La rumba catalana viene dando candela
La rumba catalana viene dando candela
¡Temblad mestizos, rockeros y flamenquitos! La rumba catalana está recuperando a una marcha imparable los puestos que se le habían arrebatado o que, simplemente, nunca había podido llegar a ocupar.
El fenómeno no es casual, sino que la naturaleza es sabia y llega un día que se impone, sin más. A un género con tanta tradición, con raíces, con un equipaje social y musical eminentemente urbano y cien por cien nuestro, le tenía que llegar su momento de gloria. Aunque antes ya saboreó tiempos amables gracias a Peret, El Rey de la Rumba, y a la proyección comercial e internacional de temas que ya forman parte de la memoria histórica de muchas generaciones, gracias al paso decisivo del gran Gato Pérez, un argentino entregado a la rumba catalana más rabiosa y reivindicativa, y gracias al subidón olímpico con el buen hacer de Los Manolos, parece que ahora el género catalán, con mayor serenidad y madurez, reaparece con la misión de ganarse el respecto y el reconocimiento que le toca. En menos de una semana, tres citas ineludibles pusieron a prueba el excelente estado de salud de la rumba catalana en todas sus facetas: la vieja, la de golpe salsero y la que se codea con lo mestizo.
Diez años de Fnac por rumba (viernes, 2 de noviembre). Después de salir por la puerta grande del Womex, Patriarcas de la Rumba volvieron a subirse a un escenario junto a Sabor de Gracia, La Troba Kung-Fú y La Simfónica de Gavà en el Fnac – Diagonal Mar para conmemorar los diez años de estos conocidos establecimientos en Barcelona. Un simple aperitivo de lo que al día siguiente se preparaba en la Fira Mediterrània de Manresa.
Manresa rumbera (sábado, 3 de noviembre). Bajo el nombre de Temps de caló, este año se realizó un esmeradísimo homenaje a la música romaní de Cataluña en el que la rumba catalana brilló con luz propia. Con un incomprensiblemente casi vacío Pavelló del Nou Congost, la noche fue una auténtica comunión de payos y gitanos, de veteranos y rumberos de última generación, de barrios y pueblos, alrededor de la reivindicación de la herencia gitana en un espectáculo de primer nivel dirigido por Josep Mas ‘Kitflus’ y con la dirección artística de Sicus Carbonell. Desde Ginesa Ortega hasta un soberbio garrotín interpretado por el Oncle Rafael o la reunión insólita del trío Chavos que llevaba dieciséis años sin subirse a un escenario. Y soportando tanta emoción, una banda infalible y compacta formada básicamente por Sabor de Gracia, capitaneada por el mencionado Sicus y con Peret Reyes y Johnny Tarradellas de Chipén. No faltó, por supuesto, el recuerdo a Gato Pérez, con la aparición de Manel Joseph de la mítica Orquestra Plateria, ni tampoco la sui generis pareja formada por Joan Garriga (La Troba Kung-Fú) y el swing rumbero del Tío Paló (Patriarcas de la Rumba) que explotó con un tremendo Me voy pa’ Cachimbamba. En definitiva, una propuesta rigurosa y fresca a la que le queda un largo camino por delante, con varios conciertos ya programados en Cataluña y Francia.
L’Auditori también tiene rumba (miércoles, 8 de noviembre). Jornada histórica la de aquel miércoles: por primera vez se escuchó rumba catalana en L’Auditori de Barcelona. Y es que Sabor de Gracia presentaba en sociedad su nueva criatura: La cançó amb rumba (K Industria Cultural). Un proyecto que sería impensable en aquellos inicios de los años setenta, cuando en lugares y ante públicos tan distintos Peret cantaba Borriquito como tú, mientras Lluís Llach escribía L’estaca. Pasadas más de tres décadas, Sicus Carbonell ha hecho posible algo inédito: recuperar catorce himnos de La Nova Cançó –algunos de ellos casi en el olvido–, darles un meneo a ritmo del ventilador y, sin perder su espíritu de origen, sacarlos a la luz con la alegría que caracteriza a la rumba catalana. Para ello ha contado con la colaboración de un montón de artistas que, a excepción de Pepe Ortega ‘Manzanita Jr’, no quisieron perderse una presentación tan especial. Con un rigor poco usual en un concierto rumbero, Sicus fue invitando al escenario a Monica Green, con quien interpretó una peculiar versión jazzístico-rumbera de L’home del carrer de Quico Pi de la Serra junto con el coro del Institut de Gospel Barcelona, a Joan Reig, de Els Pets, con el clásico Ningú no comprén ningú, a La Troba Kung-Fú con una versión exquisita de Qualsevol nit pot sortir el sol de Jaume Sisa, a los chicos de Gertrudis y al descubrimiento gitano-brasileño D’Angelo que, junto a Sicus y la magistral introducción al piano de Yumitus, nos erizó hasta la médula con una interpretación de A Margalida de Joan Isaac –el gran ausente en la reciente película Salvador de Manuel Huerga– que sonó a gloria como rumba íntima y sentida en boca de la pareja gitana. Pero, además, Sabor de Gracia recordó Rumbeta de Ramon Muntaner, la mítica Què volen aquesta gent de Maria del Mar Bonet y, cómo no, a Joan Manuel Serrat con un precioso popurrí de Paraules d´amor, Ara que tinc vint anys y Me’n vaig a peu. Una presentación pura y dura –sobre todo para aquéllos que aún piensan que la rumba catalana es coto privado de las fiestas mayores– de un disco trabajadísimo, intenso y absolutamente recomendable para viejos combatientes de La Nova Cançó y para jóvenes con curiosidad por el patrimonio cultural catalán más comprometido. // María José López Vilalta, ‘La Morocha’