Ghost Number & The Tipsy Gypsies

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From dawn to dust, 2017

Tras este curioso nombre se esconde  un músico de Donosti que se hace llamar 413 (número fantasma) y ha reunido una formación acústica, violín, contrabajo, trompeta, guitarra, percusiones y él mismo a la voz y al banjo para acercarse con mucha convicción a la música que se podía escuchar en la américa profunda en la primera mitad del siglo XX. Es un disco que no te va a dejar indiferente, si disfrutas con el swing del Libro de la Selva y te siguen emocionando las voces profundas que no intentan sonar bonitas, este es tu disco. Empiezan con sonidos de la selva en esa Shady Lady que bebe de tan diferentes culturas que no te permite adjudicarles cubeta orientativa. El blues camina sin prisas te invita a entrar en sus dominios, unos coros refuerzan las percusiones de Iñaki González y la trompeta de Jon Ander Burgos suena polvorienta y sucia, pero el clarinete de Begoña Divar y el violín de Elena Arteagoitia suenan dulces como la miel hasta que el grito de 413 te advierte que las cosas en el Oeste no son fáciles. El segundo tema es Looking for gold, la alegría del buscador de oro se consigue con un ritmo que impone el banjo y una percusión metálica, vuelve la trompeta para que el swing gane protagonismo. Desert siren’s song, seguimos en tierras hostiles pero ahora con la complicidad de una sirena, la primera impresión huele a Tom Waits de Closing Time, buen trabajo del bajo de Iñaki López perfectamente coordinado con esa guitarra de Jokin “Zapa” Madinabeitia, (yo la escucho más cerca de Ribot que de Zappa, pero..) con esos coros gospelianos que tan bien le sientan, es un tema largo con espacio para que la trompeta pueda crear con la sección rítmica una música que te deje soñar. Something on the roads, folk tradicional americano que puede fusionarse con el de cualquier sitio, (sino que les pregunten a los Hermanos Cubero) una invitación a bailar que no deberías dejar pasar de largo, ya tengo ganas de escucharlos en directo. It’s over (au) siguen por el mismo camino, toda la banda lanzada en una especie de homenaje a Baloo y su idea de la felicidad, déjate llevar, tan sólo déjate, genial. Proud of all my sins, esa guitarra de nuevo suena a Marc Ribot, que placer, una entrada de voz que sigue recordando a Waits (que gusto, hacía tiempo que no desempolvaba los discos del viejo Tom). My first happy song, mister 413 con su banjo y su silbido introduce un tema que nos lleva más atrás, el tiempo en que los trovadores americanos podían explicar sus historias a la luz del fuego en una noche estrellada, me imagino la escena, atentos al violín de Elena Arteagoitia. Dark night stomp,  quizás la noche sea oscura, pero el alcohol ha colocado a los gitanos  y nadie los va a parar, los ritmos del este pueden conjugarse con los del oeste y que salga el sol por dónde quiera. Wendy, un tema para bailar, por supuesto si las damas llevan vestidos largos y los caballeros patillas más largas todavía el efecto será total. Tipsy Waltz ese vals que siempre ha atraído a los músicos que no saben decir que no a una copa, cercano a aquel Vals de Matilda (me da igual la versión que escojas) Alone, atentos a esta delicia, un compás pétreo que parece que no va a dar apenas juego, como si el bueno de Nick Cave se acabase de despertar de una siesta y poco a poco te echa encima toda una historia terrible, que te deja con ganas de repetirlo, una maravilla, de nuevo la fusión balcánica da mucho juego. Para cerrar un pequeño detalle de 1 minuto, From dawn to dust, un instrumental en el que no se resuelve la tensión y te obliga a volver a empezar. Un gran trabajo, no te lo pierdas, están de gira, échale un vistazo en su web por si pasan por tu ciudad. En Barcelona estarán el 14 de julio, acompañados de otra banda que me ha sorprendido también gratamente Casa das Feras  + info

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