Jorge Grundman

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Jorge Grundman
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God’s Sketches» «Play It Again», Non Profit Music, 2012

 

Hablar de Jorge Grundman (1961) inevitablemente lleva a referirnos a Non Profit Music, sello que él fundó hace unos años y cuyos beneficios van a parar en parte a la ONG Médicos Sin Fronteras. Que en el catálogo de dicha discográfica cuenten con tantos trabajos de Ara Malikian no es tampoco casualidad: Grundman ha compuesto numerosas obras especialmente para el violinista armenio –Tears Of Beauty (2006), Meeting With A Friend (2007), Mind (2009) o No Seasons (2009), entre otras, todas ellas publicadas por el sello que nos ocupa–. Pero el bagaje de Grundman viene de lejos. De hecho, los más memoriones podrán relacionar su nombre con el fenómeno de la “movida madrileña”, en tiempos de la Transición, como integrante de los grupos Fahrenheit 451 y Trópico de Cáncer, junto a Mario de Benito.

Este prolífico compositor madrileño coincide ahora en dos productos de la casa, God’s Sketches, del Brodsky Quartet, y Play It Again, del Trío Arbós. El primero reúne dos piezas extensas de Grundman, mientras que el segundo ya se extiende con varias de diversos autores: Kenji Bunch (1973), Marjan Mozetich (1948), Elena Katz-Chernin (1957), Paul Schoenfield (1947), Chick Corea (1941) y el propio Grundman.

Bellamente ilustrado por una especie de bestiario mágico, como los que se estilaban en el siglo XVIII, el libreto de God’s Sketches presenta varios seres fantásticos, híbridos entre animales, humanos y vegetales, como si fueran figurines de una ópera barroca alucinógena. Diseñado por Valentín Iglesias, el disco-libro en cuestión contiene el cuarteto que da título al conjunto, más el corto aderezo (apenas un cuarto de hora) de Surviving son’s a suicide. Aunque pueda llevar a pensar lo contrario, no se trata de una obra dramática o melancólica. Por el contrario, transmite calma y esperanza, como si los padres del ausente protagonista se hubieran reencontrado años después para rememorar con contenida emoción el tiempo pasado.

God’s Sketches, en cambio, se mueve por cauces menos clásicos que la precedente, a veces incluso por meandros melódicos de gusto minimalista –pero sin redundar en el abuso rítmico, como por ejemplo Glass o Nyman–. God’s Sketches, escrito para cuarteto de cuerda, soprano y percusión, está dedicado a los niños con minusvalías psíquicas que la sobreprotectora sociedad llama discapacitados, pero que el autor prefiere denominar como “los bocetos de Dios” por ser borrosamente creados a Su imagen y semejanza, dejándolos aún sin definir. El texto (cantado por Susana Cordón) cuenta una historia de amor entre un chico con síndrome de Down y una muchacha autista, viviendo sus sentimientos con independencia e indiferencia con respecto a la sociedad, descubriendo por su cuenta el sexo y la responsabilidad, y, con el orgullo redivivo, dándole la espalda a Dios como Él se la dio en el momento de nacer. Los sutiles detalles de marimbas y vibráfonos (a cargo de Jaime Fernández) añaden una onírica sonoridad a la maestría del Brodsky Quartet –en cuyo currículum se cuelan sus notables colaboraciones con artistas de todo rango, como Elvis Costello, Björk, Sting, Paul McCartney o Dave Brubeck, por citar unos pocos–, el cual, por cierto, estrena aquí nuevo violinista: Daniel Rowland, en sustitución de Andrew Haveron.

Este eclecticismo del Brodsky es también una característica del Trío Arbós. Aunque adoptaran el de Enrique Fernández-Arbós (1863-1939) para dar nombre al ensemble, sus repertorios no sólo se adscriben a la autoría de éste ni al clasicismo y el romanticismo españoles y europeos, sino también a las nuevas vanguardias y la música contemporánea, como prueba la selección de Play It Again. Grosso modo, la tónica del programa que nos proponen los músicos va de un tempo lento –Slow Dance– a uno más rápido –Addendum– de manera progresiva a medida que va sonando el disco.

La segunda pieza, Scales of joy and sorrow, compuesta por Mozetich, ya condensa en tres movimientos esa idea genérica: la estructura separa dos formas muy definidas (slow & fast) con un arabesque a modo de interludio o scherzo musical. La obra que abre el conjunto, acreditada a Kenji Bunch, no fluye por meandros minimalistas como la de Mozetich, sino que arranca de pasajes más clasicos e impresionistas para luego continuar por derivas más sentimentales, casi de tango de arrabal. Estos aires cinematográficos y ligeramente jazzísticos (que sugieren una escena de suspense detectivesco, aunque después se escurra por secuencias de flash-back amoroso) van a convertirse en una constante de todo el disco, lo que explica el título conjunto de Play It Again, parafraseando al Bogart de Casablanca (Michael Curtiz, 1942).

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Jorge GrundmanGrundman repite serenidad en A walk across adolescent, introduciendo ligeros toques jazzy y guiños a Piazzolla. Por su parte, la australiana –de orígenes uzbekos– Elena Katz-Chernin rinde homenaje a Haydn, y más en concreto al tercer movimiento de su Sinfonía nº 44, la “Fúnebre”. El título no es nada gratuito, pues el propio autor exigió que sonara durante su funeral. Katz-Chernin recompone su tema principal, recreándolo como una fantasía en la que priman los brillos antes que la oscuridad, y donde la tristeza no domina los otros sentidos. A ello sin duda contribuye la viva interpretación del Trío Arbós.

El Café Music de Paul Schoenfield es tal vez la aportación más flojita del repertorio. Se trata de un ragtime estructurado en forma de sonata (Allegro-Andante-Presto) que, en su primer movimiento, incita al oyente a mover el pie al compás, entre ligeras fugas contrapuntísticas que van desarrollándose a lo largo de toda la obra. Si bien en el segundo movimiento alcanza un comedido tono de blues, en el siguiente vuelve a la carga con una improvisación jazzística que se cierra con una efusiva tocata. El bis lo borda el Trío Arbós con un préstamo de las Children’s Songs (1984, ECM) de Chick Corea, aquí reescrito para violín, cello y piano. El propio título –Addendum– ya apunta que se trata de un añadido a este raro recital. Pero, como no podía ser menos de este laureado y multipremiado músico, fogueado en bandas tan míticas como Circle, Return To Forever y la de Miles Davis en sus tiempos lisérgicos, Addendum baraja todo tipo de géneros, desde el country hasta la rumba latina, pasando por el jazz y la música de cámara.

En definitiva, dos álbumes que combinan inteligencia, emoción y talento, de un atractivo repertorio al gusto de todos.  +info | Relacionados | Iván Sánchez-Moreno