Gilad Atzmon & The Orient House Ensemble.
Gilad Atzmon & The Orient House Ensemble
“Songs of the metropolis”, World Village 2013
Gilad Atzmon, por si no lo conoces, es un israelita, nacionalizado en Gran Bretaña, activista radical contra las acciones que el pueblo judío realiza sobre Palestina, escritor comprometido con el momento actual y sobre todo un compositor con una sensibilidad extraordinaria. Se plantea Atzmon en este maravilloso trabajo si ha llegado el momento en que todas las ciudades estén cortadas con el mismo patrón, o estamos todavía a tiempo de revisar que es lo que hace que cada sitio sea único e irrepetible, para ello escoge nueve ciudades y las llena de sensaciones, sigámosle el juego.
París, el piano de Frank Harrison te pasea por el Sena y el clarinete de Atzmon te llena de nostalgia, si también te gustó el Paris de Woody Allen, o mejor aún, el de Tavernier, estas en casa.
Tel Aviv, la batería de Eddie Hick marcando un compás muy férreo desde el principio, mensajes claros y contundentes. Atzmon va ganando su espacio para soñar, pero la harmonía es compleja, un tema que se rehace continuamente, en proceso.
Buenos Aires, un tema largo, mas de siete minutos, aun que puedo escuchar detalles de Piazzolla, creo que Atzmon va más lejos y rebusca entre la intelectualidad de tantos y tantos bonaerenses (algunos de ellos judíos) que han ido plasmando, sea en cine, libros, música o cómic, muchos de los pensamientos mas complejos del siglo XX.
Vienna, está claro que los primeros compases te acercan a la música clásica, como no. Pero de repente el piano, sin salirse de madre, inicia una nueva melodía, y facilita la llegada de la repostería, hum.
Manhattan, el bajo de Stavi Yaron y la batería de Eddie Hick nos hablan de ritmos, Atzmon de contrastes, lo novedoso, lo irreverente, todo aquello que significa libertad.
Scarborough, tradición, costumbres, música popular. Podrías pensar que está escribiendo una historia épica sobre condados y aldeas, pero el tema dura diez minutos, poco a poco el clarinete de Atzmon tira con fuerza del cuarteto y los intenta confundir, el piano de Harrison vuelve a amansar las aguas.
Moscow, tensión pianística, ritmos de desfiles caducos, tristeza y pasión. Gran trabajo del contrabajo de Yaron reflejando la mirada de una ciudad hermosa pero maltratada. Al final música para homenajear al ballet.
Somewhere in Italy, el cine de los grandes italianos entra en escena, luz, vinos blancos y la decadencia italiana, todo ensalzado por las notas del clarinete de Atzmon. Incluso la opera tiene cabida en el universo musical del clarinetista.
Para terminar el viaje, el cuarteto se ha convertido en una formación totalmente diferente, aparecen voces y en dos minutos nos muestran el cabaret de Berlin. + info | relacionados | Candido Querol