bien currao. Tengo la oportunidad de hacerlo y sale.
¿Qué haces en los últimos tres años para dar forma al álbum?
Estudio como una capulla porque tengo muchas cosas que aprender. He cantado muchísimo y hemos realizado un montón de bolos. Creo que he aprendido a crecer, a mejorar como persona, a quitarme miedos, a tratar de ser libre. Ser libre y seguir adelante, que no es poco.
¿Cuál ha sido la forma de trabajar en el disco, la letra, la música…?
Cada uno de mis compañeros ha puesto algo. No hay mejor forma de trabajar con artistas que dándoles un sitio para que ellos puedan defender lo suyo. No creo en la dictadura. Aquí todo el mundo ha inventado algo. Primero me centro en las letras. Las escribe un amigo mío que se llama Luis Domercq, que es maravilloso. Todos los lunes cenamos juntos porque mi marido juega a fútbol. Quedamos, le cuento mis ideas, lo que quiero y el va apuntando, apuntando. Luisito sabe demasiado y espero no enfadarme nunca con él. Luego me trae las canciones y a veces lo vuelvo loco porque se lo cambio todo. Cuando ya las tenemos vamos a los ensayos con algunas ideillas. Me imagino cosas que pueden sonar y es cuando todos empiezan a dar ideas. Y eso es lo bonito, que todos pongan algo. Los músicos no se suben al escenario a defender mis temas, sino a defender su música. Y eso es sagrado.
Te surge la idea de mezclar el flamenco con el hip hop cuando ya hay intérpretes que lo hacen. ¿Por qué te gustan esos géneros?
Porque me siento bien ahí, me identifico mucho con eso, y porqué creo que están interconectados. El rap siempre ha estado dentro del flamenco, lo que pasa es que no se llama rap, ni siquiera se llama, pero sí que lo tiene. Y la canción española tiene mucho que ver, aunque yo la cante y la vea de otra manera. Creo que sí, que todos son primos hermanos.
¿Qué dirías a aquellos que puedan pensar que eres un producto, para convencerlos de lo contrario, de que eres una cantante con trayectoria real?
Para empezar no les diría nada, que cada uno piense lo que quiera. Yo soy bastante honesta y bastante sincera en el escenario, y se ve que llevo un currito a mi espalda, una buena mochila. Llevo trabajando desde que tengo diecisiete años en los tablaos y en donde ha hecho falta, porque nunca he dicho que no a un curro. No tengo que ir justificándome, y el que quiera valorarlo que lo valore y el que no, que no. Yo sé lo que traigo, a mí nadie me ha regalado nada. Cuando me subo al escenario me subo segura de las herramientas que tengo para apoyarme. He trabajado mucho y pienso seguir trabajando porque me queda mucho.
Influencias…
Lola Flores. Bjork me flipa. Creo que lo más grande es Lola Flores, Marisol, la Piqué, Martirio, Marifé. Esas mujeres me han vuelto loca, pero también ahora estoy flipando con Erykah Badu, con Moreno Veloso y Kasim. Ahora estoy con ese rollo, pero me encanta también Marvin Gaye, Aretha Franklin, Billie Holiday. Todo lo que cae por mis manos me lo achicharro!!!
¿Eres una suma de estilos?
Claro hay que estar abierto, me gusta todo.
¿Cómo te clasifican en las tiendas de discos?
No lo sé, en medio de dos categorías.
En el disco colaboras con Miguel Poveda y con Miguel Campillo de El Bicho. ¿Eso surge espontáneamente?
Son dos pedazos de artistas y la vida te va poniendo cerca de gente. A Poveda le conozco a través de su hermana que es bailaora. Sonia, le puso videos de mi maqueta y le gustó mucho. Luego hablamos un día por teléfono, me invitó a un espectáculo suyo y me cayó genial. Vi que había una canción, que yo le escuchaba cantar. Se lo propuse, le apeteció y de forma natural… y flipé. No es normal. No es normal. La grabación fue como un velatorio… todo el mundo llorando, llorando. ¡Qué señor! Y luego al otro Miguel, el de El bicho, lo conocí el año pasado. Coincidimos en varios festivales en Holanda y en Niza. Hablas con él treinta segundos y ya le tienes cariño, porque es un personajillo bastante especial. Y luego en el escenario, yo veo en él una folclórica, en masculino, en la forma de transmitir, en como se va. Lo vi y dije: este para mí. Estoy muy contenta con sus colaboraciones y con todo lo que me está pasando en la vida, en general. Se me ha dado la vuelta a la tortilla, y estoy muy agradecida. Estoy yendo por donde quiero ir. Es la primera vez que me estoy dando cuenta de que uno tira para donde quiere, que uno lleva las riendas de su vida y decide lo que quiere que le pase, y eso es un regalo, y un aprendizaje brutal.
