Jimmy Bidaurreta
Jimmy Bidaurreta
"Cosmonaut camel"
Dantza Baltza / Gaztelupeko Hotsak, 2008
El ser director de la Gasteiz Big Band no le quita tiempo a esta eminencia de la música vasca. La gran baza con la que juega Jimmy Bidaurreta es su amplio eclecticismo. Bien sea como profesor de música en el Conservatorio Municipal de Donostia. Como integrante de propuestas tan diversas como Makala, Ortophonk y la Javi P3 Orkestra. O como inspirador y albacea de Dantza Baltza, la nueva etiqueta dedicada a la música dance y electrónica promovida a través de Gaztelupeko Hotsak. Cosmonaut Camel es una de sus piruetas más arriesgadas, para la que no cuenta con red que le salve de un supuesto traspiés. La portada con el astronauta, la pirámide y el camello ya anticipa un poco el curso que sigue esta excursión de etnotrónica. Un viaje granado de texturas orgánicas y beats a través, sobre todo, de las latitudes orientales. Su primer tema, Ethnitronic World juega al corta y pega con samplers en los que una voz femenina en italiano nos introduce en conversaciones callejeras con trasuntos propios de las cintas de Bollywood. Y todo ello salpicado con un funk inquieto como telón de fondo. En Shu-a-i confluyen la percusión de las tablas hindúes con un sitar y una voz con resuellos a lo Susheela Raman. Tribal Party suena a drum´n´bass con didjeridoo australiano de por medio. Mientras que en Radio Bazar las teclas remiten a un Magreb con trasfondo de flamenco-jazz. Las dos partes de Trip contrast suenan primeramente a chill-out empacado en una letanía con reminiscencias de Om Khalsoum; y luego a soul oriental regado de percusiones trotonas. Los efluvios de música de danza del vientre de Egyptian feet la situan como una pieza chill-out que podría entrar perfectamente en cualquier recopilatorio de Buddha Bar. Mientras que en Ion Quest, con aires de trip-hop lounge, se aleja unos miles de kilómetros al oeste para juguetear con labia latina en su revoltoso teclado. Jimmy Bidaurreta sale airoso de su paseo por la cuerda floja sobre las cambiantes dunas y profundos valles que conforman este peculiar periplo electrónico. Un disco con vocación de collage donde convergen downtempo y experimentación en su vertiente más lúdica. Ni que decir tiene que su eficiente maña le pone a la cabeza de esa liga en la que también juegan Frederic Galliano, Thievery Corporation o Gilles Peterson. // Miguel Angel Sánchez Gárate