Juan Diego y Jorge Pardo
Juan Diego y Jorge Pardo
Fiestas de la Vendimia 2009,
Jerez de la Frontera, Cadiz
6 de septiembre de 2009.
Concierto ante el frontispicio renacentista del Antiguo Cabildo Jerezano, donde los afortunados espectadores amantes del flamenco, tuvimos la oportunidad de disfrutar de una noche de embrujo en el que la luna llena se congració con todos, iluminó con su fulgor el metal de la flauta, el clarinete y la trompeta, así como las cuerdas de las guitarras, la percusión y como no, el jaleo y las palmas en una sublime fusión flamenca. Noche mágica como digo, en la que las voces rotas del “cantaó” fueron reemplazadas por la flauta y el clarinete de Jorge Pardo así como por los tristes sollozos de la trompeta de Enrique Rodríguez, venidos los dos allende de Despeñaperros a este Jerez en fiestas. Y de aquí, la cuna del flamenco, se aportó el rasgueado incomparable de la guitarra de Juan Diego, la percusión de El Chispa y como no podía ser de otra manera, las palmas y jaleo de Jerez. El público aquí, cuando bajan los duendes flamencos, hace que el escenario y él sean una misma cosa, se desborda todo y tan sólo existe espacio para la más pura esencia flamenca, que fluyó a chorros en esa noche templada de septiembre. Hubo “pá tó”; la alegría A mi mare Rosa levantó a los allí presentes, la seguirilla, los tangos, la zambra y como no, la fiesta por bulerías, que para eso estamos en Jerez, hizo que se arrancara El Bó que formaba parte del trío de palmeros y allí nos brindó su impronta gracia burlesca del Barrio de Santiago, cuna como se sabe de lo mejor del flamenco. En fin. Nos quedamos cortos de la magia a pesar del “bis” con que nos obsequiaron esos monstruos de un flamenco puro y novedoso, en el que la ortodoxia estuvo siempre presente. Don Antonio Chacón desde donde esté les diría: “Chavales, lo güeno lo haceis más güeno si cabe”. Salud y flamenco. // Juan José Peña Rodríguez.