¿Qué puede pasar con Elsa Rovayo con el éxito de su disco?
No lo sé. Nunca he grabado un disco y no se que puede pasar. De momento tengo muchas cosas que hacer. Tengo clase los lunes, tengo conciertos… tengo muchas cosas que hacer y no quiero tener muchas expectativas
Pero, ¿la fama puede alterar la persona que llevas dentro?
Yo espero que me cambie para bien, que me haga aprender cosas buenas. A mi terapeuta le digo que no quiero volverme tonta, y ella me dice, que yo soy muy normal, que no me volveré tonta. Espero tener a mis amigos de toda la vida cerca para que me den dos guantazos si es necesario
¿Qué opinan los flamencos?
No lo sé. Desde luego, muchos de mis compañeros, de mi otra vida, están muy contentos y se nota que es de verdad. Supongo que habrá peña que me pondrá a parir, pero que quieres que haga. No me traumatizo. Soy yo.
¿Pensando ya en nuevo disco?
Ya estamos. Siempre estamos haciendo canciones nuevas porque sino te puede venir el aburrimiento. Creo que no hay nada mejor que salir al escenario sin saber que coño vas a hacer. A mí me va el peligro, no todo el rato, pero tener una canción, que tienes que salir con el papel porque no te sabes la letra… eso es un vértigo que te entra, que te tiene todo el concierto con el culo apretao. Un poco eso es como la pareja, hay que ir siempre inventándose cosas para que no se acabe la pasión.
¿Qué es lo que vamos a poder ver sobre el escenario?
Van a ver a gente muy valiente, lo digo por mis compañeros. Cuando me doy la vuelta para verlos me siento como la capitana de un barco pirata, por su actitud, de como están ahí, siempre tirando para adelante. Va a ser muy divertido, aunque también hacemos temas profundos y hablamos de cosas serias, como el maltrato, pero siempre prefiero reírme y que el público se ría. Mi profesión, lo que yo hago, no es otra cosa que entretener, y a mi me encanta cuando la gente se va con una sonrisa a su casa. Hay de todo. Hay mucho baile y un buen paseo por muchos géneros.
Tus canciones también son declaraciones vitales. Sirven para algo positivo.
La música es algo positivo siempre, hables de lo que hables. A mi lo de quejarme no me va mucho. En este caso hablo de una experiencia personal y siempre se lo dedico a las personas que puedan sufrir cualquier tipo de malos rollos. Pero yo lo hago por mí, me subo a cantar por mí, y es una necesidad de hablar, de abrirme y de limpiarme. Cuando estoy en el escenario, es como cuando haces limpieza general, que sacas todo de los armarios y luego lo colocas bien. Pues eso es así. No lo hago por nadie, lo hago por mí.
La próxima edición del Sonar está dedicada al factor femenino. Por fin se rompe la veda del rock, el pop y el hip hop a la mujer solista. ¿Se rompe el techo de cristal?
Es algo que está pasando no sólo en la música, esta pasando en la vida. Por fin la mujer está teniendo un sitio. Igualdad todavía no hay porque en la mayoría de los trabajos, las chicas cobran menos, y si te quedas embarazada es una putada. Pero la mujer es poderosa y no era normal que tuviésemos que estar nada más que en las cocinitas. Sólo fregando y haciendo filetes empanaos. ¡Que es una cosa maravillosa!. Ole la que decida eso, ole chapó, pero podemos hacer lo mismo que un hombre.
¿Te consideras una música avanzada?
No, yo soy muy antigua.
¿Fue difícil acceder a la discográfica?
A mí, con el baile, la vida me fue bastante dura, lo he pasado putas. Me costó mucho trabajo llegar hasta aquí, y creo que una vez que te escucha la vida, por más barbaridades que te diga tu intuición o tus tripas, te va ayudando. Además, la vida tenía muchas facturas que pagarme, tenía muchos recibos pendientes, y me los está dando ahora, uno detras del otro.
¿Y por qué La Shica?
Porque soy muy pequeña. Sólo mido 1,58. Me lo puso mi novio, me decía hay mi shica, mi shica. Mi nombre es Rovayo, nombre de secretaria, y decidí usar el nombre que me puso mi novio.
Antonio Álvarez